Gobierno ZP: "¡Obama, sálvanos!"
Gobierno ZP: "¡Obama, sálvanos!"
21.01.09 | 08:14. Archivado en Análisis
(PD).- El Gobierno Zapatero se encomienda a San Obama. Tras una legislatura marcada por el más rancio antiamericanismo, La Moncloa hace gala de una exaltada pasión por el presidente de EEUU, convertido por ZP y los suyos en una especie de San Martín de Porres sin escoba. La izquierda, la que culpa tradicionalmente a los norteamericaneos los males del planeta, sigue en estado de trance por la llegada de un negro a la Casa Blanca. Carente de ideas para salir de la crisis, caducada la "coartada Bush", la progresía -en una reedición postmoderna de "Bienvenido, Mister Marshall"- se echa en brazos del redentor estadounidense.
La cara más ridícula del antiamericanismo español asoma tras la exaltada pasión por Obama, como la cara más ideológica se agazapaba en el irracional odio a Bush. Con nuestra izquierda agnóstica y posmoderna en estado de éxtasis místico ante la llegada al poder de un presidente ideológicamente muy semejante a todos los anteriores presidentes demócratas y cuya única novedad, por muy importante que sea, es una cualidad que no depende de él, el color de su piel.
Como subraya Edurne Uriarte en ABC, ideológicamente muchísimo más cercano a Bush que a su emocionado y rendido admirador, José Luis Roríguez Zapatero. Especialmente en política exterior, el núcleo actual del antiamericanismo español.
Obama pronunció una alocución inaugural que en un 90 por ciento podía ser la de un presidente conservador.
«Nuestros retos pueden ser nuevos. Los instrumentos con que los confrontamos pueden ser nuevos. Pero los valores de los que depende nuestro éxito -duro trabajo y honestidad, valor y juego limpio, tolerancia y curiosidad, lealtad y patriotismo- son cosas viejas. Son cosas auténticas. Han sido la silenciosa fuerza del progreso durante toda nuestra historia. Lo que se necesita es regresar a esas verdades.»
Como escribe Ramón Pérez Maura en ABC, no suena muy revolucionario. A quienes han denunciado la «guerra contra el terrorismo» de la Administración saliente les vendría bien pensar a quién se refería Obama en su discurso de ayer cuando en las primeras líneas afirmaba que «Nuestro país está en guerra contra una red de violencia y odio de largo alcance».
Es decir, «terrorismo internacional» dicho con ocho palabras.
Y por si quedaba alguna duda de lo que deben esperar los islamistas, un mensaje nítido: «No pediremos disculpas por nuestra forma de vida, ni vacilaremos en su defensa. Y para los que intentan promover sus objetivos induciendo el terrorismo y asesinando inocentes les decimos que nuestro espíritu es más fuerte y no puede quebrarse; no aguantaréis más que nosotros; os derrotaremos». Lo mismo que hubiera dicho Bush -con perdón-.
Ciertamente la parte económica de su discurso, tras la exaltación del mercado -«su poder para generar riqueza y expandir la libertad es inigualable»- fue un canto al intervencionismo que muchos escucharían con alegría. Fue casi el único elemento izquierdista en sus veinte minutos de discurso. Pero como ya nos advirtió Hayek, los intervencionistas están en todos los partidos.
Zapatero, que acaba de desear el fin de una política neoconservadora con tanta carga axiomática (sic), sabe lo justo de política exterior, y, al parecer, también de vocabulario, y ni quiere ni está en condiciones intelectuales de entrar en el debate de los parecidos políticos de Obama y Bush.
Al igual que su parroquia, lo suyo es fervor místico por el símbolo negro que redimirá a la perversa América que alimenta su antimericanismo. Y, de paso, a él y a su gobierno, que todo tipo de simplezas políticas caben en la explosión de emociones desatadas en la izquierda por el advenimiento de Obama.
En la entrevista en la cadena SER del lunes, Zapatero demostró que, si Bush ha sido la coartada de sus errores y carencias económicas e internacionales en el pasado, la culpa de la crisis y de los conflictos internacionales es de Bush, ahora Obama se va a convertir en la coartada de sus errores y carencias futuras.
La crisis económica es culpa de EEUU y de Bush, repite obsesivamente el presidente, incluso con llamadas en mitad de la noche a los columnistas, como relataba Raúl del Pozo este lunes. Y quien lo tiene que arreglar, y lo va a arreglar, es Obama.
Ayudaremos a Obama para que Obama pueda ayudarnos a todos, solemnizó Zapatero. Porque la crisis será más breve si Obama lo hace bien. Obama, salva a España. O, al menos, al Gobierno. Nuestro presidente se está quedando sin coartadas para despertar a columnistas en mitad de la noche.
miércoles, 21 de enero de 2009
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