@José Mendiola - 20/02/2010
Un algoritmo de búsqueda. Ahí empezó todo. Al igual que sucedió con Coca-Cola, en Google el éxito se resume en una fórmula secreta que cambió la baraja con que se jugaba en el mundo de los buscadores. Cuesta creerlo, pero no hace mucho tiempo eran otros los motores de búsqueda que lideraban la red. Pero Google conservaba su secreto y en torno a él ha crecido un imperio que todo el mundo observa ahora con recelo.
Tras revolucionar el mercado de los buscadores, la empresa fundada por Sergey Brin y Larry Page hizo suya la máxima de que para triunfar era necesario crecer e innovar de forma permanente, hasta el punto que esta innovación fue institucionalizada por la empresa: todo trabajador puede dedicar un 20% de su tiempo remunerado a innovar en aquello que considere más oportuno. Muchos proyectos habrán caído en saco roto, pero otros son considerados como viables y consolidados como productos. Al amparo de esta atmósfera de innovación y creatividad constante han nacido productos como GMail o Google Maps, expandiendo la empresa hacia nuevos nichos de mercado alejados del buscador.
Google blandió pronto la antorcha de ser la empresa amiga del usuario: rechazó de plano la idea de tener que pagar por los servicios y criticó amargamente la filosofía de Microsoft de intentar rentabilizar hasta el último céntimo invertido. Esta filosofía se transformó pronto en eslogan y la compañía acuñó el mensaje que con posterioridad se hizo famoso: Don't be evil (no seas malvado), en clara alusión a las ansias recaudatorias de sus competidores o, para no andarnos por las ramas, de Microsoft.
Sin embargo, muchos ven ahora que este mensaje se está quedando vacío de contenido ante la magnitud y las dimensiones que está cobrando la corporación californiana. No hay mercado al que renuncie y rompe las reglas del juego con un modelo de negocio imbatible: todo gratis para el usuario y para siempre, a cambio, eso sí, de ser propietaria de sus datos e información.
A por las telecos
Hace un par de años a muchos le hubiera costado imaginar que Google pretendería introducirse en el mercado de la telefonía móvil. Desde hace poco cuenta con Android, uno de los sistemas operativos con mayor proyección del espectro (ha duplicado su cuota de mercado en Estados Unidos en apenas unos meses); y no contentos con eso, dispone ya de su propio móvil, el Nexus One, que está abriéndose camino con fuerza en el mercado de la telefonía. Pero no acaban ahí las ambiciones del coloso: la voracidad de Google parece no conocer límites y se atreve con todo.
Su última maniobra ha puesto en jaque a las empresas de telecomunicación : quieren cerrar el círculo de Internet y proveer de acceso a la web mediante fibra, y no crean que cualquier tipo de conexión: pretenden ofrecer una velocidad 100 veces superior a la disponible actualmente en Estados Unidos. Sin embargo, no es la velocidad lo que más preocupa a las telecos: el gigante norteamericano pretende ofrecer el servicio a precio google, que en el mejor de los casos, será tan competitivo que acabará por romper el mercado. Y no será por muescas en la culata: TomTom y Garmin, los hasta ahora principales proveedores de sistemas de navegación, conocen muy bien lo que es vivir en propia carne el definitivo zarpazo del gigante, que puso de la noche a la mañana, precio cero a todos sus productos.
¿Cuál es el límite de Google? ¿Deben intervenir las autoridades europeas para poner coto a actitudes monopolísticas tal y como sugiere Vittorio Colao -CEO de Vodafone-? El primero en mover ficha en todo este guirigay ha sido el propio aludido, quien en boca de su CEO Eric Shmidt, y precisamente en Barcelona, ha tratado de esquivar el golpe eludiendo las preguntas que versaban sobre este asunto y centrándonse en el mercado de la telefonía móvil, que es el que parece que más preocupa a la corporación en estos momentos.
Google crece, y cuenta en sus servidores con cada vez más datos de sus fieles usuarios, y es que la información ha pasado a ser el mayor activo de la compañía. Hasta ahora, los escépticos y los que dudaban de las políticas de privacidad optaban por no abrir una cuenta en GMail o por no realizar búsquedas en Google, pero las alternativas van retrocediendo a medida que crece la cuota de mercado de los de Mountain View.
domingo, 21 de febrero de 2010
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