Martes, 28 de diciembre de 2010
560 euros cuesta hacerse con un cerdo ibérico vivo antes de la matanza: dos años después se reciben los jamones ya curados
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Una empresa familiar dedicada a la crianza de ganado ovino, porcino y vacuno ofrece un peculiar servicio a sus clientes: la posibilidad de adquirir por 560 euros un cochino de pura raza ibérica, alimentado y criado en la Finca de las Hazas, situada en el centro del Valle de los Pedroches, en Córdoba.
El Confidencial Digital se ha puesto en contacto con la empresa en cuestión, Las Hazas, para conocer el funcionamiento de este proyecto. Estos son los pasos a seguir para adquirir un ejemplar ibérico:
-- El interesado contacta con la empresa, que le reserva un cochino en la matanza que se realiza anualmente en febrero, coincidiendo con la caída de la bellota, conocida como la ‘montera’ los expertos.
-- Esa misma semana se le hace entrega al cliente de las partes nobles del animal en fresco, en las que se incluyen: dos plumas ibéricas, dos solomillos, dos aletas, dos plumas y dos secretos.
-- En junio, se procede a enviar los lomos del cerdo, ya sea en fresco o en curado. Desde la empresa afirman que entre el 75 y 80 por ciento de los clientes opta por curar esta parte.
-- En el último paquete se incluyen las paletillas, queson curadas en los primeros 14 meses, mientras que los jamones se tratan durante los 24 meses posteriores a la matanza, dejando un año de margen para poder consumirlos.
Los encargados de Las Hazas consultados explican que esta iniciativa lleva ofreciéndose desde hace siete u ocho años. Estiman que el número de consumidores que actualmente tienen contratados este servicio es de 240 o 250, y que, dentro de éstos, alrededor de 20 clientes tienen reservados más de un cerdo. “El incremento es lento pero constante”, declaran a este confidencial.
Aseguran que la demanda se ha incrementado por medio del boca a boca, ya que apenas invierten en publicidad, y que sus productos no están destinados exclusivamente a personas con renta alta.
Acceda a al portal de Las Hazas pinchando aquí.
martes, 28 de diciembre de 2010
viernes, 24 de diciembre de 2010
Nueva normativa que eleva las provisiones hasta el 30%
BANCO DE ESPAÑA | Nueva normativa que eleva las provisiones hasta el 30%
La banca, forzada a rebajar más sus pisos para desenladrillarse
Primera página de la Circular del Banco de España enviada a las entidades financieras.
Ante la presión del regulador bancario, los expertos prevén nuevos descuentos
'El margen de ajuste para estos activos inmobiliarios es aún del 20% o el 25%'
'Los pisos embargados son una patata caliente para las entidades financieras'
'Banca debe asumir pérdidas ahora ya que se expone a perder más en el futuro'
Jorge Salido Cobo | Madrid
Actualizado viernes 24/12/2010 08:02 horas
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Vender o atenerse a las consecuencias. El Banco de España (BE) envió una circular el pasado verano a las entidades financieras animándoles a limpiar sus balances de resultados, demasiado enfangados por la presencia de activos inmobiliarios "potencialmente problemáticos", 181.000 millones de euros, según el regulador. Este organismo presiona a bancos y cajas para que se desprendan de sus pisos embargados en un plazo inferior a 24 meses.
De lo contrario, tendrán que provisionar hasta el 30% del valor de adjudicación de las viviendas. Ante este ultimátum, los expertos vaticinan que la banca, la gran inmobiliaria de la crisis, deberá asumir pérdidas ajustando aún mucho más a la baja los precios de sus casas en 2011.
La nueva normativa del BE, emitida en la Circular 3/2010 de 29 de junio y en vigor desde el 30 de septiembre, castiga a las entidades financieras que mantengan viviendas en sus carteras. Éstas deberán provisionar �inmovilizar grandes cantidades económicas en forma de garantía como cobertura del riesgo de los créditos� por los pisos ejecutados desde un 10% a un 30% respecto a su valor de adjudicación dependiendo del tiempo que lleven en su poder.
Hasta ahora eran los propios bancos y cajas los que se imponían las provisiones a sí mismos pensando en sus auditorias
Si se trata de viviendas embargadas desde hace menos de 12 meses, un 10%; entre 12 y 24 meses, un 20%; y más de 24 meses, un 30%. Hasta ahora, el BE no exigía directa ni oficialmente estas duras provisiones y los plazos oscilaban entre los 24 y los 72 meses. Más bien, eran los propios bancos y cajas los que se las imponían a sí mismos pensando en sus auditorias y en arrojar resultados más saneados.
Recientemente, el subgobernador del banco regulador, Javier Ariztegui, ha justificado este ultimátum afirmando que la adquisición de inmuebles por parte de la banca como pago de deudas "no puede derivar en que los activos inmobiliarios se encajen en los balances de forma indefinida". Ariztegui ha señalado que con la nueva norma se persigue "la supervisión detallada de estas operaciones" y que "los activos estén valorados a precios próximos al mercado, quedando disponibles para ser enajenados a la mejor oportunidad".
Al margen de la lectura oficial de la nueva orden del BE, los expertos la interpretan como un mensaje claro: la banca debe ajustar lo máximo posible el valor de sus viviendas y venderlas en el menor plazo posible si no quieren pagar una sustanciosa multa. "Las casas embargadas se han convertido en una patata caliente para los bancos, que están preparando a sus equipos para vender en los próximos meses todos los activos inmobiliarios que puedan. En el caso contrario, verán peligrar sus cuentas de resultados", afirma Miguel Córdoba, profesor de Economía Financiera de la Universidad CEU-San Pablo.
Banco Santander y BBVA ya han cargado en sus balances en materia de provisiones 472 y 198 millones, respectivamente
Ejemplos de esta delicada situación son Banco Santander y BBVA, que han tenido que cargar en sus balances en materia de provisiones 472 y 198 millones, respectivamente, por el impacto de la aplicación de la nueva normativa.
Según Córdoba, el objetivo del BE "presionando vía resultados" está más que claro: "El 'desenladrillamiento' de los bancos y cajas". Para lograr esta meta, en su opinión, el camino más rápido seguirá siendo la rebaja de precios: "La burbuja aún no se ha desinflado y tendrá que hacerlo otro 15% o 20%, en general, y hasta un 30% en la costa".
Manuel Romera, director del Sector Financiero del IE School, va más lejos aún: "Las entidades financieras deben asumir pérdidas ahora para dar salida a sus activos con un ajuste de precios aún bastante pronunciado [al menos, otro 30%], ya que se exponen a perder más en el futuro". "Tienen que darles salida de manera rápida", asegura.
Ejercicio de prudencia
'Los países anglosajones hicieron este ejercicio de transparencia y ello implicó la quiebra de muchas entidades'
Este economista ve en la actitud del BE un ejercicio de prudencia y transparencia que busca evitar males mayores a corto y medio plazo. "De aquí en adelante valorarán mejor los riesgos y tendrán más cuidado a la hora de conceder hipotecas a interés variable y plazos extremadamente largos", prevé. "La medida era necesaria, aunque un poco tardía", apunta Ignacio Jiménez de Laiglesia, experto de negociación y estrategia inmobiliaria. "Los países anglosajones ya hicieron este ejercicio de transparencia hace dos años y ello implicó la quiebra de muchas entidades en EEUU y Gran Bretaña. Sin embargo, hoy cuentan con más credibilidad. Aquí no se quiso hacer lo mismo por cálculos políticos", explica.
Jiménez de Laiglesia interpreta la circular como una "nueva vuelta de tuerca que hará que las entidades de crédito se empleen más y mejor para quitarse de encima sus inmuebles". "La urgencia por vender les obligará a campañas más agresivas en precios, ya que en financiación ya no tienen margen para reducir los pagos. Para cualquier banco o caja es mejor vender con la rebaja de la provisión y recuperar la liquidez para volver a prestar", aclara. En este sentido, adelanta que "los pisos seguirán bajando" y que el margen para estas bajadas es aún "del 20% o 25%".
'El objetivo del BE con la circular es poner en precio los inmuebles'
Esta visión es incluso compartida por los propios implicados. SU VIVIENDA ha hablado con un analista de una entidad financiera. "El objetivo del BE con esta circular es poner en precio los inmuebles, que se han depreciado ya y se depreciarán aún más. La norma es todo un incentivo para acelerar las ventas y el ajuste del mercado inmobiliario. Tener que provisionar el 30% obliga a no esperar y asumir una pérdida lo antes posible", apunta esta fuente.
La banca, forzada a rebajar más sus pisos para desenladrillarse
Primera página de la Circular del Banco de España enviada a las entidades financieras.
Ante la presión del regulador bancario, los expertos prevén nuevos descuentos
'El margen de ajuste para estos activos inmobiliarios es aún del 20% o el 25%'
'Los pisos embargados son una patata caliente para las entidades financieras'
'Banca debe asumir pérdidas ahora ya que se expone a perder más en el futuro'
Jorge Salido Cobo | Madrid
Actualizado viernes 24/12/2010 08:02 horas
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Vender o atenerse a las consecuencias. El Banco de España (BE) envió una circular el pasado verano a las entidades financieras animándoles a limpiar sus balances de resultados, demasiado enfangados por la presencia de activos inmobiliarios "potencialmente problemáticos", 181.000 millones de euros, según el regulador. Este organismo presiona a bancos y cajas para que se desprendan de sus pisos embargados en un plazo inferior a 24 meses.
De lo contrario, tendrán que provisionar hasta el 30% del valor de adjudicación de las viviendas. Ante este ultimátum, los expertos vaticinan que la banca, la gran inmobiliaria de la crisis, deberá asumir pérdidas ajustando aún mucho más a la baja los precios de sus casas en 2011.
La nueva normativa del BE, emitida en la Circular 3/2010 de 29 de junio y en vigor desde el 30 de septiembre, castiga a las entidades financieras que mantengan viviendas en sus carteras. Éstas deberán provisionar �inmovilizar grandes cantidades económicas en forma de garantía como cobertura del riesgo de los créditos� por los pisos ejecutados desde un 10% a un 30% respecto a su valor de adjudicación dependiendo del tiempo que lleven en su poder.
Hasta ahora eran los propios bancos y cajas los que se imponían las provisiones a sí mismos pensando en sus auditorias
Si se trata de viviendas embargadas desde hace menos de 12 meses, un 10%; entre 12 y 24 meses, un 20%; y más de 24 meses, un 30%. Hasta ahora, el BE no exigía directa ni oficialmente estas duras provisiones y los plazos oscilaban entre los 24 y los 72 meses. Más bien, eran los propios bancos y cajas los que se las imponían a sí mismos pensando en sus auditorias y en arrojar resultados más saneados.
Recientemente, el subgobernador del banco regulador, Javier Ariztegui, ha justificado este ultimátum afirmando que la adquisición de inmuebles por parte de la banca como pago de deudas "no puede derivar en que los activos inmobiliarios se encajen en los balances de forma indefinida". Ariztegui ha señalado que con la nueva norma se persigue "la supervisión detallada de estas operaciones" y que "los activos estén valorados a precios próximos al mercado, quedando disponibles para ser enajenados a la mejor oportunidad".
Al margen de la lectura oficial de la nueva orden del BE, los expertos la interpretan como un mensaje claro: la banca debe ajustar lo máximo posible el valor de sus viviendas y venderlas en el menor plazo posible si no quieren pagar una sustanciosa multa. "Las casas embargadas se han convertido en una patata caliente para los bancos, que están preparando a sus equipos para vender en los próximos meses todos los activos inmobiliarios que puedan. En el caso contrario, verán peligrar sus cuentas de resultados", afirma Miguel Córdoba, profesor de Economía Financiera de la Universidad CEU-San Pablo.
Banco Santander y BBVA ya han cargado en sus balances en materia de provisiones 472 y 198 millones, respectivamente
Ejemplos de esta delicada situación son Banco Santander y BBVA, que han tenido que cargar en sus balances en materia de provisiones 472 y 198 millones, respectivamente, por el impacto de la aplicación de la nueva normativa.
Según Córdoba, el objetivo del BE "presionando vía resultados" está más que claro: "El 'desenladrillamiento' de los bancos y cajas". Para lograr esta meta, en su opinión, el camino más rápido seguirá siendo la rebaja de precios: "La burbuja aún no se ha desinflado y tendrá que hacerlo otro 15% o 20%, en general, y hasta un 30% en la costa".
Manuel Romera, director del Sector Financiero del IE School, va más lejos aún: "Las entidades financieras deben asumir pérdidas ahora para dar salida a sus activos con un ajuste de precios aún bastante pronunciado [al menos, otro 30%], ya que se exponen a perder más en el futuro". "Tienen que darles salida de manera rápida", asegura.
Ejercicio de prudencia
'Los países anglosajones hicieron este ejercicio de transparencia y ello implicó la quiebra de muchas entidades'
Este economista ve en la actitud del BE un ejercicio de prudencia y transparencia que busca evitar males mayores a corto y medio plazo. "De aquí en adelante valorarán mejor los riesgos y tendrán más cuidado a la hora de conceder hipotecas a interés variable y plazos extremadamente largos", prevé. "La medida era necesaria, aunque un poco tardía", apunta Ignacio Jiménez de Laiglesia, experto de negociación y estrategia inmobiliaria. "Los países anglosajones ya hicieron este ejercicio de transparencia hace dos años y ello implicó la quiebra de muchas entidades en EEUU y Gran Bretaña. Sin embargo, hoy cuentan con más credibilidad. Aquí no se quiso hacer lo mismo por cálculos políticos", explica.
Jiménez de Laiglesia interpreta la circular como una "nueva vuelta de tuerca que hará que las entidades de crédito se empleen más y mejor para quitarse de encima sus inmuebles". "La urgencia por vender les obligará a campañas más agresivas en precios, ya que en financiación ya no tienen margen para reducir los pagos. Para cualquier banco o caja es mejor vender con la rebaja de la provisión y recuperar la liquidez para volver a prestar", aclara. En este sentido, adelanta que "los pisos seguirán bajando" y que el margen para estas bajadas es aún "del 20% o 25%".
'El objetivo del BE con la circular es poner en precio los inmuebles'
Esta visión es incluso compartida por los propios implicados. SU VIVIENDA ha hablado con un analista de una entidad financiera. "El objetivo del BE con esta circular es poner en precio los inmuebles, que se han depreciado ya y se depreciarán aún más. La norma es todo un incentivo para acelerar las ventas y el ajuste del mercado inmobiliario. Tener que provisionar el 30% obliga a no esperar y asumir una pérdida lo antes posible", apunta esta fuente.
La banca, forzada a rebajar más sus pisos para desenladrillarse
BANCO DE ESPAÑA | Nueva normativa que eleva las provisiones hasta el 30%
La banca, forzada a rebajar más sus pisos para desenladrillarse
Primera página de la Circular del Banco de España enviada a las entidades financieras.
Ante la presión del regulador bancario, los expertos prevén nuevos descuentos
'El margen de ajuste para estos activos inmobiliarios es aún del 20% o el 25%'
'Los pisos embargados son una patata caliente para las entidades financieras'
'Banca debe asumir pérdidas ahora ya que se expone a perder más en el futuro'
Jorge Salido Cobo | Madrid
Actualizado viernes 24/12/2010 08:02 horas
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Vender o atenerse a las consecuencias. El Banco de España (BE) envió una circular el pasado verano a las entidades financieras animándoles a limpiar sus balances de resultados, demasiado enfangados por la presencia de activos inmobiliarios "potencialmente problemáticos", 181.000 millones de euros, según el regulador. Este organismo presiona a bancos y cajas para que se desprendan de sus pisos embargados en un plazo inferior a 24 meses.
De lo contrario, tendrán que provisionar hasta el 30% del valor de adjudicación de las viviendas. Ante este ultimátum, los expertos vaticinan que la banca, la gran inmobiliaria de la crisis, deberá asumir pérdidas ajustando aún mucho más a la baja los precios de sus casas en 2011.
La nueva normativa del BE, emitida en la Circular 3/2010 de 29 de junio y en vigor desde el 30 de septiembre, castiga a las entidades financieras que mantengan viviendas en sus carteras. Éstas deberán provisionar �inmovilizar grandes cantidades económicas en forma de garantía como cobertura del riesgo de los créditos� por los pisos ejecutados desde un 10% a un 30% respecto a su valor de adjudicación dependiendo del tiempo que lleven en su poder.
Hasta ahora eran los propios bancos y cajas los que se imponían las provisiones a sí mismos pensando en sus auditorias
Si se trata de viviendas embargadas desde hace menos de 12 meses, un 10%; entre 12 y 24 meses, un 20%; y más de 24 meses, un 30%. Hasta ahora, el BE no exigía directa ni oficialmente estas duras provisiones y los plazos oscilaban entre los 24 y los 72 meses. Más bien, eran los propios bancos y cajas los que se las imponían a sí mismos pensando en sus auditorias y en arrojar resultados más saneados.
Recientemente, el subgobernador del banco regulador, Javier Ariztegui, ha justificado este ultimátum afirmando que la adquisición de inmuebles por parte de la banca como pago de deudas "no puede derivar en que los activos inmobiliarios se encajen en los balances de forma indefinida". Ariztegui ha señalado que con la nueva norma se persigue "la supervisión detallada de estas operaciones" y que "los activos estén valorados a precios próximos al mercado, quedando disponibles para ser enajenados a la mejor oportunidad".
Al margen de la lectura oficial de la nueva orden del BE, los expertos la interpretan como un mensaje claro: la banca debe ajustar lo máximo posible el valor de sus viviendas y venderlas en el menor plazo posible si no quieren pagar una sustanciosa multa. "Las casas embargadas se han convertido en una patata caliente para los bancos, que están preparando a sus equipos para vender en los próximos meses todos los activos inmobiliarios que puedan. En el caso contrario, verán peligrar sus cuentas de resultados", afirma Miguel Córdoba, profesor de Economía Financiera de la Universidad CEU-San Pablo.
Banco Santander y BBVA ya han cargado en sus balances en materia de provisiones 472 y 198 millones, respectivamente
Ejemplos de esta delicada situación son Banco Santander y BBVA, que han tenido que cargar en sus balances en materia de provisiones 472 y 198 millones, respectivamente, por el impacto de la aplicación de la nueva normativa.
Según Córdoba, el objetivo del BE "presionando vía resultados" está más que claro: "El 'desenladrillamiento' de los bancos y cajas". Para lograr esta meta, en su opinión, el camino más rápido seguirá siendo la rebaja de precios: "La burbuja aún no se ha desinflado y tendrá que hacerlo otro 15% o 20%, en general, y hasta un 30% en la costa".
Manuel Romera, director del Sector Financiero del IE School, va más lejos aún: "Las entidades financieras deben asumir pérdidas ahora para dar salida a sus activos con un ajuste de precios aún bastante pronunciado [al menos, otro 30%], ya que se exponen a perder más en el futuro". "Tienen que darles salida de manera rápida", asegura.
Ejercicio de prudencia
'Los países anglosajones hicieron este ejercicio de transparencia y ello implicó la quiebra de muchas entidades'
Este economista ve en la actitud del BE un ejercicio de prudencia y transparencia que busca evitar males mayores a corto y medio plazo. "De aquí en adelante valorarán mejor los riesgos y tendrán más cuidado a la hora de conceder hipotecas a interés variable y plazos extremadamente largos", prevé. "La medida era necesaria, aunque un poco tardía", apunta Ignacio Jiménez de Laiglesia, experto de negociación y estrategia inmobiliaria. "Los países anglosajones ya hicieron este ejercicio de transparencia hace dos años y ello implicó la quiebra de muchas entidades en EEUU y Gran Bretaña. Sin embargo, hoy cuentan con más credibilidad. Aquí no se quiso hacer lo mismo por cálculos políticos", explica.
Jiménez de Laiglesia interpreta la circular como una "nueva vuelta de tuerca que hará que las entidades de crédito se empleen más y mejor para quitarse de encima sus inmuebles". "La urgencia por vender les obligará a campañas más agresivas en precios, ya que en financiación ya no tienen margen para reducir los pagos. Para cualquier banco o caja es mejor vender con la rebaja de la provisión y recuperar la liquidez para volver a prestar", aclara. En este sentido, adelanta que "los pisos seguirán bajando" y que el margen para estas bajadas es aún "del 20% o 25%".
'El objetivo del BE con la circular es poner en precio los inmuebles'
Esta visión es incluso compartida por los propios implicados. SU VIVIENDA ha hablado con un analista de una entidad financiera. "El objetivo del BE con esta circular es poner en precio los inmuebles, que se han depreciado ya y se depreciarán aún más. La norma es todo un incentivo para acelerar las ventas y el ajuste del mercado inmobiliario. Tener que provisionar el 30% obliga a no esperar y asumir una pérdida lo antes posible", apunta esta fuente.
La banca, forzada a rebajar más sus pisos para desenladrillarse
Primera página de la Circular del Banco de España enviada a las entidades financieras.
Ante la presión del regulador bancario, los expertos prevén nuevos descuentos
'El margen de ajuste para estos activos inmobiliarios es aún del 20% o el 25%'
'Los pisos embargados son una patata caliente para las entidades financieras'
'Banca debe asumir pérdidas ahora ya que se expone a perder más en el futuro'
Jorge Salido Cobo | Madrid
Actualizado viernes 24/12/2010 08:02 horas
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Vender o atenerse a las consecuencias. El Banco de España (BE) envió una circular el pasado verano a las entidades financieras animándoles a limpiar sus balances de resultados, demasiado enfangados por la presencia de activos inmobiliarios "potencialmente problemáticos", 181.000 millones de euros, según el regulador. Este organismo presiona a bancos y cajas para que se desprendan de sus pisos embargados en un plazo inferior a 24 meses.
De lo contrario, tendrán que provisionar hasta el 30% del valor de adjudicación de las viviendas. Ante este ultimátum, los expertos vaticinan que la banca, la gran inmobiliaria de la crisis, deberá asumir pérdidas ajustando aún mucho más a la baja los precios de sus casas en 2011.
La nueva normativa del BE, emitida en la Circular 3/2010 de 29 de junio y en vigor desde el 30 de septiembre, castiga a las entidades financieras que mantengan viviendas en sus carteras. Éstas deberán provisionar �inmovilizar grandes cantidades económicas en forma de garantía como cobertura del riesgo de los créditos� por los pisos ejecutados desde un 10% a un 30% respecto a su valor de adjudicación dependiendo del tiempo que lleven en su poder.
Hasta ahora eran los propios bancos y cajas los que se imponían las provisiones a sí mismos pensando en sus auditorias
Si se trata de viviendas embargadas desde hace menos de 12 meses, un 10%; entre 12 y 24 meses, un 20%; y más de 24 meses, un 30%. Hasta ahora, el BE no exigía directa ni oficialmente estas duras provisiones y los plazos oscilaban entre los 24 y los 72 meses. Más bien, eran los propios bancos y cajas los que se las imponían a sí mismos pensando en sus auditorias y en arrojar resultados más saneados.
Recientemente, el subgobernador del banco regulador, Javier Ariztegui, ha justificado este ultimátum afirmando que la adquisición de inmuebles por parte de la banca como pago de deudas "no puede derivar en que los activos inmobiliarios se encajen en los balances de forma indefinida". Ariztegui ha señalado que con la nueva norma se persigue "la supervisión detallada de estas operaciones" y que "los activos estén valorados a precios próximos al mercado, quedando disponibles para ser enajenados a la mejor oportunidad".
Al margen de la lectura oficial de la nueva orden del BE, los expertos la interpretan como un mensaje claro: la banca debe ajustar lo máximo posible el valor de sus viviendas y venderlas en el menor plazo posible si no quieren pagar una sustanciosa multa. "Las casas embargadas se han convertido en una patata caliente para los bancos, que están preparando a sus equipos para vender en los próximos meses todos los activos inmobiliarios que puedan. En el caso contrario, verán peligrar sus cuentas de resultados", afirma Miguel Córdoba, profesor de Economía Financiera de la Universidad CEU-San Pablo.
Banco Santander y BBVA ya han cargado en sus balances en materia de provisiones 472 y 198 millones, respectivamente
Ejemplos de esta delicada situación son Banco Santander y BBVA, que han tenido que cargar en sus balances en materia de provisiones 472 y 198 millones, respectivamente, por el impacto de la aplicación de la nueva normativa.
Según Córdoba, el objetivo del BE "presionando vía resultados" está más que claro: "El 'desenladrillamiento' de los bancos y cajas". Para lograr esta meta, en su opinión, el camino más rápido seguirá siendo la rebaja de precios: "La burbuja aún no se ha desinflado y tendrá que hacerlo otro 15% o 20%, en general, y hasta un 30% en la costa".
Manuel Romera, director del Sector Financiero del IE School, va más lejos aún: "Las entidades financieras deben asumir pérdidas ahora para dar salida a sus activos con un ajuste de precios aún bastante pronunciado [al menos, otro 30%], ya que se exponen a perder más en el futuro". "Tienen que darles salida de manera rápida", asegura.
Ejercicio de prudencia
'Los países anglosajones hicieron este ejercicio de transparencia y ello implicó la quiebra de muchas entidades'
Este economista ve en la actitud del BE un ejercicio de prudencia y transparencia que busca evitar males mayores a corto y medio plazo. "De aquí en adelante valorarán mejor los riesgos y tendrán más cuidado a la hora de conceder hipotecas a interés variable y plazos extremadamente largos", prevé. "La medida era necesaria, aunque un poco tardía", apunta Ignacio Jiménez de Laiglesia, experto de negociación y estrategia inmobiliaria. "Los países anglosajones ya hicieron este ejercicio de transparencia hace dos años y ello implicó la quiebra de muchas entidades en EEUU y Gran Bretaña. Sin embargo, hoy cuentan con más credibilidad. Aquí no se quiso hacer lo mismo por cálculos políticos", explica.
Jiménez de Laiglesia interpreta la circular como una "nueva vuelta de tuerca que hará que las entidades de crédito se empleen más y mejor para quitarse de encima sus inmuebles". "La urgencia por vender les obligará a campañas más agresivas en precios, ya que en financiación ya no tienen margen para reducir los pagos. Para cualquier banco o caja es mejor vender con la rebaja de la provisión y recuperar la liquidez para volver a prestar", aclara. En este sentido, adelanta que "los pisos seguirán bajando" y que el margen para estas bajadas es aún "del 20% o 25%".
'El objetivo del BE con la circular es poner en precio los inmuebles'
Esta visión es incluso compartida por los propios implicados. SU VIVIENDA ha hablado con un analista de una entidad financiera. "El objetivo del BE con esta circular es poner en precio los inmuebles, que se han depreciado ya y se depreciarán aún más. La norma es todo un incentivo para acelerar las ventas y el ajuste del mercado inmobiliario. Tener que provisionar el 30% obliga a no esperar y asumir una pérdida lo antes posible", apunta esta fuente.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Borja Mateo: "Ni al Gobierno ni a los bancos les interesa que se sepa el verdadero precio de los pisos"
Experto inmobiliario y autor de "La verdad sobre el mercado inmobiliario español"
Borja Mateo: "Ni al Gobierno ni a los bancos les interesa que se sepa el verdadero precio de los pisos"
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Luis Balcarce, 22 de diciembre de 2010 a las 20:39
Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía
El experto inmobiliario Borja Mateo, autor del libro "La verdad sobre el mercado inmobiliario español", está convencido de que "si la gente fuera consciente de lo que han bajado los pisos, los bancos no serían viables".
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Defiende que "aún es muy pronto para comprar un piso", y pronostica que la bajada de precios en el sector se prolongará hasta 2014.
Mateo cree que el alquiler es una buena opción en este momento, ya que "en cuanto suban los tipos de interés ahogarán a aquellos que hayan comprado en los últimos años".
El experto da claves en esta entrevista con Periodista Digital de cómo negociar -¡los españoles no saben negociar!, exclama- un alquiler o una renovación de contrato arrendatario:
"Los pisos seguirán bajando de precio hasta 2014"
"En España hay 5.700.000 viviendas vacías y la demanda anual es de 200.000. Hay pisos para vender por lo menos para los próximos 15 años"
"Dentro de seis o nueve meses seremos testigos de la demolición de edificios enteros"
"Es el mejor momento para renegociar un alquiler de vivienda ya existente"
"Desde cifras de julio de 2006 los alquileres bajarán entre un 65 y un 70%"
"Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía"
"¿Estafa o burbuja? La mayoría de los actores de la burbuja inmobiliaria no sabían lo que estaba pasando"
Borja Mateo: "Ni al Gobierno ni a los bancos les interesa que se sepa el verdadero precio de los pisos"
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Luis Balcarce, 22 de diciembre de 2010 a las 20:39
Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía
El experto inmobiliario Borja Mateo, autor del libro "La verdad sobre el mercado inmobiliario español", está convencido de que "si la gente fuera consciente de lo que han bajado los pisos, los bancos no serían viables".
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Defiende que "aún es muy pronto para comprar un piso", y pronostica que la bajada de precios en el sector se prolongará hasta 2014.
Mateo cree que el alquiler es una buena opción en este momento, ya que "en cuanto suban los tipos de interés ahogarán a aquellos que hayan comprado en los últimos años".
El experto da claves en esta entrevista con Periodista Digital de cómo negociar -¡los españoles no saben negociar!, exclama- un alquiler o una renovación de contrato arrendatario:
"Los pisos seguirán bajando de precio hasta 2014"
"En España hay 5.700.000 viviendas vacías y la demanda anual es de 200.000. Hay pisos para vender por lo menos para los próximos 15 años"
"Dentro de seis o nueve meses seremos testigos de la demolición de edificios enteros"
"Es el mejor momento para renegociar un alquiler de vivienda ya existente"
"Desde cifras de julio de 2006 los alquileres bajarán entre un 65 y un 70%"
"Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía"
"¿Estafa o burbuja? La mayoría de los actores de la burbuja inmobiliaria no sabían lo que estaba pasando"
"La verdad sobre el mercado inmobiliario español"
Borja Mateo.
Experto inmobiliario y autor de "La verdad sobre el mercado inmobiliario español"
Borja Mateo: "Ni al Gobierno ni a los bancos les interesa que se sepa el verdadero precio de los pisos"
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Luis Balcarce, 22 de diciembre de 2010 a las 20:39
Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía
El experto inmobiliario Borja Mateo, autor del libro "La verdad sobre el mercado inmobiliario español", está convencido de que "si la gente fuera consciente de lo que han bajado los pisos, los bancos no serían viables".
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Defiende que "aún es muy pronto para comprar un piso", y pronostica que la bajada de precios en el sector se prolongará hasta 2014.
Mateo cree que el alquiler es una buena opción en este momento, ya que "en cuanto suban los tipos de interés ahogarán a aquellos que hayan comprado en los últimos años".
El experto da claves en esta entrevista con Periodista Digital de cómo negociar -¡los españoles no saben negociar!, exclama- un alquiler o una renovación de contrato arrendatario:
"Los pisos seguirán bajando de precio hasta 2014"
"En España hay 5.700.000 viviendas vacías y la demanda anual es de 200.000. Hay pisos para vender por lo menos para los próximos 15 años"
"Dentro de seis o nueve meses seremos testigos de la demolición de edificios enteros"
"Es el mejor momento para renegociar un alquiler de vivienda ya existente"
"Desde cifras de julio de 2006 los alquileres bajarán entre un 65 y un 70%"
"Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía"
"¿Estafa o burbuja? La mayoría de los actores de la burbuja inmobiliaria no sabían lo que estaba pasando"
Experto inmobiliario y autor de "La verdad sobre el mercado inmobiliario español"
Borja Mateo: "Ni al Gobierno ni a los bancos les interesa que se sepa el verdadero precio de los pisos"
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Luis Balcarce, 22 de diciembre de 2010 a las 20:39
Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía
El experto inmobiliario Borja Mateo, autor del libro "La verdad sobre el mercado inmobiliario español", está convencido de que "si la gente fuera consciente de lo que han bajado los pisos, los bancos no serían viables".
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Defiende que "aún es muy pronto para comprar un piso", y pronostica que la bajada de precios en el sector se prolongará hasta 2014.
Mateo cree que el alquiler es una buena opción en este momento, ya que "en cuanto suban los tipos de interés ahogarán a aquellos que hayan comprado en los últimos años".
El experto da claves en esta entrevista con Periodista Digital de cómo negociar -¡los españoles no saben negociar!, exclama- un alquiler o una renovación de contrato arrendatario:
"Los pisos seguirán bajando de precio hasta 2014"
"En España hay 5.700.000 viviendas vacías y la demanda anual es de 200.000. Hay pisos para vender por lo menos para los próximos 15 años"
"Dentro de seis o nueve meses seremos testigos de la demolición de edificios enteros"
"Es el mejor momento para renegociar un alquiler de vivienda ya existente"
"Desde cifras de julio de 2006 los alquileres bajarán entre un 65 y un 70%"
"Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía"
"¿Estafa o burbuja? La mayoría de los actores de la burbuja inmobiliaria no sabían lo que estaba pasando"
Borja Mateo: "Ni al Gobierno ni a los bancos les interesa que se sepa el verdadero precio de los pisos"
ateo.
Experto inmobiliario y autor de "La verdad sobre el mercado inmobiliario español"
Borja Mateo: "Ni al Gobierno ni a los bancos les interesa que se sepa el verdadero precio de los pisos"
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Luis Balcarce, 22 de diciembre de 2010 a las 20:39
Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía
El experto inmobiliario Borja Mateo, autor del libro "La verdad sobre el mercado inmobiliario español", está convencido de que "si la gente fuera consciente de lo que han bajado los pisos, los bancos no serían viables".
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Defiende que "aún es muy pronto para comprar un piso", y pronostica que la bajada de precios en el sector se prolongará hasta 2014.
Mateo cree que el alquiler es una buena opción en este momento, ya que "en cuanto suban los tipos de interés ahogarán a aquellos que hayan comprado en los últimos años".
El experto da claves en esta entrevista con Periodista Digital de cómo negociar -¡los españoles no saben negociar!, exclama- un alquiler o una renovación de contrato arrendatario:
"Los pisos seguirán bajando de precio hasta 2014"
"En España hay 5.700.000 viviendas vacías y la demanda anual es de 200.000. Hay pisos para vender por lo menos para los próximos 15 años"
"Dentro de seis o nueve meses seremos testigos de la demolición de edificios enteros"
"Es el mejor momento para renegociar un alquiler de vivienda ya existente"
"Desde cifras de julio de 2006 los alquileres bajarán entre un 65 y un 70%"
"Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía"
"¿Estafa o burbuja? La mayoría de los actores de la burbuja inmobiliaria no sabían lo que estaba pasando"
Experto inmobiliario y autor de "La verdad sobre el mercado inmobiliario español"
Borja Mateo: "Ni al Gobierno ni a los bancos les interesa que se sepa el verdadero precio de los pisos"
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Luis Balcarce, 22 de diciembre de 2010 a las 20:39
Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía
El experto inmobiliario Borja Mateo, autor del libro "La verdad sobre el mercado inmobiliario español", está convencido de que "si la gente fuera consciente de lo que han bajado los pisos, los bancos no serían viables".
"A ellos les interesa mantener la ficción de que los precios nunca bajan"
Defiende que "aún es muy pronto para comprar un piso", y pronostica que la bajada de precios en el sector se prolongará hasta 2014.
Mateo cree que el alquiler es una buena opción en este momento, ya que "en cuanto suban los tipos de interés ahogarán a aquellos que hayan comprado en los últimos años".
El experto da claves en esta entrevista con Periodista Digital de cómo negociar -¡los españoles no saben negociar!, exclama- un alquiler o una renovación de contrato arrendatario:
"Los pisos seguirán bajando de precio hasta 2014"
"En España hay 5.700.000 viviendas vacías y la demanda anual es de 200.000. Hay pisos para vender por lo menos para los próximos 15 años"
"Dentro de seis o nueve meses seremos testigos de la demolición de edificios enteros"
"Es el mejor momento para renegociar un alquiler de vivienda ya existente"
"Desde cifras de julio de 2006 los alquileres bajarán entre un 65 y un 70%"
"Condeno la ocupación de viviendas privadas pero este momento es de oro para un movimiento okupa en España con más de 5 millones de viviendas vacía"
"¿Estafa o burbuja? La mayoría de los actores de la burbuja inmobiliaria no sabían lo que estaba pasando"
domingo, 19 de diciembre de 2010
Lo que de verdad ocultan los Gobiernos
LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO
La gran filtración»
Lo que de verdad ocultan los Gobiernos
El interés por los papeles de WikiLeaks se explica porque revelan como nunca antes hasta qué grado los políticos de Occidente han estado engañando a sus ciudadanos
JAVIER MORENO 19/12/2010
Vota Resultado 904 votos Comentarios - 353
El interés global concitado por los papeles de Wikileaks se explica principalmente por una razón muy simple, pero al mismo tiempo poderosa: porque revelan de forma exhaustiva, como seguramente no había sucedido jamás, hasta qué grado las clases políticas en las democracias avanzadas de Occidente han estado engañando a sus ciudadanos. EL PAÍS ha asumido desde el principio el reto de revelar lo que el poder oculta y responder a la obligación profesional de informar a sus lectores.
El Departamento de Estado ordenó a sus diplomáticos obtener información personal, número de tarjertas de crédito y datos biométricos de funcionarios de varios países y de la ONU, inlcuidos los de su secretario general- REUTERS
La noticia en otros webs
webs en español
en otros idiomas
Revelar lo oculto es la piedra de toque del periodismo comprometido
Los cables muestran un desprecio constante por los procedimientos
» 1. La filtración y sus consecuencias. Cuando un viernes por la tarde del mes de noviembre Julian Assange llamó a mi teléfono móvil, apenas le podía oír. Entrecortada por la barahúnda habitual de un fin de semana en el aeropuerto de Roma, donde me encontraba aquel día de regreso a Madrid, la conversación fue extrañamente breve. Assange habla despacio, sopesa con extremo cuidado cada palabra que pronuncia y su voz grave, como de barítono, tiende a volverse inaudible al final de la frase, característica ésta que no facilita precisamente la comprensión. Momentos antes los carabinieri habían mostrado un interés especial por mi escaso equipaje, y en ese preciso momento se aprestaban a analizar las trazas químicas de un trapito blanco con el que previamente habían repasado todas las superficies de mi iPad, aunque nunca supe si era en busca de explosivos, de drogas o de las dos cosas.
Se trata por lo general de una situación que me intranquiliza, pero a la que ese día apenas presté atención. Assange, según entendí, estaba dispuesto a facilitar a EL PAÍS 250.000 comunicaciones entre el Departamento de Estado y las embajadas de Estados Unidos en una treintena de países, en lo que suponía de hecho la mayor filtración de documentos secretos de la historia. Acordamos proseguir la conversación en otro momento más propicio y luego nos despedimos. Cuando retomamos el diálogo dos días después, esta vez ya en profundidad, empezaron a perfilarse con una claridad inusitada las gigantescas cuadernas del proyecto que ha venido luego a conocerse como el cablegate. En paralelo me fui dando cuenta, con mayor precisión si cabe, de las importantes consecuencias que de todo ello se iban a derivar para la maquinaria diplomática de EE UU, para la reputación de su Gobierno, la de sus aliados, la de sus adversarios, para el futuro del periodismo y aun para el debate sobre las libertades en las democracias occidentales.
Hoy, tres semanas después de que The Guardian, The New York Times, Le Monde, Der Spiegel y EL PAÍS comenzáramos a publicar las informaciones que ahora todo el mundo conoce, me atrevería a afirmar que de todo este asunto se puede extraer ya una primera conclusión, siquiera provisional, pero muy importante según trataré de explicar luego. Más que un agudo estado de crisis de seguridad supranacional, como anticiparon algunos, lo que verdaderamente se ha instalado entre las élites políticas en Washington y en Europa es una espesa atmósfera de irritación y de embarazosa contrariedad que resulta extremadamente reveladora del alcance y del significado real de los papeles de Wikileaks.
No fueron precisamente esos los augurios. Bien al contrario. Desde antes de publicarse la primera línea se sucedieron las más diversas admoniciones en contra, tanto en público como en privado. Portavoces en Washington advirtieron de la irresponsabilidad del empeño. Los directores de los periódicos responsables del proyecto fuimos también debidamente advertidos de que la publicación del material que ya teníamos en nuestro poder -tanto las crónicas elaboradas por nuestras redacciones como los despachos en las que aquellas se basaban- pondría en peligro decenas de vidas, arruinaría nobles esfuerzos diplomáticos vitales para cimentar la lucha contra el terrorismo mundial y debilitaría de forma irremediable la coalición internacional encabezada por Estados Unidos, al exponer a sus socios a situaciones tan embarazosas que dificultarían o impedirían la colaboración entre ellos.
No me sorprendió pues que el presidente Barack Obama calificase las filtraciones de actos deplorables. Tampoco que la secretaria de Estado Hillary Clinton utilizase esos argumentos, casi con esas mismas palabras, durante su primera comparecencia ante la prensa en Washington para condenar las acciones de Wikileaks y lamentar la decisión que, sin atender a los ruegos de su Administración, finalmente tomamos los cinco periódicos que habíamos tenido acceso al material filtrado.
Lo que éste comenzó enseguida a revelar dejó seguramente pequeñas las peores pesadillas del Departamento de Estado, al tiempo que levantó quejas amargas de diplomáticos en todo el mundo. No sólo quedaban al descubierto algunas de sus maniobras u órdenes menos confesables, sino que también se acumulaban pruebas del doble discurso de los aliados de Washington en los más diversos asuntos -muchos de ellos en clave estrictamente nacional-, que veían con estupefacción cómo la publicación de los despachos les dejaba en evidencia, ora frente a países vecinos y aliados, ora frente a sus conciudadanos, quienes descubrían con comprensible irritación opiniones, declaraciones o acciones de sus líderes que les habían sido convenientemente ocultadas.
» 2. América, haciendo su trabajo. No dispongo en estos momentos de información precisa, pero resulta evidente para cualquier observador que la Administración estadounidense llegó bien pronto a la conclusión de que su estrategia inicial de condenar las filtraciones, deplorar su difusión y predecir un apocalipsis diplomático como consecuencia inmediata de su publicación no surtía el efecto deseado. Así que pronto se articuló otra muy distinta que encontró con rapidez su camino en hartos editoriales y artículos de opinión en importantes periódicos, revistas y televisiones de Estados Unidos y de otros países.
Más que mentiras o engaños, los telegramas mostrarían las habilidades de los diplomáticos estadounidenses, según esta nueva interpretación apoyada sobre todo por medios conservadores. Más que sus fracasos, la información que se iba conociendo pondría de relieve cómo la maquinaria de Washington se conduce, in situ y en privado, según los mismos altos principios proclamados en público desde los púlpitos oficiales del Capitolio. Y en toda ocasión, América demostraría profesar más atención a los intereses de la seguridad internacional que a los suyos propios.
Como casi siempre y para desgracia de los españoles, se dio también una versión castiza de las exculpaciones anteriores, que devino en estrambote nacional cuando fueron los propios periódicos los que sostuvieron sin rubor que la mayor parte de los contenidos de los cables filtrados, y aun el conjunto de ellos en su totalidad, no pasaba de la categoría de cotilleos o chismes sin valor alguno para los ciudadanos en general y para sus lectores en particular, a los que consiguientemente se les hurtó la información. No pocos comentaristas y tertulianos en España les siguieron en esa tosca argumentación, por pereza mental o por otras motivaciones igualmente espurias, ignorando así de forma bochornosa la oleada de interés público que la publicación de los papeles de Wikileaks ha suscitado en todo el planeta.
» 3. Mintiendo a los ciudadanos. Nada de lo anterior resultó cierto, naturalmente, como a estas alturas han podido comprobar por sí mismos los millones de lectores que han seguido con avidez la información en periódicos, webs, blogs y demás contenedores informativos en todo el mundo. Sería tarea vana dedicar mayor esfuerzo a refutarlo. Por el contrario, tengo para mí que el interés global concitado por los papeles de Wikileaks se explica principalmente por una razón muy simple, pero al mismo tiempo muy poderosa: porque revelan de forma exhaustiva, como seguramente no había sucedido jamás, hasta qué grado las clases políticas en las democracias avanzadas de Occidente han estado engañando a sus ciudadanos.
Lo mismo cabría predicar desde luego de Gobiernos con menor pedigrí democrático en otras zonas del mundo, lo que si se quiere resulta menos sorprendente y, desde luego, constituiría materia de otro ensayo. Baste reseñar aquí el inicial júbilo de la dictadura cubana, que celebró con alborozo los apuros por los que previsiblemente iba a pasar Washington en los días siguientes. Júbilo que se trocó primero en incomodidad al trascender los relatos sobre el grado de implicación de sus agentes secretos en Venezuela y otros países latinoamericanos, así como el nivel de deterioro de su economía, y que acabó luego en insultos a este periódico y a su grupo editor.
La lista de argucias que dejan al descubierto los papeles de Wikileaks es larga, y no pretendo aquí realizar un recuento exhaustivo. La enumeración de algunas de entre ellas, sin embargo, sí resulta imprescindible para la argumentación de este esbozo, pues la mayoría afecta a los fundamentos democráticos de nuestras sociedades, así como a su correlato moral en unos tiempos de creciente escepticismo de los ciudadanos con sus gobernantes.
Decenas de miles de soldados libran en Afganistán una guerra que sus respectivos primeros ministros o presidentes consideran de imposible victoria. Decenas de miles de soldados sostienen con sus esfuerzos a un Gobierno cuya corrupción es conocida y tolerada por aquellos que les enviaron a luchar. Según revelan los despachos de Wikileaks, ninguna de las principales potencias occidentales involucrada cree firmemente en la posibilidad de que el país sea viable a medio plazo, por no hablar ya de su altamente hipotético ingreso al club de las democracias, objetivo declarado de los combatientes. Así que a nadie debería sorprender que el vicepresidente afgano traslade al extranjero millones de dólares en maletines con el consentimiento de sus patronos en aras de mantener la fachada de que el país asiático cuenta con un Gobierno si no decente, al menos semisolvente.
Pakistán se ahoga en la corrupción, mantiene un arsenal nuclear en tan lamentable estado que cabe razonablemente temer por su seguridad y ayuda a grupos terroristas que se emplean a fondo contra India y en países de Occidente. Dinero en abundancia proveniente de donantes en Arabia Saudí o los emiratos del Golfo financia también el terrorismo de grupos suníes sin que Estados Unidos denuncie a sus firmes aliados en la región como potencias del mal ante las tribunas internacionales. Clinton o alguno de sus subordinados más directos ordenó espiar en la ONU no sólo a un grupito de países raros -sospechosos desde siempre por su excentricidad en la geopolítica global y sobre cuya necesidad de ser espiados parece existir consenso entre los más desenvueltos- sino al propio secretario general de la organización sin que éste, que se sepa, haya exigido explicación alguna a semejante violación de su estatuto internacional.
Parecería ahora, a tenor de aquellos que sostienen que los papeles de las embajadas no contienen novedades de envergadura, que los ciudadanos estaban ya al corriente de todo lo anterior, así como del resto de exclusivas de impacto que han inundado las primeras páginas de los periódicos de todo el mundo durante dos semanas. No voy a insistir más en la falacia de tal aseveración. Me interesa más señalar que la publicación de los cables secretos revela por añadidura que, colectivamente, la clase política en Occidente era consciente de la situación en Afganistán, de las turbias maquinaciones de Pakistán o de las ambigüedades de los países árabes aliados de Washington, por limitarme únicamente a los ejemplos antes citados, en un ejercicio de doble moral sin muchos precedentes conocidos. Sabían, pero ocultaban. Y los destinatarios de semejante impostura eran sus electores, las sociedades con cuyo esfuerzo en soldados y en impuestos se sostiene la guerra en Afganistán. No me parece ya exagerada la comparación de agudos observadores, como John Naugthon, cuando señalan que el régimen de Karzai resulta igual de corrupto y de incompetente que el Vietnam del Sur sostenido por Estados Unidos en los setenta. Y que Washington y la OTAN se están hundiendo en una ciénaga, la afgana, cada vez más similar a la que sufrió Estados Unidos con el régimen de Saigón hace cuarenta años.
» 4. La incompetencia de las élites políticas. Sin duda argumentarán los más cínicos que nada de todo esto resulta ajeno a la forma en la que tradicionalmente se ha conducido la alta política internacional, y que el correlato objetivo del oficio consiste precisamente en el mantenimiento de los secretos diplomáticos, sin los cuales el mundo resultaría más ingobernable si cabe y por ende más peligroso para todos. Las clases políticas a ambos lados del Atlántico vienen por ello a transmitir un mensaje tan sencillo como ventajista: confíen en nosotros; no intenten desvelar nuestros secretos; a cambio, les ofrecemos seguridad.
¿Pero cuánta seguridad ofrecen realmente a cambio de aceptar tamaño chantaje moral? Poca o ninguna, pues se da la triste paradoja de que se trata de la misma clase política que se mostró incapaz de supervisar adecuadamente el sistema financiero internacional cuyo estallido provocó la mayor crisis desde 1929, arruinó a países enteros o condenó al desempleo y a la depauperación a millones de trabajadores. Los mismos responsables del deterioro de los niveles de vida y de riqueza de sus conciudadanos, del incierto destino del euro, de la falta de un proyecto europeo de futuro y en fin, de la crisis de gobernanza global que atenaza al mundo en los últimos años y a la que no son ajenas las élites en el poder en Washington y Bruselas. No estoy seguro de que mantener ocultos los secretos de las embajadas nos garantice una mejor diplomacia o un desenlace más benigno a las encrucijadas actuales.
Las incompetencias de los Gobiernos occidentales respecto a la crisis económica, el cambio climático, la corrupción o la agresión militar ilegal en Irak y otros países han quedado abundantemente expuestas ante la opinión pública en los últimos años. Ahora sabemos además, gracias a los papeles de Wikileaks, que todos ellos son conscientes de su desgraciada falibilidad, y que sólo la inercia de las maquinarias oficiales y el poder de mantener los secretos les evitan tener que rendir cuentas ante los ciudadanos, razón última en una democracia.
Ese poder inmenso, el de evitar que la verdad aflore, el de mantener secretos los secretos, es el que ahora, siquiera de forma parcial, limitada, aleatoria han venido a quebrar las revelaciones que nos ocupan.
Comprendo bien que, ante semejante destrozo en sus reputaciones, tanto para el Gobierno de Estados Unidos como, en un tono menor, para sus aliados occidentales resulte irresistible centrar la culpa en Julian Asssange. Ahí creen tener un blanco fácil. ¿Cuáles son sus motivaciones? ¿Qué inconfesables procedimientos emplea? ¿Por qué y bajo qué condiciones cinco grandes medios de prestigio internacional accedieron a colaborar con él y con su organización? No son preguntas ilícitas, naturalmente, y han sido contestadas a satisfacción en los últimos días por los directores de los cinco periódicos que hemos llevado adelante este proyecto, pese a que el martilleo oficial -o peor aún, el martilleo sicario que se embosca en ciertos periódicos y televisiones- insista una y otra vez en lo contrario.
» 5. Assange y los procedimientos. Aunque el director adjunto de EL PAÍS, Vicente Jiménez, y el subdirector Jan Martínez Ahrens mantuvieron varias reuniones con él en Suiza, yo sólo conozco a Assange de un encuentro en persona en Londres que se alargó muchas horas y del par de conversaciones telefónicas que he relatado al inicio de este texto. Insuficiente desde luego para que pretendiera esbozar aquí un perfil con el imprescindible rigor periodístico. Pero sí bastante para dar testimonio de que lo único que se discutió en todos los encuentros fue la conveniencia de acordar un calendario común de publicación y la exigencia de proteger nombres, fuentes o datos que pudiesen poner en riesgo la vida de personas en países en los que la pena de muerte sigue vigente, o en los que no rige el Estado de derecho como se disfruta en Occidente.
Ni hubo petición de contraprestación económica alguna por su parte ni EL PAÍS la hubiese aceptado. Los papeles, en sí, ofrecen una fiabilidad fuera de todo cuestionamiento y nadie, ni siquiera en las filas de los adversarios de su publicación, empezando por la Administración estadounidense, ha dudado de su autenticidad.
Tanta obcecación por centrar la atención en Assange y sus métodos, tanto interés por escrutar sus motivaciones, tantas maniobras por destruir su reputación personal contrastan sin embargo con la colosal falta de respeto, cuando menos, que los diplomáticos estadounidenses muestran hacia las legislaciones, las normas y los procedimientos de los países en los que ejercen su oficio, empezando por España, a juzgar por los cables publicados.
Lo más importante de las revelaciones de Wikileaks son sin duda alguna las propias revelaciones, pese a que gran parte de la cobertura mediática sobre Assange haya preferido hurgar en los supuestos pactos inconfesables con los periódicos que hemos difundido las informaciones, en la financiación de su organización, en su pretendida opacidad o en unas acusaciones de agresión sexual cuya endeblez, a expensas de lo que finalmente determine la justicia sueca si se produce la extradición, no deja de resultar inquietante.
Y pese al fascinante debate que se ha abierto sobre el futuro del periodismo y las nuevas tecnologías en la era de Wikileaks, tampoco debería éste centrar ahora todo el interés de los periodistas. Resulta de todo punto imprescindible insistir por ello en que nos encontramos ante noticias de cuya importancia solo fingen dudar aquellos interesados en ocultar los daños que han causado en nuestras democracias.
Más allá de lo que determinen las leyes, después de quince días de revelaciones ha quedado meridianamente claro que la Embajada de Estados Unidos en Madrid presionó, conspiró e hizo lo posible y lo imposible para lograr aquello que, en público, ningún embajador se hubiese atrevido ni siquiera a sugerir, no digamos ya exigir.
Todos los casos son graves, y no es cuestión aquí y ahora de extenderse en cada uno de ellos. Pero a ningún observador atento se le escapa que las maniobras para conseguir el archivo de los tres casos en la Audiencia Nacional que de una manera u otra afectaban a Estados Unidos, así como las gestiones para forzar a bancos y empresas españolas a abandonar los negocios que de acuerdo con la legislación internacional realizaban en Irán comparten una misma característica: el desprecio por la legislación española, y aun por la internacional.
Que los jueces españoles sean ferozmente independientes, como recordó a la embajada en más de una ocasión el fiscal general o algún ministro, o que ninguno de los bancos u empresas con transacciones en Irán violase ninguna norma, no ya española, sino tampoco de rango internacional, no fue óbice para el ejercicio de las presiones más obscenas, de las que hemos publicado hasta los últimos detalles.
» 6. Los daños morales. Desconozco de quién partió la orden. No sé si se trató de una directiva recibida de Washington o fue producto del espíritu emprendedor del propio jefe de la legación. Pero la determinación en ambos asuntos, por lo que conocemos del relato detallado de los hechos, fue rotunda: cerrar los casos de la Audiencia Nacional a como diese lugar e impedir los negocios con Irán de firmas españolas.
No se dudó para ello en emplear cualquier método, sin reparar en los costes. Y los costes fueron altos. A expensas de que se haya podido cometer algún delito tipificado en el Código Penal que convendría aclarar debidamente, del embrollo en la Audiencia Nacional quedó en la retina de los españoles la excesiva promiscuidad con la embajada de ministros y fiscales, la sensación de un doble discurso, de una doble moral, de un paisaje demoledor para la salud democrática de este país.
De forma similar, los diplomáticos estadounidenses en Berlín advirtieron al Ejecutivo alemán de las graves consecuencias de proseguir con el procedimiento legal contra los agentes de la CIA acusados de secuestrar a Khaled El-Masri, ciudadano germano, y trasladarlo a Afganistán para ser interrogado bajo tortura. El-Masri fue posteriormente abandonado en Albania toda vez que los agentes descubrieron que habían secuestrado a la persona equivocada. El secuestro y la tortura son delitos graves. Ningún Gobierno, tampoco el de Estados Unidos, debería contemplarlos con la indulgencia que transpiran los documentos secretos. Presionar a un Gobierno aliado para evitar que los acusados sean investigados resulta inaceptable y, francamente, encaja con dificultad con la idea de que los papeles de Wikileaks muestran tan solo a diplomáticos estadounidenses haciendo mal que bien su trabajo.
Otro tanto cabría predicar del caso de las empresas y bancos españoles en Irán. Para clausurar sus magros negocios en el país de los ayatolás y sus minúsculas oficinas de representación, en el caso de los bancos, se recurrió a conseguir información del Banco de España que el mismo subgobernador, a la sazón José Viñals, se encargó de recabar y hacer llegar a la Embajada. Leí con interés las explicaciones de los portavoces del banco central. A mí no me tranquilizaron. Y puedo imaginarme que la misma sensación que tuve de que la Embajada estadounidense dispone de un poder excesivo sobre los principales organismos de este país la habrán compartido muchos ciudadanos, conscientes de la importancia de la independencia y la dignidad de las instituciones en una sociedad democrática.
La distancia entre los objetivos y los medios empleados para conseguirlos resulta por ello de una desproporción devastadora. El caso Couso sigue abierto, un desarrollo que en última instancia honra y salva al sistema judicial español. Los raquíticos intercambios comerciales y financieros de las empresas y bancos españoles afectados de poco servían para avanzar la causa de los ayatolás, ciertamente inquietante por lo demás. Pero a cambio de lograr tan escuálido resultado no se dudó en violar todos los procedimientos. Una democracia se compone de los más diversos elementos, instituciones y normativas: elecciones con regularidad, jueces independientes y prensa libre, entre muchos otros. En la base se encuentran los procedimientos. Cuando se atropellan estos últimos, se pone en riesgo todo lo anterior.
Eso es lo que, en última instancia, muestran los papeles de Wikileaks: un desprecio constante por los procedimientos incompatible no solo con el funcionamiento de las instituciones de un país sino también, o especialmente, con la mejor tradición legal y democrática de Estados Unidos. De paso, en su destrozo, daña más allá de cualquier reparación posible la imagen de tantos Gobiernos que muestran, a la luz de lo revelado hasta ahora, una necesidad de acomodo y una triste desnudez moral que resulta patética a ojos de los ciudadanos.
Es de justicia aceptar que existe una distinción fundamental entre el Gobierno elegido por los ciudadanos de un país, temporal siempre en su ejercicio del poder, y el aparato militar, burocrático o diplomático en el que aquel se sostiene, pero al que no siempre controla, o lo hace de forma superficial, que en numerosas ocasiones funciona al margen y casi siempre con un deficiente grado de rendición de responsabilidades. Esta idea antigua, formulada hace ya cien años por Theodore Roosevelt en su plataforma progresista de 1912, es lo que las revelaciones contenidas en los papeles filtrados vienen tristemente a certificar.
No digo que Obama o Clinton no deban ofrecer explicaciones. Me limito a constatar que casi todo lo que hemos conocido por los cables tuvo lugar al margen e independientemente de quién ocupaba la cúpula del poder en Washington. Que con seguridad sucedía de forma similar antes de tomar posesión la actual Administración demócrata y con probabilidad seguirá sucediendo cuando ésta haya abandonado la Casa Blanca.
» 7. Las obligaciones de los periódicos. El poder detesta la verdad revelada, escribía sir Simon Jenkins en The Guardian a propósito de Wikileaks. Yo añadiría que, sobre todo, el poder teme la verdad cuando la verdad no coincide con su discurso. Aquel viernes en que recibí la primera llamada telefónica de Assange supe de inmediato que EL PAÍS tenía entre manos una gran historia, y que nuestro deber era publicarla.
Vinieron luego las conversaciones con el resto de diarios, la evaluación de los pros y los contras, el cuidadoso sopesar de las consecuencias, los días y las noches y de nuevo los días de cavilaciones. Pero hubo algo que nunca, nadie de los que participamos en todo el proceso puso jamás en duda: lo verdaderamente responsable, lo legal y lo importante para las sociedades democráticas a las que nos dirigimos -y con cuyo impulso y progreso nos sentimos comprometidos- era dar a conocer la historia. Revelar lo oculto constituye la piedra de toque definitiva del periodismo comprometido, y nuestra raison d'être última.
Publicar informaciones confidenciales, reservadas o cuyas consecuencias políticas, económicas o sociales exceden de lo común plantea siempre un dilema, sobre todo si se trata de documentos de los que los Gobiernos puedan aducir, con razón o sin ella, que amenazan la seguridad nacional o la vida de determinadas personas. Dar a conocer esas informaciones pone a prueba algunos límites morales. Por supuesto, también tantea los contornos de determinadas normas legales. A veces puede ser irresponsable. Y siempre resulta incómodo.
Los papeles del Departamento de Estado no han sido una excepción. Y en verdad no suelen darse tantas: en mis casi cinco años como director de este periódico la situación no se ha producido en más de una decena de ocasiones. Puedo entender las objeciones oficiales a hacer públicos ciertos detalles, operaciones aún en marcha, nombres o lugares por el alto riesgo que su publicación comporta. A evitarlo los periodistas de EL PAÍS han aplicado toda su capacidad profesional, que es mucha, así como a proveer del contexto necesario una información que de por sí puede resultar prolija en exceso y difícil de seguir en todas sus consecuencias.
No comparto, naturalmente, otras objeciones. Sobre todo aquellas que persiguen mantener ocultos hechos que no ponen en riesgo más que la carrera política o la estatura moral de quien ha emitido opiniones francas, en demasiadas ocasiones contrarias a aquellas que sostiene en público, en el convencimiento de que su doble juego no corría riesgo alguno de acabar en las primeras páginas de cinco periódicos de alcance internacional.
Soy consciente de que publicar esta información pese a las objeciones de los Gobiernos supuso correr determinados riesgos. Pero también sé que nos resultaba de todo punto impensable escamotear a los lectores de EL PAÍS, a ambos lados del Atlántico, el relato detallado de lo que nuestros Gobiernos, así como el de Estados Unidos, hacen en nombre suyo, en el convencimiento de que, finalmente, la información redundará siempre en un ciudadano más comprometido con la democracia.
Es tarea de los Gobiernos, no de la prensa, mantener los secretos mientras puedan, y no seré yo quien discuta su derecho, ciertamente legítimo, a hacerlo así siempre que ello no encubra hechos dolosos o engaños a los ciudadanos.
Pero el principal de los deberes de un diario consiste en publicar aquello que haya averiguado, y en buscar las noticias allá donde las pueda conseguir. Como dije ya en un chat con los lectores de EL PAÍS, los periódicos tenemos muchas obligaciones en una sociedad democrática: la responsabilidad, la veracidad, el equilibrio y el compromiso con los ciudadanos. Entre ellas no se encuentra la de proteger a los Gobiernos, y al poder en general, de revelaciones embarazosas.
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El Departamento de Estado ordenó a sus diplomáticos obtener información personal, número de tarjertas de crédito y datos biométricos de funcionarios de varios países y de la ONU, inlcuidos los de su secretario general- REUTERS
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Los cables muestran un desprecio constante por los procedimientos
» 1. La filtración y sus consecuencias. Cuando un viernes por la tarde del mes de noviembre Julian Assange llamó a mi teléfono móvil, apenas le podía oír. Entrecortada por la barahúnda habitual de un fin de semana en el aeropuerto de Roma, donde me encontraba aquel día de regreso a Madrid, la conversación fue extrañamente breve. Assange habla despacio, sopesa con extremo cuidado cada palabra que pronuncia y su voz grave, como de barítono, tiende a volverse inaudible al final de la frase, característica ésta que no facilita precisamente la comprensión. Momentos antes los carabinieri habían mostrado un interés especial por mi escaso equipaje, y en ese preciso momento se aprestaban a analizar las trazas químicas de un trapito blanco con el que previamente habían repasado todas las superficies de mi iPad, aunque nunca supe si era en busca de explosivos, de drogas o de las dos cosas.
Se trata por lo general de una situación que me intranquiliza, pero a la que ese día apenas presté atención. Assange, según entendí, estaba dispuesto a facilitar a EL PAÍS 250.000 comunicaciones entre el Departamento de Estado y las embajadas de Estados Unidos en una treintena de países, en lo que suponía de hecho la mayor filtración de documentos secretos de la historia. Acordamos proseguir la conversación en otro momento más propicio y luego nos despedimos. Cuando retomamos el diálogo dos días después, esta vez ya en profundidad, empezaron a perfilarse con una claridad inusitada las gigantescas cuadernas del proyecto que ha venido luego a conocerse como el cablegate. En paralelo me fui dando cuenta, con mayor precisión si cabe, de las importantes consecuencias que de todo ello se iban a derivar para la maquinaria diplomática de EE UU, para la reputación de su Gobierno, la de sus aliados, la de sus adversarios, para el futuro del periodismo y aun para el debate sobre las libertades en las democracias occidentales.
Hoy, tres semanas después de que The Guardian, The New York Times, Le Monde, Der Spiegel y EL PAÍS comenzáramos a publicar las informaciones que ahora todo el mundo conoce, me atrevería a afirmar que de todo este asunto se puede extraer ya una primera conclusión, siquiera provisional, pero muy importante según trataré de explicar luego. Más que un agudo estado de crisis de seguridad supranacional, como anticiparon algunos, lo que verdaderamente se ha instalado entre las élites políticas en Washington y en Europa es una espesa atmósfera de irritación y de embarazosa contrariedad que resulta extremadamente reveladora del alcance y del significado real de los papeles de Wikileaks.
No fueron precisamente esos los augurios. Bien al contrario. Desde antes de publicarse la primera línea se sucedieron las más diversas admoniciones en contra, tanto en público como en privado. Portavoces en Washington advirtieron de la irresponsabilidad del empeño. Los directores de los periódicos responsables del proyecto fuimos también debidamente advertidos de que la publicación del material que ya teníamos en nuestro poder -tanto las crónicas elaboradas por nuestras redacciones como los despachos en las que aquellas se basaban- pondría en peligro decenas de vidas, arruinaría nobles esfuerzos diplomáticos vitales para cimentar la lucha contra el terrorismo mundial y debilitaría de forma irremediable la coalición internacional encabezada por Estados Unidos, al exponer a sus socios a situaciones tan embarazosas que dificultarían o impedirían la colaboración entre ellos.
No me sorprendió pues que el presidente Barack Obama calificase las filtraciones de actos deplorables. Tampoco que la secretaria de Estado Hillary Clinton utilizase esos argumentos, casi con esas mismas palabras, durante su primera comparecencia ante la prensa en Washington para condenar las acciones de Wikileaks y lamentar la decisión que, sin atender a los ruegos de su Administración, finalmente tomamos los cinco periódicos que habíamos tenido acceso al material filtrado.
Lo que éste comenzó enseguida a revelar dejó seguramente pequeñas las peores pesadillas del Departamento de Estado, al tiempo que levantó quejas amargas de diplomáticos en todo el mundo. No sólo quedaban al descubierto algunas de sus maniobras u órdenes menos confesables, sino que también se acumulaban pruebas del doble discurso de los aliados de Washington en los más diversos asuntos -muchos de ellos en clave estrictamente nacional-, que veían con estupefacción cómo la publicación de los despachos les dejaba en evidencia, ora frente a países vecinos y aliados, ora frente a sus conciudadanos, quienes descubrían con comprensible irritación opiniones, declaraciones o acciones de sus líderes que les habían sido convenientemente ocultadas.
» 2. América, haciendo su trabajo. No dispongo en estos momentos de información precisa, pero resulta evidente para cualquier observador que la Administración estadounidense llegó bien pronto a la conclusión de que su estrategia inicial de condenar las filtraciones, deplorar su difusión y predecir un apocalipsis diplomático como consecuencia inmediata de su publicación no surtía el efecto deseado. Así que pronto se articuló otra muy distinta que encontró con rapidez su camino en hartos editoriales y artículos de opinión en importantes periódicos, revistas y televisiones de Estados Unidos y de otros países.
Más que mentiras o engaños, los telegramas mostrarían las habilidades de los diplomáticos estadounidenses, según esta nueva interpretación apoyada sobre todo por medios conservadores. Más que sus fracasos, la información que se iba conociendo pondría de relieve cómo la maquinaria de Washington se conduce, in situ y en privado, según los mismos altos principios proclamados en público desde los púlpitos oficiales del Capitolio. Y en toda ocasión, América demostraría profesar más atención a los intereses de la seguridad internacional que a los suyos propios.
Como casi siempre y para desgracia de los españoles, se dio también una versión castiza de las exculpaciones anteriores, que devino en estrambote nacional cuando fueron los propios periódicos los que sostuvieron sin rubor que la mayor parte de los contenidos de los cables filtrados, y aun el conjunto de ellos en su totalidad, no pasaba de la categoría de cotilleos o chismes sin valor alguno para los ciudadanos en general y para sus lectores en particular, a los que consiguientemente se les hurtó la información. No pocos comentaristas y tertulianos en España les siguieron en esa tosca argumentación, por pereza mental o por otras motivaciones igualmente espurias, ignorando así de forma bochornosa la oleada de interés público que la publicación de los papeles de Wikileaks ha suscitado en todo el planeta.
» 3. Mintiendo a los ciudadanos. Nada de lo anterior resultó cierto, naturalmente, como a estas alturas han podido comprobar por sí mismos los millones de lectores que han seguido con avidez la información en periódicos, webs, blogs y demás contenedores informativos en todo el mundo. Sería tarea vana dedicar mayor esfuerzo a refutarlo. Por el contrario, tengo para mí que el interés global concitado por los papeles de Wikileaks se explica principalmente por una razón muy simple, pero al mismo tiempo muy poderosa: porque revelan de forma exhaustiva, como seguramente no había sucedido jamás, hasta qué grado las clases políticas en las democracias avanzadas de Occidente han estado engañando a sus ciudadanos.
Lo mismo cabría predicar desde luego de Gobiernos con menor pedigrí democrático en otras zonas del mundo, lo que si se quiere resulta menos sorprendente y, desde luego, constituiría materia de otro ensayo. Baste reseñar aquí el inicial júbilo de la dictadura cubana, que celebró con alborozo los apuros por los que previsiblemente iba a pasar Washington en los días siguientes. Júbilo que se trocó primero en incomodidad al trascender los relatos sobre el grado de implicación de sus agentes secretos en Venezuela y otros países latinoamericanos, así como el nivel de deterioro de su economía, y que acabó luego en insultos a este periódico y a su grupo editor.
La lista de argucias que dejan al descubierto los papeles de Wikileaks es larga, y no pretendo aquí realizar un recuento exhaustivo. La enumeración de algunas de entre ellas, sin embargo, sí resulta imprescindible para la argumentación de este esbozo, pues la mayoría afecta a los fundamentos democráticos de nuestras sociedades, así como a su correlato moral en unos tiempos de creciente escepticismo de los ciudadanos con sus gobernantes.
Decenas de miles de soldados libran en Afganistán una guerra que sus respectivos primeros ministros o presidentes consideran de imposible victoria. Decenas de miles de soldados sostienen con sus esfuerzos a un Gobierno cuya corrupción es conocida y tolerada por aquellos que les enviaron a luchar. Según revelan los despachos de Wikileaks, ninguna de las principales potencias occidentales involucrada cree firmemente en la posibilidad de que el país sea viable a medio plazo, por no hablar ya de su altamente hipotético ingreso al club de las democracias, objetivo declarado de los combatientes. Así que a nadie debería sorprender que el vicepresidente afgano traslade al extranjero millones de dólares en maletines con el consentimiento de sus patronos en aras de mantener la fachada de que el país asiático cuenta con un Gobierno si no decente, al menos semisolvente.
Pakistán se ahoga en la corrupción, mantiene un arsenal nuclear en tan lamentable estado que cabe razonablemente temer por su seguridad y ayuda a grupos terroristas que se emplean a fondo contra India y en países de Occidente. Dinero en abundancia proveniente de donantes en Arabia Saudí o los emiratos del Golfo financia también el terrorismo de grupos suníes sin que Estados Unidos denuncie a sus firmes aliados en la región como potencias del mal ante las tribunas internacionales. Clinton o alguno de sus subordinados más directos ordenó espiar en la ONU no sólo a un grupito de países raros -sospechosos desde siempre por su excentricidad en la geopolítica global y sobre cuya necesidad de ser espiados parece existir consenso entre los más desenvueltos- sino al propio secretario general de la organización sin que éste, que se sepa, haya exigido explicación alguna a semejante violación de su estatuto internacional.
Parecería ahora, a tenor de aquellos que sostienen que los papeles de las embajadas no contienen novedades de envergadura, que los ciudadanos estaban ya al corriente de todo lo anterior, así como del resto de exclusivas de impacto que han inundado las primeras páginas de los periódicos de todo el mundo durante dos semanas. No voy a insistir más en la falacia de tal aseveración. Me interesa más señalar que la publicación de los cables secretos revela por añadidura que, colectivamente, la clase política en Occidente era consciente de la situación en Afganistán, de las turbias maquinaciones de Pakistán o de las ambigüedades de los países árabes aliados de Washington, por limitarme únicamente a los ejemplos antes citados, en un ejercicio de doble moral sin muchos precedentes conocidos. Sabían, pero ocultaban. Y los destinatarios de semejante impostura eran sus electores, las sociedades con cuyo esfuerzo en soldados y en impuestos se sostiene la guerra en Afganistán. No me parece ya exagerada la comparación de agudos observadores, como John Naugthon, cuando señalan que el régimen de Karzai resulta igual de corrupto y de incompetente que el Vietnam del Sur sostenido por Estados Unidos en los setenta. Y que Washington y la OTAN se están hundiendo en una ciénaga, la afgana, cada vez más similar a la que sufrió Estados Unidos con el régimen de Saigón hace cuarenta años.
» 4. La incompetencia de las élites políticas. Sin duda argumentarán los más cínicos que nada de todo esto resulta ajeno a la forma en la que tradicionalmente se ha conducido la alta política internacional, y que el correlato objetivo del oficio consiste precisamente en el mantenimiento de los secretos diplomáticos, sin los cuales el mundo resultaría más ingobernable si cabe y por ende más peligroso para todos. Las clases políticas a ambos lados del Atlántico vienen por ello a transmitir un mensaje tan sencillo como ventajista: confíen en nosotros; no intenten desvelar nuestros secretos; a cambio, les ofrecemos seguridad.
¿Pero cuánta seguridad ofrecen realmente a cambio de aceptar tamaño chantaje moral? Poca o ninguna, pues se da la triste paradoja de que se trata de la misma clase política que se mostró incapaz de supervisar adecuadamente el sistema financiero internacional cuyo estallido provocó la mayor crisis desde 1929, arruinó a países enteros o condenó al desempleo y a la depauperación a millones de trabajadores. Los mismos responsables del deterioro de los niveles de vida y de riqueza de sus conciudadanos, del incierto destino del euro, de la falta de un proyecto europeo de futuro y en fin, de la crisis de gobernanza global que atenaza al mundo en los últimos años y a la que no son ajenas las élites en el poder en Washington y Bruselas. No estoy seguro de que mantener ocultos los secretos de las embajadas nos garantice una mejor diplomacia o un desenlace más benigno a las encrucijadas actuales.
Las incompetencias de los Gobiernos occidentales respecto a la crisis económica, el cambio climático, la corrupción o la agresión militar ilegal en Irak y otros países han quedado abundantemente expuestas ante la opinión pública en los últimos años. Ahora sabemos además, gracias a los papeles de Wikileaks, que todos ellos son conscientes de su desgraciada falibilidad, y que sólo la inercia de las maquinarias oficiales y el poder de mantener los secretos les evitan tener que rendir cuentas ante los ciudadanos, razón última en una democracia.
Ese poder inmenso, el de evitar que la verdad aflore, el de mantener secretos los secretos, es el que ahora, siquiera de forma parcial, limitada, aleatoria han venido a quebrar las revelaciones que nos ocupan.
Comprendo bien que, ante semejante destrozo en sus reputaciones, tanto para el Gobierno de Estados Unidos como, en un tono menor, para sus aliados occidentales resulte irresistible centrar la culpa en Julian Asssange. Ahí creen tener un blanco fácil. ¿Cuáles son sus motivaciones? ¿Qué inconfesables procedimientos emplea? ¿Por qué y bajo qué condiciones cinco grandes medios de prestigio internacional accedieron a colaborar con él y con su organización? No son preguntas ilícitas, naturalmente, y han sido contestadas a satisfacción en los últimos días por los directores de los cinco periódicos que hemos llevado adelante este proyecto, pese a que el martilleo oficial -o peor aún, el martilleo sicario que se embosca en ciertos periódicos y televisiones- insista una y otra vez en lo contrario.
» 5. Assange y los procedimientos. Aunque el director adjunto de EL PAÍS, Vicente Jiménez, y el subdirector Jan Martínez Ahrens mantuvieron varias reuniones con él en Suiza, yo sólo conozco a Assange de un encuentro en persona en Londres que se alargó muchas horas y del par de conversaciones telefónicas que he relatado al inicio de este texto. Insuficiente desde luego para que pretendiera esbozar aquí un perfil con el imprescindible rigor periodístico. Pero sí bastante para dar testimonio de que lo único que se discutió en todos los encuentros fue la conveniencia de acordar un calendario común de publicación y la exigencia de proteger nombres, fuentes o datos que pudiesen poner en riesgo la vida de personas en países en los que la pena de muerte sigue vigente, o en los que no rige el Estado de derecho como se disfruta en Occidente.
Ni hubo petición de contraprestación económica alguna por su parte ni EL PAÍS la hubiese aceptado. Los papeles, en sí, ofrecen una fiabilidad fuera de todo cuestionamiento y nadie, ni siquiera en las filas de los adversarios de su publicación, empezando por la Administración estadounidense, ha dudado de su autenticidad.
Tanta obcecación por centrar la atención en Assange y sus métodos, tanto interés por escrutar sus motivaciones, tantas maniobras por destruir su reputación personal contrastan sin embargo con la colosal falta de respeto, cuando menos, que los diplomáticos estadounidenses muestran hacia las legislaciones, las normas y los procedimientos de los países en los que ejercen su oficio, empezando por España, a juzgar por los cables publicados.
Lo más importante de las revelaciones de Wikileaks son sin duda alguna las propias revelaciones, pese a que gran parte de la cobertura mediática sobre Assange haya preferido hurgar en los supuestos pactos inconfesables con los periódicos que hemos difundido las informaciones, en la financiación de su organización, en su pretendida opacidad o en unas acusaciones de agresión sexual cuya endeblez, a expensas de lo que finalmente determine la justicia sueca si se produce la extradición, no deja de resultar inquietante.
Y pese al fascinante debate que se ha abierto sobre el futuro del periodismo y las nuevas tecnologías en la era de Wikileaks, tampoco debería éste centrar ahora todo el interés de los periodistas. Resulta de todo punto imprescindible insistir por ello en que nos encontramos ante noticias de cuya importancia solo fingen dudar aquellos interesados en ocultar los daños que han causado en nuestras democracias.
Más allá de lo que determinen las leyes, después de quince días de revelaciones ha quedado meridianamente claro que la Embajada de Estados Unidos en Madrid presionó, conspiró e hizo lo posible y lo imposible para lograr aquello que, en público, ningún embajador se hubiese atrevido ni siquiera a sugerir, no digamos ya exigir.
Todos los casos son graves, y no es cuestión aquí y ahora de extenderse en cada uno de ellos. Pero a ningún observador atento se le escapa que las maniobras para conseguir el archivo de los tres casos en la Audiencia Nacional que de una manera u otra afectaban a Estados Unidos, así como las gestiones para forzar a bancos y empresas españolas a abandonar los negocios que de acuerdo con la legislación internacional realizaban en Irán comparten una misma característica: el desprecio por la legislación española, y aun por la internacional.
Que los jueces españoles sean ferozmente independientes, como recordó a la embajada en más de una ocasión el fiscal general o algún ministro, o que ninguno de los bancos u empresas con transacciones en Irán violase ninguna norma, no ya española, sino tampoco de rango internacional, no fue óbice para el ejercicio de las presiones más obscenas, de las que hemos publicado hasta los últimos detalles.
» 6. Los daños morales. Desconozco de quién partió la orden. No sé si se trató de una directiva recibida de Washington o fue producto del espíritu emprendedor del propio jefe de la legación. Pero la determinación en ambos asuntos, por lo que conocemos del relato detallado de los hechos, fue rotunda: cerrar los casos de la Audiencia Nacional a como diese lugar e impedir los negocios con Irán de firmas españolas.
No se dudó para ello en emplear cualquier método, sin reparar en los costes. Y los costes fueron altos. A expensas de que se haya podido cometer algún delito tipificado en el Código Penal que convendría aclarar debidamente, del embrollo en la Audiencia Nacional quedó en la retina de los españoles la excesiva promiscuidad con la embajada de ministros y fiscales, la sensación de un doble discurso, de una doble moral, de un paisaje demoledor para la salud democrática de este país.
De forma similar, los diplomáticos estadounidenses en Berlín advirtieron al Ejecutivo alemán de las graves consecuencias de proseguir con el procedimiento legal contra los agentes de la CIA acusados de secuestrar a Khaled El-Masri, ciudadano germano, y trasladarlo a Afganistán para ser interrogado bajo tortura. El-Masri fue posteriormente abandonado en Albania toda vez que los agentes descubrieron que habían secuestrado a la persona equivocada. El secuestro y la tortura son delitos graves. Ningún Gobierno, tampoco el de Estados Unidos, debería contemplarlos con la indulgencia que transpiran los documentos secretos. Presionar a un Gobierno aliado para evitar que los acusados sean investigados resulta inaceptable y, francamente, encaja con dificultad con la idea de que los papeles de Wikileaks muestran tan solo a diplomáticos estadounidenses haciendo mal que bien su trabajo.
Otro tanto cabría predicar del caso de las empresas y bancos españoles en Irán. Para clausurar sus magros negocios en el país de los ayatolás y sus minúsculas oficinas de representación, en el caso de los bancos, se recurrió a conseguir información del Banco de España que el mismo subgobernador, a la sazón José Viñals, se encargó de recabar y hacer llegar a la Embajada. Leí con interés las explicaciones de los portavoces del banco central. A mí no me tranquilizaron. Y puedo imaginarme que la misma sensación que tuve de que la Embajada estadounidense dispone de un poder excesivo sobre los principales organismos de este país la habrán compartido muchos ciudadanos, conscientes de la importancia de la independencia y la dignidad de las instituciones en una sociedad democrática.
La distancia entre los objetivos y los medios empleados para conseguirlos resulta por ello de una desproporción devastadora. El caso Couso sigue abierto, un desarrollo que en última instancia honra y salva al sistema judicial español. Los raquíticos intercambios comerciales y financieros de las empresas y bancos españoles afectados de poco servían para avanzar la causa de los ayatolás, ciertamente inquietante por lo demás. Pero a cambio de lograr tan escuálido resultado no se dudó en violar todos los procedimientos. Una democracia se compone de los más diversos elementos, instituciones y normativas: elecciones con regularidad, jueces independientes y prensa libre, entre muchos otros. En la base se encuentran los procedimientos. Cuando se atropellan estos últimos, se pone en riesgo todo lo anterior.
Eso es lo que, en última instancia, muestran los papeles de Wikileaks: un desprecio constante por los procedimientos incompatible no solo con el funcionamiento de las instituciones de un país sino también, o especialmente, con la mejor tradición legal y democrática de Estados Unidos. De paso, en su destrozo, daña más allá de cualquier reparación posible la imagen de tantos Gobiernos que muestran, a la luz de lo revelado hasta ahora, una necesidad de acomodo y una triste desnudez moral que resulta patética a ojos de los ciudadanos.
Es de justicia aceptar que existe una distinción fundamental entre el Gobierno elegido por los ciudadanos de un país, temporal siempre en su ejercicio del poder, y el aparato militar, burocrático o diplomático en el que aquel se sostiene, pero al que no siempre controla, o lo hace de forma superficial, que en numerosas ocasiones funciona al margen y casi siempre con un deficiente grado de rendición de responsabilidades. Esta idea antigua, formulada hace ya cien años por Theodore Roosevelt en su plataforma progresista de 1912, es lo que las revelaciones contenidas en los papeles filtrados vienen tristemente a certificar.
No digo que Obama o Clinton no deban ofrecer explicaciones. Me limito a constatar que casi todo lo que hemos conocido por los cables tuvo lugar al margen e independientemente de quién ocupaba la cúpula del poder en Washington. Que con seguridad sucedía de forma similar antes de tomar posesión la actual Administración demócrata y con probabilidad seguirá sucediendo cuando ésta haya abandonado la Casa Blanca.
» 7. Las obligaciones de los periódicos. El poder detesta la verdad revelada, escribía sir Simon Jenkins en The Guardian a propósito de Wikileaks. Yo añadiría que, sobre todo, el poder teme la verdad cuando la verdad no coincide con su discurso. Aquel viernes en que recibí la primera llamada telefónica de Assange supe de inmediato que EL PAÍS tenía entre manos una gran historia, y que nuestro deber era publicarla.
Vinieron luego las conversaciones con el resto de diarios, la evaluación de los pros y los contras, el cuidadoso sopesar de las consecuencias, los días y las noches y de nuevo los días de cavilaciones. Pero hubo algo que nunca, nadie de los que participamos en todo el proceso puso jamás en duda: lo verdaderamente responsable, lo legal y lo importante para las sociedades democráticas a las que nos dirigimos -y con cuyo impulso y progreso nos sentimos comprometidos- era dar a conocer la historia. Revelar lo oculto constituye la piedra de toque definitiva del periodismo comprometido, y nuestra raison d'être última.
Publicar informaciones confidenciales, reservadas o cuyas consecuencias políticas, económicas o sociales exceden de lo común plantea siempre un dilema, sobre todo si se trata de documentos de los que los Gobiernos puedan aducir, con razón o sin ella, que amenazan la seguridad nacional o la vida de determinadas personas. Dar a conocer esas informaciones pone a prueba algunos límites morales. Por supuesto, también tantea los contornos de determinadas normas legales. A veces puede ser irresponsable. Y siempre resulta incómodo.
Los papeles del Departamento de Estado no han sido una excepción. Y en verdad no suelen darse tantas: en mis casi cinco años como director de este periódico la situación no se ha producido en más de una decena de ocasiones. Puedo entender las objeciones oficiales a hacer públicos ciertos detalles, operaciones aún en marcha, nombres o lugares por el alto riesgo que su publicación comporta. A evitarlo los periodistas de EL PAÍS han aplicado toda su capacidad profesional, que es mucha, así como a proveer del contexto necesario una información que de por sí puede resultar prolija en exceso y difícil de seguir en todas sus consecuencias.
No comparto, naturalmente, otras objeciones. Sobre todo aquellas que persiguen mantener ocultos hechos que no ponen en riesgo más que la carrera política o la estatura moral de quien ha emitido opiniones francas, en demasiadas ocasiones contrarias a aquellas que sostiene en público, en el convencimiento de que su doble juego no corría riesgo alguno de acabar en las primeras páginas de cinco periódicos de alcance internacional.
Soy consciente de que publicar esta información pese a las objeciones de los Gobiernos supuso correr determinados riesgos. Pero también sé que nos resultaba de todo punto impensable escamotear a los lectores de EL PAÍS, a ambos lados del Atlántico, el relato detallado de lo que nuestros Gobiernos, así como el de Estados Unidos, hacen en nombre suyo, en el convencimiento de que, finalmente, la información redundará siempre en un ciudadano más comprometido con la democracia.
Es tarea de los Gobiernos, no de la prensa, mantener los secretos mientras puedan, y no seré yo quien discuta su derecho, ciertamente legítimo, a hacerlo así siempre que ello no encubra hechos dolosos o engaños a los ciudadanos.
Pero el principal de los deberes de un diario consiste en publicar aquello que haya averiguado, y en buscar las noticias allá donde las pueda conseguir. Como dije ya en un chat con los lectores de EL PAÍS, los periódicos tenemos muchas obligaciones en una sociedad democrática: la responsabilidad, la veracidad, el equilibrio y el compromiso con los ciudadanos. Entre ellas no se encuentra la de proteger a los Gobiernos, y al poder en general, de revelaciones embarazosas.
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Despilfarro autonómico: millones en museos de la boina o coches oficiales
Despilfarro autonómico: millones en museos de la boina o coches oficiales
El suplemento Mercados, del diario El Mundo, publica un "top 100 del derroche autonómico español". Millones de euros del bolsillo de los ciudadanos gastados en aeródromos donde no se puede aterrizar, altos cargos con sueldos vitalicios, subvenciones, museos de la boina y un escandaloso etcétera.
Depósitos, cuentas remuneradas, y tarjetas – compara antes de contratar
2010-12-19ImprimirEnviarCorregirComentar
LIBERTAD DIGITAL
La agencia Moody’s puso en perspectiva negativa la semana pasada la solvencia de España debido al escaso compromiso de los gobiernos regionales "para controlar gastos" y la "falta de disciplina" y transparencia en las cuentas públicas.
Mercados desgrana en su "top 100" una lista que oscila entre lo innecesario y lo delirante. Ahí están, por ejemplo, los 50 millones dedicados en Andalucía a construir una nueva sede de la Junta en el Palacio de San Telmo, o los 156 millones destinados a Canal Sur, pese a sus cuantiosas pérdidas de más de 10,8 millones que arrojará en 2011. Pero el gasto no termina ahí. El suplemento menciona la casa gratis para altos cargos de la que se benefician dirigentes con casa propia en la misma provincia donde ejercen, percibiendo hasta 1.300 euros mensuales.
En el caso de Aragón, el Gobierno de PSOE y PAR han destinado siete millones a campañas de propaganda. Además cuenta con 32 comarcas que se rigen por un Consejo Comarcal, con su presidente y entre 19 y 39 consejeros (la cifra en total es de 900 consejeros y 2.152 empleados).
En Asturias la situación no es mucho mejor. Existe un sobrecoste de 216 millones de euros –un 43% más de lo previsto- en la infraestructura del puerto de Gijón, situación que se repite en otras obras realizadas a iniciativa del Principado.
Baleares tiene una directora insular de Política Lingüística dedicada a fomentar el catalán en la isla. Pero esta tarea la comparte con otras dos directoras con las mismas funciones pero en otros niveles administrativos. En Baleares se mantienen dos televisiones públicas para un millón de habitantes. IB3 y TV de Mallorca acumulan una deuda con proveedores de más de 60 millones y un agujero histórico de 170.
El Gobierno balear también se gastó nada menos que dos millones para levantar una montaña de tierra al lado del nuevo hospital de Son Dureta, para que no se viera desde un Monasterio, y unos 100 euros por reunión a modo de cheque-visita para cada representante de UGT y CCOO cuando acuden a las reuniones con el Ejecutivo. En Baleares los diputados pueden cobrar 4.400 euros semanales porque pueden tener dedicación plena pese a ejercer otro oficio. Eso significa que cobran 61.727 euros del erario público, según Mercados, más lo que ganen en sus empresas, por sólo 30 horas mensuales.
Cantabria gozó de los servicios de Pablo Coto, ex presidente del Consejo Económico y Social, que se gastó 25.000 euros en copas y comidas, siempre según el suplemento. Por no mencionar la construcción de un aeródromo donde las avionetas no pueden aterrizar -por estar cerca de aerogeneradores-.
El caso de Cataluña es uno de los más notorios. A la sonora polémica de los traductores de español y catalán para la visita de una delegación nicaragüense –y que llevaron a Ernest Benach, ex presidente del Parlamento, a decir que "tanto lío por 1.000 puñeteros euros"- se añaden los 93.276 que el mismo Benach se gastó en tunear su coche oficial con televisor, escritorio, reposapiés, bluetooth, mp3...
Mercados recuerda a continuación la labor de Carod-Rovira, que destinó 254.000 euros en celebrar en Nueva York el Año de las Lenguas, más otros 2,9 millones en embajadas para subvencionar el deporte catalán, otros 12 para recordar la II República.... Por no mencionar los 8,2 millones para 90 agentes destinados a controlar la igualdad en las empresas.
En Extremadura se ha consentido que se sigan otorgando sueldos vitalicios a los altos cargos cesados; así como la concesión de despachos para siempre, como el de Juan Carlos Rodríguez Ibarra con una embajada costeada por las arcas públicas. Tal y como lo califica Mercados, Extremadura es el paraíso del enchufe y el sueldazo. Hay 21 puestos de directivos que cobran 65.000 euros anuales y otros 26 de 45.000. Hay 1.623 coches oficiales y se destinan seis millones de euros anuales a dietas y gastos.
La Galicia de Alberto Núñez-Feijóo tampoco es una excepción. A un famoso deportista se le concedieron 100.000 euros para promocionar el Xacobeo, y se han gastado millones en diversas iniciativas culturales y en la ampliación o construcción de un complejo hospitalario aún no materializado.
Pese a ser la comunidad autónoma que más déficit ha reducido, la Comunidad de Madrid debe afrontar situaciones como los 229 millones de deuda de Telemadrid, o la bancarrota de la M-45, que según Mercados, la presidenta aún no ha podido poner en equilibrio desde la concesión de Gallardón. IU señala que se pagarán 1.670 millones, el triple de lo que costó.
Las iniciativas del País Vasco llaman la atención. Ahí está el caso del museo de la Boina y otro centenar de museos a los que el Gobierno vasco destinará en 2011 casi 10 millones de euros. Igualmente, se han invertido 100 millones de euros a la construcción del nuevo estadio de San Mamés. EiTB es un conglomerado que cuenta con dos cadenas, dos canales internacionales y otro nativo digital en vasco. Pretende abrir otro de deporte.
El caso de Valencia es igualmente notorio. Según Mercados, el Ejecutivo de Camps debe enfrentarse a una deuda de 1.100 millones en Canal 9, cuantiosas indemnizaciones para ex altos cargos –el ex acalde de Castellón José Luis Gimeno ingresa 6.000 euros al mes-; los 200 millones en pérdidas de Terra Mítica,; y al hecho de que el Gobierno a recurrido a los conductores de vehículos oficiales para repartir el correo interno. También hay 11.304 líneas de móvil que deben pagarse todos los meses, sin que la Administración acceda a publicar el coste de las mismas.
El suplemento Mercados, del diario El Mundo, publica un "top 100 del derroche autonómico español". Millones de euros del bolsillo de los ciudadanos gastados en aeródromos donde no se puede aterrizar, altos cargos con sueldos vitalicios, subvenciones, museos de la boina y un escandaloso etcétera.
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2010-12-19ImprimirEnviarCorregirComentar
LIBERTAD DIGITAL
La agencia Moody’s puso en perspectiva negativa la semana pasada la solvencia de España debido al escaso compromiso de los gobiernos regionales "para controlar gastos" y la "falta de disciplina" y transparencia en las cuentas públicas.
Mercados desgrana en su "top 100" una lista que oscila entre lo innecesario y lo delirante. Ahí están, por ejemplo, los 50 millones dedicados en Andalucía a construir una nueva sede de la Junta en el Palacio de San Telmo, o los 156 millones destinados a Canal Sur, pese a sus cuantiosas pérdidas de más de 10,8 millones que arrojará en 2011. Pero el gasto no termina ahí. El suplemento menciona la casa gratis para altos cargos de la que se benefician dirigentes con casa propia en la misma provincia donde ejercen, percibiendo hasta 1.300 euros mensuales.
En el caso de Aragón, el Gobierno de PSOE y PAR han destinado siete millones a campañas de propaganda. Además cuenta con 32 comarcas que se rigen por un Consejo Comarcal, con su presidente y entre 19 y 39 consejeros (la cifra en total es de 900 consejeros y 2.152 empleados).
En Asturias la situación no es mucho mejor. Existe un sobrecoste de 216 millones de euros –un 43% más de lo previsto- en la infraestructura del puerto de Gijón, situación que se repite en otras obras realizadas a iniciativa del Principado.
Baleares tiene una directora insular de Política Lingüística dedicada a fomentar el catalán en la isla. Pero esta tarea la comparte con otras dos directoras con las mismas funciones pero en otros niveles administrativos. En Baleares se mantienen dos televisiones públicas para un millón de habitantes. IB3 y TV de Mallorca acumulan una deuda con proveedores de más de 60 millones y un agujero histórico de 170.
El Gobierno balear también se gastó nada menos que dos millones para levantar una montaña de tierra al lado del nuevo hospital de Son Dureta, para que no se viera desde un Monasterio, y unos 100 euros por reunión a modo de cheque-visita para cada representante de UGT y CCOO cuando acuden a las reuniones con el Ejecutivo. En Baleares los diputados pueden cobrar 4.400 euros semanales porque pueden tener dedicación plena pese a ejercer otro oficio. Eso significa que cobran 61.727 euros del erario público, según Mercados, más lo que ganen en sus empresas, por sólo 30 horas mensuales.
Cantabria gozó de los servicios de Pablo Coto, ex presidente del Consejo Económico y Social, que se gastó 25.000 euros en copas y comidas, siempre según el suplemento. Por no mencionar la construcción de un aeródromo donde las avionetas no pueden aterrizar -por estar cerca de aerogeneradores-.
El caso de Cataluña es uno de los más notorios. A la sonora polémica de los traductores de español y catalán para la visita de una delegación nicaragüense –y que llevaron a Ernest Benach, ex presidente del Parlamento, a decir que "tanto lío por 1.000 puñeteros euros"- se añaden los 93.276 que el mismo Benach se gastó en tunear su coche oficial con televisor, escritorio, reposapiés, bluetooth, mp3...
Mercados recuerda a continuación la labor de Carod-Rovira, que destinó 254.000 euros en celebrar en Nueva York el Año de las Lenguas, más otros 2,9 millones en embajadas para subvencionar el deporte catalán, otros 12 para recordar la II República.... Por no mencionar los 8,2 millones para 90 agentes destinados a controlar la igualdad en las empresas.
En Extremadura se ha consentido que se sigan otorgando sueldos vitalicios a los altos cargos cesados; así como la concesión de despachos para siempre, como el de Juan Carlos Rodríguez Ibarra con una embajada costeada por las arcas públicas. Tal y como lo califica Mercados, Extremadura es el paraíso del enchufe y el sueldazo. Hay 21 puestos de directivos que cobran 65.000 euros anuales y otros 26 de 45.000. Hay 1.623 coches oficiales y se destinan seis millones de euros anuales a dietas y gastos.
La Galicia de Alberto Núñez-Feijóo tampoco es una excepción. A un famoso deportista se le concedieron 100.000 euros para promocionar el Xacobeo, y se han gastado millones en diversas iniciativas culturales y en la ampliación o construcción de un complejo hospitalario aún no materializado.
Pese a ser la comunidad autónoma que más déficit ha reducido, la Comunidad de Madrid debe afrontar situaciones como los 229 millones de deuda de Telemadrid, o la bancarrota de la M-45, que según Mercados, la presidenta aún no ha podido poner en equilibrio desde la concesión de Gallardón. IU señala que se pagarán 1.670 millones, el triple de lo que costó.
Las iniciativas del País Vasco llaman la atención. Ahí está el caso del museo de la Boina y otro centenar de museos a los que el Gobierno vasco destinará en 2011 casi 10 millones de euros. Igualmente, se han invertido 100 millones de euros a la construcción del nuevo estadio de San Mamés. EiTB es un conglomerado que cuenta con dos cadenas, dos canales internacionales y otro nativo digital en vasco. Pretende abrir otro de deporte.
El caso de Valencia es igualmente notorio. Según Mercados, el Ejecutivo de Camps debe enfrentarse a una deuda de 1.100 millones en Canal 9, cuantiosas indemnizaciones para ex altos cargos –el ex acalde de Castellón José Luis Gimeno ingresa 6.000 euros al mes-; los 200 millones en pérdidas de Terra Mítica,; y al hecho de que el Gobierno a recurrido a los conductores de vehículos oficiales para repartir el correo interno. También hay 11.304 líneas de móvil que deben pagarse todos los meses, sin que la Administración acceda a publicar el coste de las mismas.
viernes, 17 de diciembre de 2010
El salario mínimo en España es muy bajo y manifiestamente injusto
Un informe publicado hoy por el Comité Europeo de Derechos Sociales del Consejo de Europa señala que el salario mínimo en España, establecido en 629 euros en 2009, es muy bajo y "manifiestamente injusto".Un informe publicado hoy por el Comité Europeo de Derechos Sociales del Consejo de Europa señala que el salario mínimo en España, establecido en 629 euros en 2009, es muy bajo y "manifiestamente injusto".
El salario mínimo en España es muy bajo y manifiestamente injusto
El salario mínimo en España es muy bajo y manifiestamente injusto
15:19 (17-12-2010) | 5
Un informe publicado hoy por el Comité Europeo de Derechos Sociales del Consejo de Europa señala que el salario mínimo en España, establecido en 629 euros en 2009, es muy bajo y "manifiestamente injusto".
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Menéame
El artículo 4.1 de la Carta Social Europea reconoce "el derecho de los trabajadores a una remuneración suficiente que les proporcione a ellos y a sus familias un nivel de vida decoroso".
Ya en el informe publicado hace tres años, el Comité manifestó que el salario mínimo español "se situaba claramente por debajo del umbral del 60% del salario medio".
En el nuevo informe presentado constata la falta de información recibida sobre los salario mínimo y medio, lo que representa uno de los siete incumplimientos cometidos por España, según el Comité, respecto a la Carta.
Los miembros de este comité europeo también señalan que la ley autoriza una duración del trabajo semanal superior a las 60 horas, por lo que "sería posible trabajar 12 horas al día", hecho que tampoco es conforme con lo estipulado en la Carta. Según el informe, la situación no ha cambiado desde 2007, cuando se señaló que el Estatuto de los Trabajadores permite que la duración del trabajo pueda superar las nueve horas previstas por la ley.
También se repite el incumplimiento relacionado con el recurso de arbitraje del Gobierno para poner fin a una huelga, que ha sido impuesto, gracias al Real Decreto Ley de 1977, en circunstancias fuera de los límites fijados por el artículo 31 de la Carta. Ese artículo prohíbe las restricciones "salvo las establecidas por la ley y que sean necesarias en una sociedad democrática para garantizar el respeto del derecho y las libertades de terceros o para proteger el orden público".
España incumple además el artículo 2.3 del documento comunitario sobre la dimensión social en las actividades laborales. Este se refiere a al derecho a las vacaciones anuales pagadas, ya que "en caso de enfermedad o accidente ocurrido durante las vacaciones, los trabajadores no tienen derecho a recuperar los días perdidos".
El informe sí aplaude, en cambio, que la ley orgánica 3/2007 de 22 de marzo de 2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres impide que coincidan las vacaciones anuales con situaciones de maternidad, parto o lactancia.
Horas extra
Sin embargo, el Comité lamenta que la "remuneración mayor por las horas suplementarias" sólo alcance al 54,83% de los convenios colectivos, que afectan al 49,35% de los trabajadores. Las cifras son de 2007, pero no hay información sobre cambio alguno.
Tampoco ha habido cambios respecto al informe de 2007 en lo que se refiere a los preavisos por cese del empleo. No se ajusta a la Carta que los contratos inferiores a un año se puedan extinguir anticipadamente sin aviso previo y los superiores al año, con 15 días de antelación.
El último incumplimiento es sobre el derecho sindical, ya que "no se ha probado que los representantes de los sindicatos menos representativos tengan acceso a los lugares de trabajo".
La función del Comité Europeo de Derechos Sociales consiste en "decidir jurídicamente si la situación de los Estados es conforme a la Carta Social Europea".
España ratificó la Carta Social Europea en 1980 y firmó en 2000 la Carta revisada, que aún no ha ratificado, y que incluye derechos a la protección contra la exclusión social, contra el acoso sexual, y el de los representantes de los trabajadores.
A diferencia de otros países como Francia, Italia o Portugal, España no ha reconocido a las ONG el derecho de presentar reclamaciones contra los Estados ante el Comité.
15:19 (17-12-2010) | 5
Un informe publicado hoy por el Comité Europeo de Derechos Sociales del Consejo de Europa señala que el salario mínimo en España, establecido en 629 euros en 2009, es muy bajo y "manifiestamente injusto".
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El artículo 4.1 de la Carta Social Europea reconoce "el derecho de los trabajadores a una remuneración suficiente que les proporcione a ellos y a sus familias un nivel de vida decoroso".
Ya en el informe publicado hace tres años, el Comité manifestó que el salario mínimo español "se situaba claramente por debajo del umbral del 60% del salario medio".
En el nuevo informe presentado constata la falta de información recibida sobre los salario mínimo y medio, lo que representa uno de los siete incumplimientos cometidos por España, según el Comité, respecto a la Carta.
Los miembros de este comité europeo también señalan que la ley autoriza una duración del trabajo semanal superior a las 60 horas, por lo que "sería posible trabajar 12 horas al día", hecho que tampoco es conforme con lo estipulado en la Carta. Según el informe, la situación no ha cambiado desde 2007, cuando se señaló que el Estatuto de los Trabajadores permite que la duración del trabajo pueda superar las nueve horas previstas por la ley.
También se repite el incumplimiento relacionado con el recurso de arbitraje del Gobierno para poner fin a una huelga, que ha sido impuesto, gracias al Real Decreto Ley de 1977, en circunstancias fuera de los límites fijados por el artículo 31 de la Carta. Ese artículo prohíbe las restricciones "salvo las establecidas por la ley y que sean necesarias en una sociedad democrática para garantizar el respeto del derecho y las libertades de terceros o para proteger el orden público".
España incumple además el artículo 2.3 del documento comunitario sobre la dimensión social en las actividades laborales. Este se refiere a al derecho a las vacaciones anuales pagadas, ya que "en caso de enfermedad o accidente ocurrido durante las vacaciones, los trabajadores no tienen derecho a recuperar los días perdidos".
El informe sí aplaude, en cambio, que la ley orgánica 3/2007 de 22 de marzo de 2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres impide que coincidan las vacaciones anuales con situaciones de maternidad, parto o lactancia.
Horas extra
Sin embargo, el Comité lamenta que la "remuneración mayor por las horas suplementarias" sólo alcance al 54,83% de los convenios colectivos, que afectan al 49,35% de los trabajadores. Las cifras son de 2007, pero no hay información sobre cambio alguno.
Tampoco ha habido cambios respecto al informe de 2007 en lo que se refiere a los preavisos por cese del empleo. No se ajusta a la Carta que los contratos inferiores a un año se puedan extinguir anticipadamente sin aviso previo y los superiores al año, con 15 días de antelación.
El último incumplimiento es sobre el derecho sindical, ya que "no se ha probado que los representantes de los sindicatos menos representativos tengan acceso a los lugares de trabajo".
La función del Comité Europeo de Derechos Sociales consiste en "decidir jurídicamente si la situación de los Estados es conforme a la Carta Social Europea".
España ratificó la Carta Social Europea en 1980 y firmó en 2000 la Carta revisada, que aún no ha ratificado, y que incluye derechos a la protección contra la exclusión social, contra el acoso sexual, y el de los representantes de los trabajadores.
A diferencia de otros países como Francia, Italia o Portugal, España no ha reconocido a las ONG el derecho de presentar reclamaciones contra los Estados ante el Comité.
lunes, 6 de diciembre de 2010
"Son 15 minutos. Dejas de respirar. Y fuera"
"Son 15 minutos. Dejas de respirar. Y fuera"
JUAN JOSÉ MILLÁS 05/12/2010
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Carlos Santos era un hombre de mundo. Amaba tanto la vida que quiso gobernar la suya hasta el final. Tenía un tumor incurable. Estaba condenado a morir sufriendo. Pero se rebeló. Acudió a la asociación Derecho a Morir Dignamente. Ellos le acompañaron en su última voluntad. El pasado 10 de noviembre decidió tomarle la delantera a su enfermedad. Desayunó y dio un paseo antes de tomar un cóctel letal. Murió dormido en la habitación de un hotel. Antes quiso contarnos su historia. Pretendía que su caso sirviera para reabrir el debate de la eutanasia.
Lo normal es que las personas mayores no se vean reflejadas en la gente de su edad, pero les contaré una excepción que viví el pasado 9 de noviembre, al conocer a Carlos Santos Velicia, un hombre de 66 años (dos más que yo) que había viajado hasta Madrid para quitarse la vida. Fue después de comer, al atravesar en su compañía la Puerta del Sol, en dirección al céntrico hotel en el que expiraría al día siguiente, cuando descubrí la existencia de una curiosa sincronía entre sus movimientos y los míos. No éramos sólo un hombre y otro hombre, éramos dos individuos mayores, con tics característicos de individuos mayores, dos casi ancianos a los que cualquier espectador objetivo habría situado, en el mejor de los casos, en el último tercio de su vida.
Quiero morir en casa. ¿Puedo?
La noticia en otros webs
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"Me dijeron: 'Haga el testamento vital. Le quedan meses"
"Mi casa parece una farmacia de las pastillas que hay"
"Espero que mañana a estas horas ya esté terminado"
"He ido desprendiéndome de todo. Ahora no llevo ni cadena al cuello, no llevo nada. El barco ha llegado al fin del viaje"
"Fui un león con las mujeres. Hoy soy un gatito deslustroso"
"He vivido una vida rica, que la mayoría no ha podido vivir"
"Prepararé el potingue, lo tomaré y me tumbaré"
La habitación del hotel, sin alcanzar la categoría de una suite, era grande y luminosa y estaba compuesta por dos espacios claramente diferenciados, uno para dormir y otro para estar. El primero disponía de una cama doble, con sus respectivas mesillas de noche, y el segundo, de un tresillo y una mesa baja, todo dispuesto, como es habitual, en torno al aparato de televisión. Entre ambos espacios había un pequeño escalón destinado a subrayar, con la diferencia de nivel, la desigualdad de sus funciones. El ventanal, amplio, daba a una terraza desde la que se apreciaban los tejados del viejo Madrid.
Una vez acomodados, Carlos en un extremo del sofá, yo en el sillón más próximo a ese extremo, las sacudidas especulares se acentuaron. Así, mientras él hablaba en un tono en el que me pareció detectar cierta euforia (¿la que precede al acto final?), reconocí en sus cejas el recorte torpe que yo aplico a las mías y descubrí en los orificios de su nariz y orejas los pelos sobrevivientes a las cacerías de que suelen ser víctimas, a partir de cierta edad, estas pilosidades. No fue todo: también vi en su mirada esa curiosa mezcla de desafío y desamparo que descubro en la mía cuando tropiezo con mi rostro en los espejos de los ascensores.
-Recibí el primer hachazo -empezaba a contarme Carlos hace quince años, cuando sin más me dan dos infartos de miocardio graves. En el segundo, con arreglo a todos los aparatos que había en la pared, estaba muerto. Ya sabes que se monitoriza todo en las pantallas y las pantallas estaban muertas. Y yo también. Estos cabrones, pensaba, me entierran ahora vivo. Los médicos me pedían que si les escuchaba moviera un dedo o parpadeara, pero yo no tenía energía para nada. Nada. Muerto, muerto. Por aquellas cosas de la vida, es obvio que resucité, y resucité como un bebé, llorando. Para mí fue muy duro, porque yo era corredor, esprintaba, y tuve que dejar de hacer deporte. Tengo dos trozos de corazón necrosados. De eso no te recuperas nunca. Tengo insuficiencia cardiaca, taquicardia y arritmia.
-Pero parece que has podido llevar una vida más o menos normal desde entonces -me oí decir.
¡De normal nada! Tuve que bajar, aterrizar. Pasé tres o cuatro años muy mal porque me sentía un inútil. Dejé de trabajar porque las agencias de viaje no querían darme trabajo (era guía turístico). Quise volver a trabajar y con la primera que lo hice tuve que ir a Sevilla y no llegué. El chófer tuvo que parar el autocar y llamar a una ambulancia que me llevó a urgencias, con lo cual el grupo quedó abandonado.
¿Y?
Tuve que plantearme mi vida y me la planteé muy bien: me voy a suicidar, pensé, pero a mi manera, a mi aire, me voy a los Mares del Sur. Me iré a Australia, de allí a Nueva Zelanda. Desde ahí iré bajando y cuando llegue a las islas de los Mares del Sur me buscaré al brujo de turno, me haré amigo de él y la noche que quiera irme le diré: "Brujo, colócame, que quiero dormirme y no quiero despertarme". Eso era lo que tenía in mente, pero, como decía John Lennon, la vida es lo que te va pasando mientras tú te empeñas en hacer otras cosas. Pues no sé lo que pasó. Pero estaba hecho una mierda. Me he pasado diez o doce años sin estar con una tía porque tenía pánico. Los médicos me decían: "Usted ya no es el león que era antes...". He sido un león en todos los sentidos: laborales, con mujeres, con todo. Ahora soy un gatito pequeño y deslustroso. Las tías, fuera. No había vida.
Mientras escucho a Carlos, cuento el número de lámparas de la habitación, primero de izquierda a derecha y después de derecha a izquierda. Y debo obtener el mismo resultado; si no, sucederá una catástrofe. Se trata de un mecanismo antiguo, infantil, para combatir la angustia. Contar me libera. Por eso cuento también ahora los dedos de las manos de mi interlocutor, siempre en las dos direcciones. Y si se levanta para ir al baño, porque tiene incontinencia urinaria, cuento los pasos que da al ir y los que da al volver, y siento un gran alivio si su número coincide. Todo ello sin dejar de escucharle. Me está relatando ahora lo de la hernia discal, que apareció luego, y por la que tuvo que meterse en el quirófano.
Fue tremendo dice, porque ya no podía ni saltar. Privaciones, privaciones y privaciones. La columna me daba dolores continuos. Hasta que me hicieron resonancias y apareció el bicho.
¿Qué bicho?
Un quiste radicular, no sabían desde cuándo estaba ahí, y es lo peor que hay, no se puede operar ni tocar porque te quedas paralítico, va al cerebro.
¿Es ahí donde llegan las terminaciones nerviosas?
Todo. Es el interior de la columna vertebral. Justamente está entre la S2 y la S3, cerca de los esfínteres de la orina y de los excrementos.
¿Cuándo te lo descubren?
Hace un año. Y me dicen que no hay solución, que no hay nada que hacer. Me lo han dicho tantas veces, tantos traumatólogos, hasta los tribunales que me dieron la minusvalía del 65% me lo dijeron: "Señor Santos, haga usted testamento vital porque le quedan meses, esto no tiene cura, no hay solución, no hay nada". ¿Qué haces? Pues me voy a EE UU, me compro una pistola y me pego un tiro, o me tiro por un puente... También he ido a edificios de Málaga que conozco, a mirar desde un octavo piso y a decirme: bueno, si me tiro desde aquí me mataré... Pero soy una persona pacífica, gustoso de la música suave, clásica, armoniosa, no me gustan los ruidos, siempre he sido pacifista, nunca me he peleado con nadie, no me gusta la violencia ni las cosas desagradables, muchas veces me ha cabreado atraer tanto a los homosexuales, cuando lo que me van son las mujeres. Y se lo preguntaba: "¿Pero por qué, qué coño tengo yo?". Y me contestaban: "Es que eres tan dulce, tan suave, tan tierno, tan fino, tan delgadito, tan poca cosa, que invitas a protegerte". Así que pensar en esas opciones me resultaba muy desagradable. Primero contacté con Exit, los australianos, y luego con Dignitas, que está en Suiza. Los de Suiza fueron los que me dieron la dirección de Derecho a Morir Dignamente de Barcelona, y éstos, la de Madrid. Y aquí estoy.
Aparte del problema del control de esfínteres, ¿de qué otra forma se muestra el deterioro?
Cada vez tengo menos energía. Por la mañana, cuando salgo de casa, después de desayunar y haber tomado Zaldiar, no tengo energía, no puedo caminar más de diez minutos sin sentarme a descansar. Lo mismo me ocurre cuando estoy de pie, tengo que buscar alguna silla donde sentarme, pues no me encuentro bien. Necesito sentarme o, mejor, tumbarme.
¿Estás muy medicado?
Sí, claro, con todos los efectos secundarios de la medicación. Mi casa parece una farmacia de las pastillas que hay.
¿Qué clase de pastillas?
De todo lo que puedas imaginar, de todo, cuarenta o cincuenta cajas, fíjate si hay. Por la mañana, cinco o seis pastillas; al mediodía, otras cinco o seis; por la noche, lo mismo. Y en los intervalos, en función de lo que me duela, pues otras tantas. El caso es que siempre tengo que llevar el pastillero conmigo. Mira, ahora voy a tomar una para tranquilizarme.
¿Quieres agua del minibar?
No, del grifo.
Carlos Santos se retira al cuarto de baño a tomarse la pastilla. Observo que la luz ha cambiado. El sol ya no da directamente en la ventana, como cuando llegamos al hotel (sobre las 4.30 de la tarde), pero la habitación me sigue pareciendo alegre. Soy yo el que está sombrío, sobrecogido. Mientras espero su regreso, releo la carta que ha escrito para la Policía Local de Madrid, donde pide que notifiquen su defunción a la dueña de la pensión donde vive, en Málaga, a fin de que "como no tengo familia ni herederos, disponga de mis pertenencias, ropa, etc., como quiera". Tras la firma, añade una suerte de posdata rogando que retiren de la vía pública su coche "antes de que lo rompan o lo destrocen". Como se retrasa, repaso también la carta al juez, donde tras resumir sus padecimientos y detallar el futuro terrible que le espera a medida que avance la enfermedad (descontrol absoluto de esfínteres, dolores intensísimos, parálisis y muerte), afirma que su voluntad de morir es fruto de sus valores y que nadie le ha inducido a adoptar esta decisión que toma de manera "libre, voluntariamente, sin que ninguna persona tenga que cooperar de forma necesaria, directa o indirectamente, para llevarla a cabo".
Como Carlos no acaba de salir del cuarto de baño, empiezo a contar, para entretener la espera, las vocales de la misiva al juez. Aparece cuando voy por la 65.
¿Era un ansiolítico? pregunto refiriéndome a la pastilla que acaba de tomarse.
Sí, pero bajo, Diazepam de 2,5.
¿Y para dormir tomas cosas?
¡Huy, sí! Ya no me hacen nada tampoco.
El círculo vicioso de la tolerancia y la adicción.
Llegará un momento en que... Bueno, ya no habrá momentos porque espero que mañana a estas horas ya esté terminado.
La luz de la habitación ha vuelto a cambiar y mi estado de ánimo se ha oscurecido. Deben de ser las cinco y media o seis menos cuarto de la tarde. Me levanto y enciendo una lámpara de pie mientras Carlos habla ahora de un libro inédito en el que ha trabajado durante los últimos quince años de su vida. Se titula El hombre dividido.
-¿Quién es el hombre dividido? pregunto.
Soy yo dice, yo y el mundo. Países que me han enamorado, como Italia, la India, Francia... ¿Sabes lo que es Nepal, Tailandia, Brasil, la República Dominicana, Gambia...? Y Europa como mi propia casa. Hay un lugar que es uno de mis favoritos, la tumba de Gala Placidia, en Rávena. Me gusta ir y estar solo ahí. Suelo cerrar los ojos para no ver nada y dejar que mi imaginación fluya y trate de imaginarse cómo fue la antesala del fin del Imperio Romano de Occidente. En realidad, he vivido. Otros no han vivido ni la mitad. Y la he vivido de lujo porque era todo pagado.
¿Tu ciudad favorita?
Londres es mi ciudad por muchos motivos. Uno, porque fue el primer sitio donde encontré la felicidad. En España no había sido nunca feliz, mi padre me pegaba con fiereza, igual que los hijos de puta de los jesuitas, que te hacían poner los dedos así, de punta, y te daban con la regla. Todo eso, una infancia muy desgraciada. Mi padre y yo vivíamos en un pequeño apartamento y desde niño, cada mañana, me levantaba de la cama, que estaba en el salón, iba a la cocina, que era donde estaba la radio, y movía el dial hasta que escuchaba una lengua extranjera. Ahí lo dejaba.
También me reconozco en ese sueño infantil de ser extranjero, aun al precio de no entender nada. ¿Acaso entendían algo los autóctonos? Ser extranjero, en aquellos años, era a lo más que se podía aspirar en la vida. ¡Qué imagen brutal, pienso, la del niño a la búsqueda de un idioma ininteligible, de una vida otra!
Mientras Carlos da detalles acerca de su libro, de su vida en Londres (donde vivió varios años) y de sus viajes a lo largo y ancho del planeta, comprendo que este hombre consiguió su sueño de ser extranjero, aunque pagando el duro precio del desarraigo, de la soledad, del aislamiento. Entonces se me escapa el primer bostezo, que es una señal de alarma. En las situaciones dramáticas, o que vivo como dramáticas, me da, además de por contar, por bostezar, como si me aburriera. Me defiendo así de los excesos de realidad, de la angustia, del pánico. Bostezo en los entierros y en las unidades de vigilancia intensiva de los hospitales como bostezaba de joven en los exámenes y en las entrevistas de trabajo. El bostezo significa que estoy jodido. Estás jodido, Juanjo, me digo, al tiempo de contar con los dedos las sílabas de "estás jodido, Juanjo" (siete, un heptasílabo) y tengo la tentación de preguntar a Santos por sus pequeños ritos contra la enfermedad, contra la mala suerte, contra la desgracia.
Por fortuna, él ha comenzado a hablar ya de la eutanasia, de su necesidad de dejar testimonio para ayudar a que se genere un debate público sobre la cuestión. En este tema, como en todos, se manifiesta de manera muy cerebral, incluyendo datos económicos y estadísticas sobre el suicidio que no me interesan demasiado. Me afectan más los aspectos emocionales, el hecho de que uno tenga que morir, cuando así lo ha decidido, de forma clandestina, en habitaciones de hoteles, en vez de hacerlo en la propia cama, o en la de un hospital, adecuadamente atendido por profesionales y rodeado de los suyos. A Carlos le da igual quitarse de en medio en un sitio u otro, no tiene a nadie y su patria es el mundo. Asegura que conoce Europa como yo conozco las habitaciones de mi casa.
-Cuando vine a Madrid para hablar por primera vez con los de DMD añade me preguntaron cuándo quería hacerlo. "Mañana", contesté, "ya que estoy aquí, mañana". Total, las cuatro cosas que tenía se las había regalado a cuatro o cinco amigos y amigas, y los ahorros se los dejo a DMD, que me dijeron que no les debía nada. Ya lo sé, contesté, pero qué hago, no fumo, no bebo y no como porque no encuentro gusto en nada. ¿En qué gasto el dinero? Antes, en Málaga, me encantaba comprar pasteles de Gloria, los mazapanes... Ahora me puedes ofrecer la Luna y no me hará ni sonreír, es que no me provoca, con el problema de los jugos gástricos... Ya no paso gusto comiendo, no paso gusto con nada. Lo que quiero es dejar de vivir, y si puede ser antes, mejor que después. En la pensión sólo he dejado ropa porque no sirve para nada. Me he traído esto.
"Esto" es una cartera de mano con la que ha hecho el viaje desde Málaga y que contiene el último equipaje de su vida: un pijama, una camisa, unos calcetines, unas zapatillas y unos calzoncillos.
Una muda resume él. Se supone que mañana a estas horas ya no me hará falta para nada.
En la cartera hay también un bote, envuelto en una bolsa de plástico, que contiene, me explica, el llamado "cóctel de autoliberación", compuesto por un hipnótico, para quedarse dormido, y un conjunto de medicamentos contra la malaria que a altas dosis resulta mortal. La fórmula está al alcance de los socios de DMD en la llamada Guía de autoliberación, y sus componentes son fáciles de obtener, la mayoría sin receta. Es, por otra parte, la misma combinación que recomiendan casi todas las asociaciones del resto del mundo.
Aunque se ha emocionado hasta las lágrimas al recordar algunos aspectos de su infancia, la actitud general de Carlos es de una frialdad que sobrecoge. Pienso que quizá es su modo de defenderse de este exceso de realidad, como la mía es bostezar o contar vocales, molduras, dedos, lámparas... Recuerdo entonces que en algún momento, cuando nos dirigíamos al hotel, mencionó la posibilidad de hablar con el director para que le hicieran un descuento.
-Me hacen descuento en todos los hoteles añadió cuando me identifico como guía turístico.
¿El diez por ciento? pregunté yo absurdamente.
¡Qué diez por ciento! responde enfadado ¡El cincuenta por ciento por lo menos!
La decisión de quitarse de en medio no había alterado en absoluto sus costumbres. Así, antes de viajar a Madrid fue a Renfe para consultar precios y descuentos teniendo en cuenta que poseía la Tarjeta Dorada para mayores de 60 años. Dado que lo pagó todo con la tarjeta de crédito, consultó también las tarifas del hotel para asegurarse de dejar en la cuenta corriente la cantidad precisa para que cada cual cobrara lo suyo. Y calculó que la mejor hora para tomarse la pócima sería en torno al mediodía, de forma que los voluntarios de DMD que habrían de acompañarle quedaran libres a media tarde: "Mejor que por la noche", decía en el correo electrónico donde enumeraba todos los detalles de orden práctico.
Como la tarde continúa cayendo, y con ella mi estado de ánimo, me levanto y enciendo otra luz que está algo alejada de mi posición. He de dar cinco pasos de ida, pero sólo me salen cuatro de vuelta. Mal asunto.
Lo de Suiza le digo volviéndome a sentar me parece muy frío. He leído algunas cosas que...
Como te he dicho insiste Carlos, yo he nacido en España, pero eso no me hace español. Cuando llegué a Inglaterra, me dijeron: "Mira, Carlos, aquí se hacen las cosas bien, no como en tu país, y se hacen bien desde el principio porque si no hay que volver a hacerlas y eso cuesta tiempo y dinero". Esa era la realidad, los españoles llegaban con las maletas aquellas de madera atadas con una cuerda. Yo era uno de esos. El día que me dijeron "tú eres uno de los nuestros, eres un verdadero profesional", ese día fue para mí... Así que todo eso de la frialdad me la suda, no me dice nada. ¿Qué frialdad? ¿A qué he venido yo aquí, a tomar pastelitos, a bailar unas sevillanas? Ni estoy de humor para bailar sevillanas ni puedo bailarlas, casi no puedo moverme. Defíneme frialdad. A mí lo que me importa es que me digan: "Señor Santos, el día tal, a tal hora, usted se presenta en esta dirección...". Mañana me levantaré, desayunaré por ahí cualquier cosa, y como a las doce o las dos, la hora más temprana, prepararé el potingue, me lo tomo, me tumbo... Los voluntarios de DMD se quedarán conmigo hasta que me haya dormido. En Suiza, con el pentobarbital, son quince minutos. Ya, dejas de respirar, y fuera. Quince minutos, para qué vamos a estar horas y horas y horas.
¿Te gusta leer? se me ocurre preguntar, parezco un idiota.
Sí, he sido un gran devorador de libros, pero ya no puedo. Mi cabeza sólo está ahora en una cosa y no hay nada más. Ya he regalado todos mis libros.
¿Tenías una buena biblioteca?
Sí, grande, muy amplia. Me he deshecho de todo. Soy un hombre de caprichos. Mira qué cinturón llevo.
Se levanta para que lo vea.
Muy bonito, sí digo observando la hebilla, formada por una moneda grande, de plata, donde se lee el lema de la República Francesa (Liberté, Égalité, Fraternité).
Es un cinturón que es una joya, de plata pura. Lo he diseñado yo, lo he hecho yo, es un cinturón único. Cuando he llevado algo encima ha sido diseñado por mí. He cogido un papel y un bolígrafo y me he puesto a dibujar lo que quería. Como siempre he tenido amigos de todo, en Mallorca tenía uno que era joyero y él me hizo mis gemelos, mi anillo...
Lleva cuidado con el escalón le digo, que ya te has caído un par de veces.
... he ido desprendiéndome de todo. Ahora, como ves, no llevo ni cadena al cuello, no llevo nada, el barco ha llegado al fin del viaje.
¿Tienes nostalgia?
No, he vivido una vida buena, rica, que la mayoría de los mortales no han vivido.
¿Y si bajamos a tomar un café?
Como quieras.
Abandonamos la habitación. Cuento mentalmente los pasos que damos hasta el ascensor, los segundos que tarda en llegar, el número de letras de la palabra ascensor (ocho, tres vocales y cinco consonantes, una rareza). Nos instalamos en una mesa de la cafetería del hotel. Yo pido un té verde y él un té con leche fría. Nos traen con la bebida unas pastas que a él no le apetecen. Me las ofrece, pero las rechazo, advirtiendo que le da pena que se queden ahí. En esto, noto en la atmósfera algo que añade desazón a la pesadumbre, como si fuera domingo por la tarde. Y no es domingo, es martes, pero caigo en la cuenta de que ese martes es fiesta en Madrid (la Almudena). He de irme, me digo, he llegado a mi límite, no soy capaz ya de reprimir los bostezos, ni de dejar de contar, he contado los botones de la chaqueta del camarero, el número de baldosas del suelo, el número de patas que suman las de todas las sillas de la cafetería... Carlos Santos sólo quería de mí que le ayudara a dar testimonio de su decisión para provocar un debate acerca de la eutanasia. Me sobra material para dar ese testimonio, para que se abra, una vez más, la discusión. No quiero verme en este hombre mayor (que va a morir mañana) cada vez que se lleva la taza a los labios, cada vez que recuerda su voluntad de convertirse en extranjero, cada vez que me mira con esa mezcla de desamparo y desafío característica de mi mirada. La solidaridad tiene límites, y creo haber alcanzado los míos. Debes protegerte, me digo.
-Si me pides que te cuente un día normal de mi vida... -está diciendo en esos instantes Carlos Santos.
Te lo pido digo.
Me levanto a las ocho, ocho y media de la mañana. A las nueve y media o a las diez salgo ya de casa. ¿Adónde voy? A la biblioteca. ¿Por qué? Porque, primero, necesito estar sentado, no puedo estar de pie. Segundo, no puedo estar en un café tres o cuatro horas leyendo los periódicos y tomándome un té. En la biblioteca no tengo que tomarme ni el té, tengo todos los periódicos a mi disposición y encima subo al primer piso y tengo Internet. Y tengo dos correos, uno solamente para la prensa en inglés, Financial Times, The Economist, The Herald Tribune, The New York Times, The Daily Telegraph..., en fin, la mejor prensa, la que te sigue diciendo qué cojones le pasa a España, que sigue teniendo revalorizados los pisos el 48% y que si así piensan vender. Eso, hace dos semanas. Están al doble de lo que valen y siguen sin bajar. Me paso toda la mañana en la biblioteca, hasta las dos, que cierran. A veces me llevo papel y escribo algo. Como en el hogar del jubilado y vuelvo a la biblioteca hasta las ocho. A esa hora me voy a casa porque es un mal barrio. Es de noche, me da miedo, y ya no salgo. Esto es un día de mi vida de lunes a viernes. Los sábados y los domingos, como no hay biblioteca, me los trato de organizar de otra manera, en un bar agradable que he encontrado, tienen varios periódicos, los leo...
-Bueno, Carlos, te voy a dejar digo en pleno ataque de fobia.
Y enseguida, para atenuar la brusquedad, añado:
¿Te acuestas pronto? ¿Quieres tomar algo o es temprano para cenar?
Hambre dice él no tengo nunca. Si luego tengo hambre, pido algo ligero; si no, me meto en la cama, que estoy cansado.
Me levanto, se levanta, nos miramos como dos personas mayores.
¿Adónde vas? pregunta.
A Gran Vía, para tomar un taxi.
Te acompaño.
Y me acompaña. Es noche cerrada ya y en las calles se respira la atmósfera festiva del domingo, aunque sea martes. En esto se detiene, nos detenemos, me mira a los ojos levantando un poco la cabeza (es algo más bajo que yo) y pregunta:
¿Tú también eres socio de DMD?
También.
Ah, vale dice, y continuamos caminando, ahora en silencio. Es la primera vez en toda la tarde que se establece entre nosotros un silencio que a él no le urge rellenar con palabras.
Ha refrescado digo entonces yo al tiempo de contar las sílabas de "ha refrescado" (cinco, un pentasílabo).
Sí asiente él.
Al llegar a Callao, y como me da la impresión de que tiene miedo a extraviarse, le pregunto si quiere que le acompañe de nuevo hasta el hotel. Dice que no, que aunque las medicinas le desorientan, se ha fijado bien por dónde hemos venido. Nos damos un abrazo largo.
¿Te veré mañana? pregunta cuando nos liberamos del largo abrazo (la expresión "largo abrazo", calculo, tiene once letras, cinco vocales y seis consonantes).
No lo sé miento, pues estoy seguro de que no tendré valor para acompañarle.
Mientras espero la llegada de un taxi, observo a Carlos Santos alejarse de espaldas con los movimientos característicos de un hombre de mi edad.
Al día siguiente, Carlos Santos se levantó, desayunó y salió a la calle para resolver en una sucursal madrileña de su banco un par de asuntos burocráticos todavía pendientes. Al mediodía (sobre las 12.45) subió en compañía de un voluntario y una voluntaria de DMD a su habitación grande y luminosa.
¿Qué os parece si me pongo el pijama? preguntó a los voluntarios.
Antes de que le contestaran, se metió en el cuarto de baño, de donde salió al poco en pijama y con unas zapatillas (no se había quitado los calcetines). Dobló cuidadosamente la ropa de la que se acababa de desprender y la guardó en el armario. A continuación tomó el DNI y lo colocó en la mesa, sobre un pequeño conjunto de billetes bien doblados. Muy cerca, dejó la carta al juez y a la policía.
Luego sacó de su cartera el bote con las pastillas, que ya había pulverizado, y las introdujo en un vaso, echando a continuación una porción de un yogur de fresa que había comprado antes de subir. Revolvió bien con la cuchara hasta lograr una masa homogénea (lo que llevó su tiempo, por la cantidad) y el yogur de fresa se puso azul debido a la reacción química. Se tomó el "cóctel" a cucharadas asegurando a los voluntarios que no estaba tan malo comparado con el aceite de ricino de su infancia. Se encontraba sentado en el sofá, quizá en el mismo extremo desde el que había hablado conmigo el día anterior. Abandonando las zapatillas en el suelo, colocó los pies (con calcetines) sobre el borde de la mesa baja y esperó los efectos del brebaje contándoles su vida a los voluntarios. Volvió a emocionarse, me dijeron, cuando recordó algunos pasajes de su desdichada infancia. A medida que pasaban los minutos, hablaba más despacio, pero sin perder en ningún momento la coherencia. Se quedó dormido sobre las 13.40, y media hora después, en medio del profundo sueño, dejó de respirar, sin estertores, sin sufrimiento, sin dolor, escapando así a un horizonte clínico espantoso. Los voluntarios de DMD abandonaron la habitación dejándolo todo tal y como estaba.
Al día siguiente, a primera hora de la mañana, otro voluntario de DMD telefoneó al hotel para advertirles sobre lo que se encontrarían en la habitación 511. La prensa, como es habitual en estos casos, no dio cuenta del suceso. La muerte de Carlos Santos Velicia, de no ser porque él quiso que quedara testimonio de ella, sólo habría servido para engordar el cajón de sastre de las estadísticas sobre el suicidio. Carlos Santos Velicia tiene siete sílabas, así que, de ser un verso, sería un heptasílabo.
JUAN JOSÉ MILLÁS 05/12/2010
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Carlos Santos era un hombre de mundo. Amaba tanto la vida que quiso gobernar la suya hasta el final. Tenía un tumor incurable. Estaba condenado a morir sufriendo. Pero se rebeló. Acudió a la asociación Derecho a Morir Dignamente. Ellos le acompañaron en su última voluntad. El pasado 10 de noviembre decidió tomarle la delantera a su enfermedad. Desayunó y dio un paseo antes de tomar un cóctel letal. Murió dormido en la habitación de un hotel. Antes quiso contarnos su historia. Pretendía que su caso sirviera para reabrir el debate de la eutanasia.
Lo normal es que las personas mayores no se vean reflejadas en la gente de su edad, pero les contaré una excepción que viví el pasado 9 de noviembre, al conocer a Carlos Santos Velicia, un hombre de 66 años (dos más que yo) que había viajado hasta Madrid para quitarse la vida. Fue después de comer, al atravesar en su compañía la Puerta del Sol, en dirección al céntrico hotel en el que expiraría al día siguiente, cuando descubrí la existencia de una curiosa sincronía entre sus movimientos y los míos. No éramos sólo un hombre y otro hombre, éramos dos individuos mayores, con tics característicos de individuos mayores, dos casi ancianos a los que cualquier espectador objetivo habría situado, en el mejor de los casos, en el último tercio de su vida.
Quiero morir en casa. ¿Puedo?
La noticia en otros webs
webs en español
en otros idiomas
"Me dijeron: 'Haga el testamento vital. Le quedan meses"
"Mi casa parece una farmacia de las pastillas que hay"
"Espero que mañana a estas horas ya esté terminado"
"He ido desprendiéndome de todo. Ahora no llevo ni cadena al cuello, no llevo nada. El barco ha llegado al fin del viaje"
"Fui un león con las mujeres. Hoy soy un gatito deslustroso"
"He vivido una vida rica, que la mayoría no ha podido vivir"
"Prepararé el potingue, lo tomaré y me tumbaré"
La habitación del hotel, sin alcanzar la categoría de una suite, era grande y luminosa y estaba compuesta por dos espacios claramente diferenciados, uno para dormir y otro para estar. El primero disponía de una cama doble, con sus respectivas mesillas de noche, y el segundo, de un tresillo y una mesa baja, todo dispuesto, como es habitual, en torno al aparato de televisión. Entre ambos espacios había un pequeño escalón destinado a subrayar, con la diferencia de nivel, la desigualdad de sus funciones. El ventanal, amplio, daba a una terraza desde la que se apreciaban los tejados del viejo Madrid.
Una vez acomodados, Carlos en un extremo del sofá, yo en el sillón más próximo a ese extremo, las sacudidas especulares se acentuaron. Así, mientras él hablaba en un tono en el que me pareció detectar cierta euforia (¿la que precede al acto final?), reconocí en sus cejas el recorte torpe que yo aplico a las mías y descubrí en los orificios de su nariz y orejas los pelos sobrevivientes a las cacerías de que suelen ser víctimas, a partir de cierta edad, estas pilosidades. No fue todo: también vi en su mirada esa curiosa mezcla de desafío y desamparo que descubro en la mía cuando tropiezo con mi rostro en los espejos de los ascensores.
-Recibí el primer hachazo -empezaba a contarme Carlos hace quince años, cuando sin más me dan dos infartos de miocardio graves. En el segundo, con arreglo a todos los aparatos que había en la pared, estaba muerto. Ya sabes que se monitoriza todo en las pantallas y las pantallas estaban muertas. Y yo también. Estos cabrones, pensaba, me entierran ahora vivo. Los médicos me pedían que si les escuchaba moviera un dedo o parpadeara, pero yo no tenía energía para nada. Nada. Muerto, muerto. Por aquellas cosas de la vida, es obvio que resucité, y resucité como un bebé, llorando. Para mí fue muy duro, porque yo era corredor, esprintaba, y tuve que dejar de hacer deporte. Tengo dos trozos de corazón necrosados. De eso no te recuperas nunca. Tengo insuficiencia cardiaca, taquicardia y arritmia.
-Pero parece que has podido llevar una vida más o menos normal desde entonces -me oí decir.
¡De normal nada! Tuve que bajar, aterrizar. Pasé tres o cuatro años muy mal porque me sentía un inútil. Dejé de trabajar porque las agencias de viaje no querían darme trabajo (era guía turístico). Quise volver a trabajar y con la primera que lo hice tuve que ir a Sevilla y no llegué. El chófer tuvo que parar el autocar y llamar a una ambulancia que me llevó a urgencias, con lo cual el grupo quedó abandonado.
¿Y?
Tuve que plantearme mi vida y me la planteé muy bien: me voy a suicidar, pensé, pero a mi manera, a mi aire, me voy a los Mares del Sur. Me iré a Australia, de allí a Nueva Zelanda. Desde ahí iré bajando y cuando llegue a las islas de los Mares del Sur me buscaré al brujo de turno, me haré amigo de él y la noche que quiera irme le diré: "Brujo, colócame, que quiero dormirme y no quiero despertarme". Eso era lo que tenía in mente, pero, como decía John Lennon, la vida es lo que te va pasando mientras tú te empeñas en hacer otras cosas. Pues no sé lo que pasó. Pero estaba hecho una mierda. Me he pasado diez o doce años sin estar con una tía porque tenía pánico. Los médicos me decían: "Usted ya no es el león que era antes...". He sido un león en todos los sentidos: laborales, con mujeres, con todo. Ahora soy un gatito pequeño y deslustroso. Las tías, fuera. No había vida.
Mientras escucho a Carlos, cuento el número de lámparas de la habitación, primero de izquierda a derecha y después de derecha a izquierda. Y debo obtener el mismo resultado; si no, sucederá una catástrofe. Se trata de un mecanismo antiguo, infantil, para combatir la angustia. Contar me libera. Por eso cuento también ahora los dedos de las manos de mi interlocutor, siempre en las dos direcciones. Y si se levanta para ir al baño, porque tiene incontinencia urinaria, cuento los pasos que da al ir y los que da al volver, y siento un gran alivio si su número coincide. Todo ello sin dejar de escucharle. Me está relatando ahora lo de la hernia discal, que apareció luego, y por la que tuvo que meterse en el quirófano.
Fue tremendo dice, porque ya no podía ni saltar. Privaciones, privaciones y privaciones. La columna me daba dolores continuos. Hasta que me hicieron resonancias y apareció el bicho.
¿Qué bicho?
Un quiste radicular, no sabían desde cuándo estaba ahí, y es lo peor que hay, no se puede operar ni tocar porque te quedas paralítico, va al cerebro.
¿Es ahí donde llegan las terminaciones nerviosas?
Todo. Es el interior de la columna vertebral. Justamente está entre la S2 y la S3, cerca de los esfínteres de la orina y de los excrementos.
¿Cuándo te lo descubren?
Hace un año. Y me dicen que no hay solución, que no hay nada que hacer. Me lo han dicho tantas veces, tantos traumatólogos, hasta los tribunales que me dieron la minusvalía del 65% me lo dijeron: "Señor Santos, haga usted testamento vital porque le quedan meses, esto no tiene cura, no hay solución, no hay nada". ¿Qué haces? Pues me voy a EE UU, me compro una pistola y me pego un tiro, o me tiro por un puente... También he ido a edificios de Málaga que conozco, a mirar desde un octavo piso y a decirme: bueno, si me tiro desde aquí me mataré... Pero soy una persona pacífica, gustoso de la música suave, clásica, armoniosa, no me gustan los ruidos, siempre he sido pacifista, nunca me he peleado con nadie, no me gusta la violencia ni las cosas desagradables, muchas veces me ha cabreado atraer tanto a los homosexuales, cuando lo que me van son las mujeres. Y se lo preguntaba: "¿Pero por qué, qué coño tengo yo?". Y me contestaban: "Es que eres tan dulce, tan suave, tan tierno, tan fino, tan delgadito, tan poca cosa, que invitas a protegerte". Así que pensar en esas opciones me resultaba muy desagradable. Primero contacté con Exit, los australianos, y luego con Dignitas, que está en Suiza. Los de Suiza fueron los que me dieron la dirección de Derecho a Morir Dignamente de Barcelona, y éstos, la de Madrid. Y aquí estoy.
Aparte del problema del control de esfínteres, ¿de qué otra forma se muestra el deterioro?
Cada vez tengo menos energía. Por la mañana, cuando salgo de casa, después de desayunar y haber tomado Zaldiar, no tengo energía, no puedo caminar más de diez minutos sin sentarme a descansar. Lo mismo me ocurre cuando estoy de pie, tengo que buscar alguna silla donde sentarme, pues no me encuentro bien. Necesito sentarme o, mejor, tumbarme.
¿Estás muy medicado?
Sí, claro, con todos los efectos secundarios de la medicación. Mi casa parece una farmacia de las pastillas que hay.
¿Qué clase de pastillas?
De todo lo que puedas imaginar, de todo, cuarenta o cincuenta cajas, fíjate si hay. Por la mañana, cinco o seis pastillas; al mediodía, otras cinco o seis; por la noche, lo mismo. Y en los intervalos, en función de lo que me duela, pues otras tantas. El caso es que siempre tengo que llevar el pastillero conmigo. Mira, ahora voy a tomar una para tranquilizarme.
¿Quieres agua del minibar?
No, del grifo.
Carlos Santos se retira al cuarto de baño a tomarse la pastilla. Observo que la luz ha cambiado. El sol ya no da directamente en la ventana, como cuando llegamos al hotel (sobre las 4.30 de la tarde), pero la habitación me sigue pareciendo alegre. Soy yo el que está sombrío, sobrecogido. Mientras espero su regreso, releo la carta que ha escrito para la Policía Local de Madrid, donde pide que notifiquen su defunción a la dueña de la pensión donde vive, en Málaga, a fin de que "como no tengo familia ni herederos, disponga de mis pertenencias, ropa, etc., como quiera". Tras la firma, añade una suerte de posdata rogando que retiren de la vía pública su coche "antes de que lo rompan o lo destrocen". Como se retrasa, repaso también la carta al juez, donde tras resumir sus padecimientos y detallar el futuro terrible que le espera a medida que avance la enfermedad (descontrol absoluto de esfínteres, dolores intensísimos, parálisis y muerte), afirma que su voluntad de morir es fruto de sus valores y que nadie le ha inducido a adoptar esta decisión que toma de manera "libre, voluntariamente, sin que ninguna persona tenga que cooperar de forma necesaria, directa o indirectamente, para llevarla a cabo".
Como Carlos no acaba de salir del cuarto de baño, empiezo a contar, para entretener la espera, las vocales de la misiva al juez. Aparece cuando voy por la 65.
¿Era un ansiolítico? pregunto refiriéndome a la pastilla que acaba de tomarse.
Sí, pero bajo, Diazepam de 2,5.
¿Y para dormir tomas cosas?
¡Huy, sí! Ya no me hacen nada tampoco.
El círculo vicioso de la tolerancia y la adicción.
Llegará un momento en que... Bueno, ya no habrá momentos porque espero que mañana a estas horas ya esté terminado.
La luz de la habitación ha vuelto a cambiar y mi estado de ánimo se ha oscurecido. Deben de ser las cinco y media o seis menos cuarto de la tarde. Me levanto y enciendo una lámpara de pie mientras Carlos habla ahora de un libro inédito en el que ha trabajado durante los últimos quince años de su vida. Se titula El hombre dividido.
-¿Quién es el hombre dividido? pregunto.
Soy yo dice, yo y el mundo. Países que me han enamorado, como Italia, la India, Francia... ¿Sabes lo que es Nepal, Tailandia, Brasil, la República Dominicana, Gambia...? Y Europa como mi propia casa. Hay un lugar que es uno de mis favoritos, la tumba de Gala Placidia, en Rávena. Me gusta ir y estar solo ahí. Suelo cerrar los ojos para no ver nada y dejar que mi imaginación fluya y trate de imaginarse cómo fue la antesala del fin del Imperio Romano de Occidente. En realidad, he vivido. Otros no han vivido ni la mitad. Y la he vivido de lujo porque era todo pagado.
¿Tu ciudad favorita?
Londres es mi ciudad por muchos motivos. Uno, porque fue el primer sitio donde encontré la felicidad. En España no había sido nunca feliz, mi padre me pegaba con fiereza, igual que los hijos de puta de los jesuitas, que te hacían poner los dedos así, de punta, y te daban con la regla. Todo eso, una infancia muy desgraciada. Mi padre y yo vivíamos en un pequeño apartamento y desde niño, cada mañana, me levantaba de la cama, que estaba en el salón, iba a la cocina, que era donde estaba la radio, y movía el dial hasta que escuchaba una lengua extranjera. Ahí lo dejaba.
También me reconozco en ese sueño infantil de ser extranjero, aun al precio de no entender nada. ¿Acaso entendían algo los autóctonos? Ser extranjero, en aquellos años, era a lo más que se podía aspirar en la vida. ¡Qué imagen brutal, pienso, la del niño a la búsqueda de un idioma ininteligible, de una vida otra!
Mientras Carlos da detalles acerca de su libro, de su vida en Londres (donde vivió varios años) y de sus viajes a lo largo y ancho del planeta, comprendo que este hombre consiguió su sueño de ser extranjero, aunque pagando el duro precio del desarraigo, de la soledad, del aislamiento. Entonces se me escapa el primer bostezo, que es una señal de alarma. En las situaciones dramáticas, o que vivo como dramáticas, me da, además de por contar, por bostezar, como si me aburriera. Me defiendo así de los excesos de realidad, de la angustia, del pánico. Bostezo en los entierros y en las unidades de vigilancia intensiva de los hospitales como bostezaba de joven en los exámenes y en las entrevistas de trabajo. El bostezo significa que estoy jodido. Estás jodido, Juanjo, me digo, al tiempo de contar con los dedos las sílabas de "estás jodido, Juanjo" (siete, un heptasílabo) y tengo la tentación de preguntar a Santos por sus pequeños ritos contra la enfermedad, contra la mala suerte, contra la desgracia.
Por fortuna, él ha comenzado a hablar ya de la eutanasia, de su necesidad de dejar testimonio para ayudar a que se genere un debate público sobre la cuestión. En este tema, como en todos, se manifiesta de manera muy cerebral, incluyendo datos económicos y estadísticas sobre el suicidio que no me interesan demasiado. Me afectan más los aspectos emocionales, el hecho de que uno tenga que morir, cuando así lo ha decidido, de forma clandestina, en habitaciones de hoteles, en vez de hacerlo en la propia cama, o en la de un hospital, adecuadamente atendido por profesionales y rodeado de los suyos. A Carlos le da igual quitarse de en medio en un sitio u otro, no tiene a nadie y su patria es el mundo. Asegura que conoce Europa como yo conozco las habitaciones de mi casa.
-Cuando vine a Madrid para hablar por primera vez con los de DMD añade me preguntaron cuándo quería hacerlo. "Mañana", contesté, "ya que estoy aquí, mañana". Total, las cuatro cosas que tenía se las había regalado a cuatro o cinco amigos y amigas, y los ahorros se los dejo a DMD, que me dijeron que no les debía nada. Ya lo sé, contesté, pero qué hago, no fumo, no bebo y no como porque no encuentro gusto en nada. ¿En qué gasto el dinero? Antes, en Málaga, me encantaba comprar pasteles de Gloria, los mazapanes... Ahora me puedes ofrecer la Luna y no me hará ni sonreír, es que no me provoca, con el problema de los jugos gástricos... Ya no paso gusto comiendo, no paso gusto con nada. Lo que quiero es dejar de vivir, y si puede ser antes, mejor que después. En la pensión sólo he dejado ropa porque no sirve para nada. Me he traído esto.
"Esto" es una cartera de mano con la que ha hecho el viaje desde Málaga y que contiene el último equipaje de su vida: un pijama, una camisa, unos calcetines, unas zapatillas y unos calzoncillos.
Una muda resume él. Se supone que mañana a estas horas ya no me hará falta para nada.
En la cartera hay también un bote, envuelto en una bolsa de plástico, que contiene, me explica, el llamado "cóctel de autoliberación", compuesto por un hipnótico, para quedarse dormido, y un conjunto de medicamentos contra la malaria que a altas dosis resulta mortal. La fórmula está al alcance de los socios de DMD en la llamada Guía de autoliberación, y sus componentes son fáciles de obtener, la mayoría sin receta. Es, por otra parte, la misma combinación que recomiendan casi todas las asociaciones del resto del mundo.
Aunque se ha emocionado hasta las lágrimas al recordar algunos aspectos de su infancia, la actitud general de Carlos es de una frialdad que sobrecoge. Pienso que quizá es su modo de defenderse de este exceso de realidad, como la mía es bostezar o contar vocales, molduras, dedos, lámparas... Recuerdo entonces que en algún momento, cuando nos dirigíamos al hotel, mencionó la posibilidad de hablar con el director para que le hicieran un descuento.
-Me hacen descuento en todos los hoteles añadió cuando me identifico como guía turístico.
¿El diez por ciento? pregunté yo absurdamente.
¡Qué diez por ciento! responde enfadado ¡El cincuenta por ciento por lo menos!
La decisión de quitarse de en medio no había alterado en absoluto sus costumbres. Así, antes de viajar a Madrid fue a Renfe para consultar precios y descuentos teniendo en cuenta que poseía la Tarjeta Dorada para mayores de 60 años. Dado que lo pagó todo con la tarjeta de crédito, consultó también las tarifas del hotel para asegurarse de dejar en la cuenta corriente la cantidad precisa para que cada cual cobrara lo suyo. Y calculó que la mejor hora para tomarse la pócima sería en torno al mediodía, de forma que los voluntarios de DMD que habrían de acompañarle quedaran libres a media tarde: "Mejor que por la noche", decía en el correo electrónico donde enumeraba todos los detalles de orden práctico.
Como la tarde continúa cayendo, y con ella mi estado de ánimo, me levanto y enciendo otra luz que está algo alejada de mi posición. He de dar cinco pasos de ida, pero sólo me salen cuatro de vuelta. Mal asunto.
Lo de Suiza le digo volviéndome a sentar me parece muy frío. He leído algunas cosas que...
Como te he dicho insiste Carlos, yo he nacido en España, pero eso no me hace español. Cuando llegué a Inglaterra, me dijeron: "Mira, Carlos, aquí se hacen las cosas bien, no como en tu país, y se hacen bien desde el principio porque si no hay que volver a hacerlas y eso cuesta tiempo y dinero". Esa era la realidad, los españoles llegaban con las maletas aquellas de madera atadas con una cuerda. Yo era uno de esos. El día que me dijeron "tú eres uno de los nuestros, eres un verdadero profesional", ese día fue para mí... Así que todo eso de la frialdad me la suda, no me dice nada. ¿Qué frialdad? ¿A qué he venido yo aquí, a tomar pastelitos, a bailar unas sevillanas? Ni estoy de humor para bailar sevillanas ni puedo bailarlas, casi no puedo moverme. Defíneme frialdad. A mí lo que me importa es que me digan: "Señor Santos, el día tal, a tal hora, usted se presenta en esta dirección...". Mañana me levantaré, desayunaré por ahí cualquier cosa, y como a las doce o las dos, la hora más temprana, prepararé el potingue, me lo tomo, me tumbo... Los voluntarios de DMD se quedarán conmigo hasta que me haya dormido. En Suiza, con el pentobarbital, son quince minutos. Ya, dejas de respirar, y fuera. Quince minutos, para qué vamos a estar horas y horas y horas.
¿Te gusta leer? se me ocurre preguntar, parezco un idiota.
Sí, he sido un gran devorador de libros, pero ya no puedo. Mi cabeza sólo está ahora en una cosa y no hay nada más. Ya he regalado todos mis libros.
¿Tenías una buena biblioteca?
Sí, grande, muy amplia. Me he deshecho de todo. Soy un hombre de caprichos. Mira qué cinturón llevo.
Se levanta para que lo vea.
Muy bonito, sí digo observando la hebilla, formada por una moneda grande, de plata, donde se lee el lema de la República Francesa (Liberté, Égalité, Fraternité).
Es un cinturón que es una joya, de plata pura. Lo he diseñado yo, lo he hecho yo, es un cinturón único. Cuando he llevado algo encima ha sido diseñado por mí. He cogido un papel y un bolígrafo y me he puesto a dibujar lo que quería. Como siempre he tenido amigos de todo, en Mallorca tenía uno que era joyero y él me hizo mis gemelos, mi anillo...
Lleva cuidado con el escalón le digo, que ya te has caído un par de veces.
... he ido desprendiéndome de todo. Ahora, como ves, no llevo ni cadena al cuello, no llevo nada, el barco ha llegado al fin del viaje.
¿Tienes nostalgia?
No, he vivido una vida buena, rica, que la mayoría de los mortales no han vivido.
¿Y si bajamos a tomar un café?
Como quieras.
Abandonamos la habitación. Cuento mentalmente los pasos que damos hasta el ascensor, los segundos que tarda en llegar, el número de letras de la palabra ascensor (ocho, tres vocales y cinco consonantes, una rareza). Nos instalamos en una mesa de la cafetería del hotel. Yo pido un té verde y él un té con leche fría. Nos traen con la bebida unas pastas que a él no le apetecen. Me las ofrece, pero las rechazo, advirtiendo que le da pena que se queden ahí. En esto, noto en la atmósfera algo que añade desazón a la pesadumbre, como si fuera domingo por la tarde. Y no es domingo, es martes, pero caigo en la cuenta de que ese martes es fiesta en Madrid (la Almudena). He de irme, me digo, he llegado a mi límite, no soy capaz ya de reprimir los bostezos, ni de dejar de contar, he contado los botones de la chaqueta del camarero, el número de baldosas del suelo, el número de patas que suman las de todas las sillas de la cafetería... Carlos Santos sólo quería de mí que le ayudara a dar testimonio de su decisión para provocar un debate acerca de la eutanasia. Me sobra material para dar ese testimonio, para que se abra, una vez más, la discusión. No quiero verme en este hombre mayor (que va a morir mañana) cada vez que se lleva la taza a los labios, cada vez que recuerda su voluntad de convertirse en extranjero, cada vez que me mira con esa mezcla de desamparo y desafío característica de mi mirada. La solidaridad tiene límites, y creo haber alcanzado los míos. Debes protegerte, me digo.
-Si me pides que te cuente un día normal de mi vida... -está diciendo en esos instantes Carlos Santos.
Te lo pido digo.
Me levanto a las ocho, ocho y media de la mañana. A las nueve y media o a las diez salgo ya de casa. ¿Adónde voy? A la biblioteca. ¿Por qué? Porque, primero, necesito estar sentado, no puedo estar de pie. Segundo, no puedo estar en un café tres o cuatro horas leyendo los periódicos y tomándome un té. En la biblioteca no tengo que tomarme ni el té, tengo todos los periódicos a mi disposición y encima subo al primer piso y tengo Internet. Y tengo dos correos, uno solamente para la prensa en inglés, Financial Times, The Economist, The Herald Tribune, The New York Times, The Daily Telegraph..., en fin, la mejor prensa, la que te sigue diciendo qué cojones le pasa a España, que sigue teniendo revalorizados los pisos el 48% y que si así piensan vender. Eso, hace dos semanas. Están al doble de lo que valen y siguen sin bajar. Me paso toda la mañana en la biblioteca, hasta las dos, que cierran. A veces me llevo papel y escribo algo. Como en el hogar del jubilado y vuelvo a la biblioteca hasta las ocho. A esa hora me voy a casa porque es un mal barrio. Es de noche, me da miedo, y ya no salgo. Esto es un día de mi vida de lunes a viernes. Los sábados y los domingos, como no hay biblioteca, me los trato de organizar de otra manera, en un bar agradable que he encontrado, tienen varios periódicos, los leo...
-Bueno, Carlos, te voy a dejar digo en pleno ataque de fobia.
Y enseguida, para atenuar la brusquedad, añado:
¿Te acuestas pronto? ¿Quieres tomar algo o es temprano para cenar?
Hambre dice él no tengo nunca. Si luego tengo hambre, pido algo ligero; si no, me meto en la cama, que estoy cansado.
Me levanto, se levanta, nos miramos como dos personas mayores.
¿Adónde vas? pregunta.
A Gran Vía, para tomar un taxi.
Te acompaño.
Y me acompaña. Es noche cerrada ya y en las calles se respira la atmósfera festiva del domingo, aunque sea martes. En esto se detiene, nos detenemos, me mira a los ojos levantando un poco la cabeza (es algo más bajo que yo) y pregunta:
¿Tú también eres socio de DMD?
También.
Ah, vale dice, y continuamos caminando, ahora en silencio. Es la primera vez en toda la tarde que se establece entre nosotros un silencio que a él no le urge rellenar con palabras.
Ha refrescado digo entonces yo al tiempo de contar las sílabas de "ha refrescado" (cinco, un pentasílabo).
Sí asiente él.
Al llegar a Callao, y como me da la impresión de que tiene miedo a extraviarse, le pregunto si quiere que le acompañe de nuevo hasta el hotel. Dice que no, que aunque las medicinas le desorientan, se ha fijado bien por dónde hemos venido. Nos damos un abrazo largo.
¿Te veré mañana? pregunta cuando nos liberamos del largo abrazo (la expresión "largo abrazo", calculo, tiene once letras, cinco vocales y seis consonantes).
No lo sé miento, pues estoy seguro de que no tendré valor para acompañarle.
Mientras espero la llegada de un taxi, observo a Carlos Santos alejarse de espaldas con los movimientos característicos de un hombre de mi edad.
Al día siguiente, Carlos Santos se levantó, desayunó y salió a la calle para resolver en una sucursal madrileña de su banco un par de asuntos burocráticos todavía pendientes. Al mediodía (sobre las 12.45) subió en compañía de un voluntario y una voluntaria de DMD a su habitación grande y luminosa.
¿Qué os parece si me pongo el pijama? preguntó a los voluntarios.
Antes de que le contestaran, se metió en el cuarto de baño, de donde salió al poco en pijama y con unas zapatillas (no se había quitado los calcetines). Dobló cuidadosamente la ropa de la que se acababa de desprender y la guardó en el armario. A continuación tomó el DNI y lo colocó en la mesa, sobre un pequeño conjunto de billetes bien doblados. Muy cerca, dejó la carta al juez y a la policía.
Luego sacó de su cartera el bote con las pastillas, que ya había pulverizado, y las introdujo en un vaso, echando a continuación una porción de un yogur de fresa que había comprado antes de subir. Revolvió bien con la cuchara hasta lograr una masa homogénea (lo que llevó su tiempo, por la cantidad) y el yogur de fresa se puso azul debido a la reacción química. Se tomó el "cóctel" a cucharadas asegurando a los voluntarios que no estaba tan malo comparado con el aceite de ricino de su infancia. Se encontraba sentado en el sofá, quizá en el mismo extremo desde el que había hablado conmigo el día anterior. Abandonando las zapatillas en el suelo, colocó los pies (con calcetines) sobre el borde de la mesa baja y esperó los efectos del brebaje contándoles su vida a los voluntarios. Volvió a emocionarse, me dijeron, cuando recordó algunos pasajes de su desdichada infancia. A medida que pasaban los minutos, hablaba más despacio, pero sin perder en ningún momento la coherencia. Se quedó dormido sobre las 13.40, y media hora después, en medio del profundo sueño, dejó de respirar, sin estertores, sin sufrimiento, sin dolor, escapando así a un horizonte clínico espantoso. Los voluntarios de DMD abandonaron la habitación dejándolo todo tal y como estaba.
Al día siguiente, a primera hora de la mañana, otro voluntario de DMD telefoneó al hotel para advertirles sobre lo que se encontrarían en la habitación 511. La prensa, como es habitual en estos casos, no dio cuenta del suceso. La muerte de Carlos Santos Velicia, de no ser porque él quiso que quedara testimonio de ella, sólo habría servido para engordar el cajón de sastre de las estadísticas sobre el suicidio. Carlos Santos Velicia tiene siete sílabas, así que, de ser un verso, sería un heptasílabo.
domingo, 5 de diciembre de 2010
«Me quiero borrar de internet»
«Me quiero borrar de internet»
Desprestigiados en la red Cada vez más personas tienen que recurrir a empresas especializadas en la supresión de información dañina
J.F. ALONSO / M. A. BARROSO
Día 05/12/2010 - 05.13h
12 COMENTARIOS
GUILLERMO CARRIÓN
Miguel Cobacho (salirdeinternet.com)
Luis tiene un negocio y muchísimos clientes. Facebook le parecía una herramienta útil no solo para sus contactos personales, sino también profesionales, así que decidió abrir una cuenta en la red social. Hace un par de meses una persona que se llamaba igual que él le envió una solicitud de amistad. «La verdad, no sé por qué acepté. Quizás por inercia. Enseguida descubrí que ese tipo se estaba haciendo pasar por mí, porque en su perfil había una foto mía, además de datos reales y otros falsos —sobre ideología política, religión, gustos personales, etcétera— que podían hacerme mucho daño. En su muro había vertido opiniones que si leían mis compradores me podían tachar de loco peligroso. Le envié un mensaje pidiéndole explicaciones y me contestó “jódete”. Consulté con informáticos, pero no hubo forma de seguir su rastro, ya que pudo apuntarse en un cibercafé. Entonces contacté con un despacho de abogados especializado en la supresión de información no deseada en la web. Bastó una amenaza de denuncia para que ese individuo desapareciera. Sospecho quién pudo ser, pero no tengo pruebas. La Red puede resultar a veces muy peligrosa. Para hundirme, bastaría con que alguien ponga en marcha un blog dedicado a poner a parir mi negocio».
¿La privacidad ha muerto? Algo así parece que dijo Mark Zuckerberg, creador de Facebook, aunque luego lo desmintieran los portavoces de la compañía. Más allá de las opiniones están los hechos. Cientos de millones de internautas cuentan sin precauciones qué hacen minuto a minuto (Twitter); dónde comen o desayunan (Foursquare); enseñan sus fiestas del sábado noche (Facebook) e, incluso, relatan cuánto gastan y en qué, en Blippy, una nueva red social para compradores compulsivos que registra y comunica a nuestros contactos cada compra que hacemos con determinada tarjeta de crédito («una forma divertida y fácil de ver y discutir lo que la gente adquiere»). Y todos cedemos esos datos voluntariamente, quizá sin valorar las opciones de privacidad que ofrece cada red social. «Circular en la Red es como hacerlo por carretera. En autopista se recomienda una velocidad máxima de 120, pero hay coches que la superan, que quieren ir a 300, y se arriesgan. Cuanto más rápido circules, más riesgos tendrás», afirma a ABC un portavoz de Facebook en España.
Intimidad al descubierto
Además de las imprudencias de los internautas, no conviene olvidar las de las empresas que facilitan esos servicios. Algunas aplicaciones populares de Facebook transmitieron información privada de los usuarios a decenas de anunciantes, según una investigación de The Wall Street Journal. Un portavoz de Facebook aseguró que estaban adoptando medidas para «limitar drásticamente» esa exposición. En el caso de Google, los coches que recogían información para su servicio Street View obtuvieron además, involuntariamente, millones de datos privados de personas que tenían sus redes wifi abiertas. El caso está ahora en los tribunales, aunque la multinacional se ha comprometido a un borrado cuando los jueces lo autoricen.
El pasado 31 de mayo, algunos disconformes con Facebook por la dificultad de configurar sus opciones de privacidad (simplificadas posteriormente) organizaron el «Quit Facebook Day», el día de la «deserción». Solo se inscribieron 34.100 personas, un número significativo pero ridículo frente a sus más de quinientos millones de usuarios. Otro pequeño grupo de descontentos se apuntaron a Diaspora, una red social lanzada por cuatro estudiantes de la Universidad de Nueva York con el mensaje de que la privacidad era lo primero. «Ese concepto puede tener un significado distinto para cada persona. Para unos será lo que ocurre en casa y para otros las cosas que comparten. Lo importante es tener herramientas a tu disposición para controlar esa privacidad», dice el portavoz de Facebook en España.
Un funcionario público que desea guardar el anonimato cometió una infracción de convivencia ciudadana. Le pillaron y le enviaron la correspondiente notificación a casa. Al no estar localizable el requerimiento se publicó en un boletín oficial en internet. «Allí estaba, a la vista de cualquier usuario, con todo lujo de detalles: lo ocurrido, el protagonista y la sanción. Y una vez pagada la multa, no se elimina la información. Se queda ahí hasta el fin de los tiempos», nos cuenta su abogado. «El problema es que hay boletines oficiales que permiten buscar sus datos por Google, y entonces estás perdido. Todavía no hay una regulación específica a nivel nacional que nos proteja de estas cosas. En esta ocasión pudimos solucionarlo directamente sin necesidad de acudir a la Agencia Española de Protección de Datos».
«Es posible salir de Google»
Aparición en boletines oficiales en relación a multas, notificaciones, etcétera. Fotografías comprometedoras en redes sociales como Facebook o Tuenti. Inclusión en ficheros de morosos de forma indebida. Menciones negativas en blogs o foros. «Indexación» por buscadores como Google o Yahoo de todo lo anterior, permitiendo el acceso de cualquiera rápida y fácilmente... La publicación de información privada en internet es cada vez más frecuente y afecta a más gente. Miguel Juan Cobacho, abogado especializado en privacidad, pensó el verano pasado que sería una buena idea dar cobertura a la gente que quisiera desaparecer de la Red. Creó salirdeinternet.com y en pocos meses ha asesorado a más de doscientos clientes, algunos de ellos protagonistas de sanciones vejatorias cuyo conocimiento era público en el ciberespacio.
«Google dice que los buscadores no son responsables de la eliminación de ese contenido, pero en mi opinión es evidente que tiene capacidad de control sobre el mismo; puede vetarlo o tolerarlo», afirma Cobacho. «La Audiencia Provincial de Madrid estimó que a esa empresa le es aplicable la normativa española “no porque sea autora de la información que se considera atentatoria contra el honor de la parte apelante, sino por el hecho de que a través de su sistema de búsqueda permite acceder a dicha información”. Es posible salir de Google y de los boletines oficiales. De hecho, hemos sido los primeros en España en conseguirlo. Pusimos una denuncia ante el Defensor del Pueblo en relación a los boletines, ya que no informan de los derechos a los ciudadanos. Es necesaria una legislación acorde a los tiempos actuales». Este despacho se orienta al amparo de la privacidad de los particulares, pero también del derecho al honor de empresarios y compañías, lo cual le diferencia de la Agencia Española de Protección de Datos. Seducidos por la revolución tecnológica y las redes sociales nos habíamos olvidado de las precauciones tomadas en tiempos analógicos.
Y ahora hay quien desea borrarse.
Guía práctica para intentar huir
GOOGLE STREET VIEW
Podemos borrar nuestra casa o coche. En el caso de Alemania, donde el debate ha sido más intenso que en España, lo han solicitado 244.237 personas. Cuando estemos delante de la imagen hay que ir al botón de ayuda y desde allí enviar la petición a Google, que comprobará la autenticidad de la solicitud. En el caso de las viviendas individuales es fácil, pero en edificios grandes el trámite es más complicado.
FACEBOOK
Quien quiera dejar de usar Facebook durante una temporada tendrá que elegir la opción Desactivar (ruta: Cuenta/configuración cuenta/Desactivar cuenta). Pero sus datos, imágenes y demás información privada continuará en la red social. Si lo que desea es borrar definitivamente su rastro en Facebook hay que eliminar la cuenta desde esta dirección: http://www.facebook.com/help/?faq=13016&tq.
TWITTER
El proceso es más sencillo. Basta con eliminar la cuenta en https://twitter.com/settings/account. Hay que saber, eso sí, que nuestros mensajes indexados en Google pueden seguir circulando por la red, por lo que no sirve como solución para borrar de internet un comentario inadecuado. En el mismo sentido conviene recordar que la cuenta puede seguir visible en twitter.com unos días después de ser eliminada.
BOLETINES, BLOGS, ETC.
Si la petición es a nivel particular, puede recurrir a la Agencia Española de Protección de Datos o a algún despacho de abogados especializados en privacidad. Si lo que desea es suprimir información relativa a su compañía, opte por la segunda opción. Internet es usado con frecuencia para introducir comentarios que, de forma sencilla, gratuita y anónima, pueden dañar la imagen de un empresario.
Desprestigiados en la red Cada vez más personas tienen que recurrir a empresas especializadas en la supresión de información dañina
J.F. ALONSO / M. A. BARROSO
Día 05/12/2010 - 05.13h
12 COMENTARIOS
GUILLERMO CARRIÓN
Miguel Cobacho (salirdeinternet.com)
Luis tiene un negocio y muchísimos clientes. Facebook le parecía una herramienta útil no solo para sus contactos personales, sino también profesionales, así que decidió abrir una cuenta en la red social. Hace un par de meses una persona que se llamaba igual que él le envió una solicitud de amistad. «La verdad, no sé por qué acepté. Quizás por inercia. Enseguida descubrí que ese tipo se estaba haciendo pasar por mí, porque en su perfil había una foto mía, además de datos reales y otros falsos —sobre ideología política, religión, gustos personales, etcétera— que podían hacerme mucho daño. En su muro había vertido opiniones que si leían mis compradores me podían tachar de loco peligroso. Le envié un mensaje pidiéndole explicaciones y me contestó “jódete”. Consulté con informáticos, pero no hubo forma de seguir su rastro, ya que pudo apuntarse en un cibercafé. Entonces contacté con un despacho de abogados especializado en la supresión de información no deseada en la web. Bastó una amenaza de denuncia para que ese individuo desapareciera. Sospecho quién pudo ser, pero no tengo pruebas. La Red puede resultar a veces muy peligrosa. Para hundirme, bastaría con que alguien ponga en marcha un blog dedicado a poner a parir mi negocio».
¿La privacidad ha muerto? Algo así parece que dijo Mark Zuckerberg, creador de Facebook, aunque luego lo desmintieran los portavoces de la compañía. Más allá de las opiniones están los hechos. Cientos de millones de internautas cuentan sin precauciones qué hacen minuto a minuto (Twitter); dónde comen o desayunan (Foursquare); enseñan sus fiestas del sábado noche (Facebook) e, incluso, relatan cuánto gastan y en qué, en Blippy, una nueva red social para compradores compulsivos que registra y comunica a nuestros contactos cada compra que hacemos con determinada tarjeta de crédito («una forma divertida y fácil de ver y discutir lo que la gente adquiere»). Y todos cedemos esos datos voluntariamente, quizá sin valorar las opciones de privacidad que ofrece cada red social. «Circular en la Red es como hacerlo por carretera. En autopista se recomienda una velocidad máxima de 120, pero hay coches que la superan, que quieren ir a 300, y se arriesgan. Cuanto más rápido circules, más riesgos tendrás», afirma a ABC un portavoz de Facebook en España.
Intimidad al descubierto
Además de las imprudencias de los internautas, no conviene olvidar las de las empresas que facilitan esos servicios. Algunas aplicaciones populares de Facebook transmitieron información privada de los usuarios a decenas de anunciantes, según una investigación de The Wall Street Journal. Un portavoz de Facebook aseguró que estaban adoptando medidas para «limitar drásticamente» esa exposición. En el caso de Google, los coches que recogían información para su servicio Street View obtuvieron además, involuntariamente, millones de datos privados de personas que tenían sus redes wifi abiertas. El caso está ahora en los tribunales, aunque la multinacional se ha comprometido a un borrado cuando los jueces lo autoricen.
El pasado 31 de mayo, algunos disconformes con Facebook por la dificultad de configurar sus opciones de privacidad (simplificadas posteriormente) organizaron el «Quit Facebook Day», el día de la «deserción». Solo se inscribieron 34.100 personas, un número significativo pero ridículo frente a sus más de quinientos millones de usuarios. Otro pequeño grupo de descontentos se apuntaron a Diaspora, una red social lanzada por cuatro estudiantes de la Universidad de Nueva York con el mensaje de que la privacidad era lo primero. «Ese concepto puede tener un significado distinto para cada persona. Para unos será lo que ocurre en casa y para otros las cosas que comparten. Lo importante es tener herramientas a tu disposición para controlar esa privacidad», dice el portavoz de Facebook en España.
Un funcionario público que desea guardar el anonimato cometió una infracción de convivencia ciudadana. Le pillaron y le enviaron la correspondiente notificación a casa. Al no estar localizable el requerimiento se publicó en un boletín oficial en internet. «Allí estaba, a la vista de cualquier usuario, con todo lujo de detalles: lo ocurrido, el protagonista y la sanción. Y una vez pagada la multa, no se elimina la información. Se queda ahí hasta el fin de los tiempos», nos cuenta su abogado. «El problema es que hay boletines oficiales que permiten buscar sus datos por Google, y entonces estás perdido. Todavía no hay una regulación específica a nivel nacional que nos proteja de estas cosas. En esta ocasión pudimos solucionarlo directamente sin necesidad de acudir a la Agencia Española de Protección de Datos».
«Es posible salir de Google»
Aparición en boletines oficiales en relación a multas, notificaciones, etcétera. Fotografías comprometedoras en redes sociales como Facebook o Tuenti. Inclusión en ficheros de morosos de forma indebida. Menciones negativas en blogs o foros. «Indexación» por buscadores como Google o Yahoo de todo lo anterior, permitiendo el acceso de cualquiera rápida y fácilmente... La publicación de información privada en internet es cada vez más frecuente y afecta a más gente. Miguel Juan Cobacho, abogado especializado en privacidad, pensó el verano pasado que sería una buena idea dar cobertura a la gente que quisiera desaparecer de la Red. Creó salirdeinternet.com y en pocos meses ha asesorado a más de doscientos clientes, algunos de ellos protagonistas de sanciones vejatorias cuyo conocimiento era público en el ciberespacio.
«Google dice que los buscadores no son responsables de la eliminación de ese contenido, pero en mi opinión es evidente que tiene capacidad de control sobre el mismo; puede vetarlo o tolerarlo», afirma Cobacho. «La Audiencia Provincial de Madrid estimó que a esa empresa le es aplicable la normativa española “no porque sea autora de la información que se considera atentatoria contra el honor de la parte apelante, sino por el hecho de que a través de su sistema de búsqueda permite acceder a dicha información”. Es posible salir de Google y de los boletines oficiales. De hecho, hemos sido los primeros en España en conseguirlo. Pusimos una denuncia ante el Defensor del Pueblo en relación a los boletines, ya que no informan de los derechos a los ciudadanos. Es necesaria una legislación acorde a los tiempos actuales». Este despacho se orienta al amparo de la privacidad de los particulares, pero también del derecho al honor de empresarios y compañías, lo cual le diferencia de la Agencia Española de Protección de Datos. Seducidos por la revolución tecnológica y las redes sociales nos habíamos olvidado de las precauciones tomadas en tiempos analógicos.
Y ahora hay quien desea borrarse.
Guía práctica para intentar huir
GOOGLE STREET VIEW
Podemos borrar nuestra casa o coche. En el caso de Alemania, donde el debate ha sido más intenso que en España, lo han solicitado 244.237 personas. Cuando estemos delante de la imagen hay que ir al botón de ayuda y desde allí enviar la petición a Google, que comprobará la autenticidad de la solicitud. En el caso de las viviendas individuales es fácil, pero en edificios grandes el trámite es más complicado.
Quien quiera dejar de usar Facebook durante una temporada tendrá que elegir la opción Desactivar (ruta: Cuenta/configuración cuenta/Desactivar cuenta). Pero sus datos, imágenes y demás información privada continuará en la red social. Si lo que desea es borrar definitivamente su rastro en Facebook hay que eliminar la cuenta desde esta dirección: http://www.facebook.com/help/?faq=13016&tq.
El proceso es más sencillo. Basta con eliminar la cuenta en https://twitter.com/settings/account. Hay que saber, eso sí, que nuestros mensajes indexados en Google pueden seguir circulando por la red, por lo que no sirve como solución para borrar de internet un comentario inadecuado. En el mismo sentido conviene recordar que la cuenta puede seguir visible en twitter.com unos días después de ser eliminada.
BOLETINES, BLOGS, ETC.
Si la petición es a nivel particular, puede recurrir a la Agencia Española de Protección de Datos o a algún despacho de abogados especializados en privacidad. Si lo que desea es suprimir información relativa a su compañía, opte por la segunda opción. Internet es usado con frecuencia para introducir comentarios que, de forma sencilla, gratuita y anónima, pueden dañar la imagen de un empresario.
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