Un joven abogado californiano desvela lo que tantos intuían al visionar series como 'Friends' o 'Enredos de Familia'
Epi y Blas tienen un plan: Hollywood confiesa que su mensaje de izquierdas es premeditado
La boda de las lesbianas de 'Friends' fue, según su creadora, una forma de decir a la derecha: "Que os jodan"
José Antonio Fúster, 15 de junio de 2011 a las 12:21
Propaganda en horario central o la verdadera historia de cómo la izquierda se hizo con el poder de tu televisor'. Ese es el título de uno de los libros más polémicos a la venta hoy en los Estados Unidos. En él, un joven abogado californiano ha conseguido que Hollywood reconozca lo que tantos ya intuíamos al ver las series de televisión, desde M.A.S.H. hasta 'Barrio Sésamo' y desde 'Enredos de familia' hasta 'Modern Family': que la televisión y el cine son fábricas de sueños sesgados.
Entre los trucos de los izquierdistas hollywoodienses, uno de sus favoritos es el de presentar siempre a uno de los personajes principales como un derechista, el principal receptor de las burlas y el que recibe hermosas lecciones de talante y comprensión progresista al final de cada capítulo.
Unos ejemplos básicos que podrían conocer los españoles serían Michael J. Fox en su papel de Alex P. Keaton en 'Enredos de familia' o Carlton Banks (Alfonso Ribeiro) en 'El príncipe de Bel Air' o los comandantes Burns y Winchester de la serie 'M.A.S.H.' Sobre esta serie, sus productores aseguraron a Ben Shapiro -el autor del libro- y a su gorra de Harvard que en todos los capítulos trataron de hacer llegar a los americanos la idea de que la guerra de Vietnam era una perversión. Ambientar la serie en la guerra de Corea sólo fue una estratagema para evitar las acusaciones directas.
EL SEÑOR BURNS, REPUBLICANO
Sin embargo, a veces el efecto pretendido es el contrario al que se consigue. Los ejemplos anteriores, junto con otros también muy conocidos del público español como el malvado señor Burns y el cristianito Ned Flanders ('Los Simpson'), nacidos para mostrar la codicia y el puritanismo de las mentes republicanas estadounidenses, tienden a dominar la pantalla con el paso de los episodios. Según Shapiro, la mayoría de los productores de Hollywood reconocían que el público terminaba jaleando a los personajes ‘republicanos' que habían nacido para ser caricaturas risibles o paradigmas del fascismo. Es el ejemplo de Jack Bauer, de '24', o el Jack Donaghy de 'Rockefeller Plaza'.
Según Shapiro, otro de los ejemplos (más controvertidos) fue la demostración de que el sesgo izquierdista de 'Barrio Sésamo' había llegado demasiado lejos en ciertas ocasiones, como cuando los guiones de la serie fueron cambiados tras los ataques del 11 de septiembre para transmitir el mensaje de que todos los conflictos pueden resolverse por vías pacíficas.
Shapiro también demuestra cómo con el paso del tiempo, los personajes de Barrio Sésamo ya no se ocupan tanto del principal motor de la serie, la autoestima como individuo, como de la autoestima por pertenencia a una raza o a una clase social.
Es evidente, según Shapiro, que no hay ideología en cantar la canción del cinco, pero sí en negar el desarrollo de la crítica en los niños al transmitirles la idea de que todas las culturas son iguales y de que "aceptar a cada ser humano, con independencia absoluta de lo que sea o de su comportamiento es el epítome de la bondad". De esa manera, lo que en apariencia es inocuo, acaba convertido en ideología y es entonces cuando escritores como Shapiro se plantean si Epi y Blas tienen un plan...
Y es entonces cuando la izquierda asegura que la Fox (la única cadena nacional de todo el espectro televisivo estadounidense que se ha hecho eco del libro de Shapiro) es el paradigma del fascismo.
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