
Ni un ápice de la cultura del esfuerzo y del trabajo
Cuadrilla de zánganos en 'prime time'
Acabarán en espejos sociales a imitar por otras muchas colmenas
Antonio Pérez Henares, 01 de febrero de 2010 a las 18:44
Derechos les llaman ello, “tengo derecho a , tengo derecho a b, tengo derecho a todo”
¿Quién tiene la culpa de que estos jóvenes sean así?
Sus padres, por malcriarlos
Los psicólogos, por justificarlos
Los políticos, por utilizarlos electoralmente
Ellos mismos, porque no todos los jóvenes son iguales
/>
Generación ni-ni.
Una tele, la más progre de España, ha juntado a una cuadrilla de jovenzuelos parásitos y se ha inventado un nombre. Generación ni-ni. Ni trabajan ni estudian. Los ha metido en una casa, los ha rodeado de sicólogos y se ha puesto a retrasmitir el “Gran Hermano” con la presunta intención de regenerarlos. Los padres de las criaturas observan el experimento y opinan sobre su evolución. Todo muy progre.
La cuadrilla de zánganos, porque eso es lo que son, están encantados. Hasta salen por televisión. Y les sigue sin faltar de nada a los angelitos. Bueno, les quitan un poco de fumar si son “malos”. Les dan terapia, mucha terapia. Y los papas y las mamás perciben progresos.
Quizás es en ellos, en los progenitores, una verdadera recopilación de “candongos” (si, eso a lo que les suena) muy políticamente correctos, donde este la esencia del problema. A la piara de parásitos está claro que no les ha faltado de nada. Todo se les ha dado sin que movieran un dedo a cambio. Lo suyo ha sido un largo, continuo y jamás finalizado tobogán de privilegios. Derechos les llaman ello, “tengo derecho a , tengo derecho a b, tengo derecho a todo”. Hasta la “paguita” para comprarse la gorra de marca, el canuto o irse de vacaciones a descansar de su descanso
Pero ni un deber. Ni un ápice impreso en sus mentes de la cultura del esfuerzo y del trabajo, ni un átomo del concepto de disciplina (“no me reprimas, tio) ni de autoridad (“yo hago lo que se me pone, no seas facha, tronco” ) han culminado en unos seres que se entienden a sí mismos como normales y consideran sus caprichos como derechos fundamentales y a su particular traza de vestir o de cortarse el pelo como única y exclusiva filosofía de vida y compendio de sus ideales para su desarrollo como personas y de la humanidad entera.
A estos zánganos nos los están retransmitiendo y apoyándolos muy sicológicamente. Puede que, como ha sucedido con monstruos de otras especies televisivas, acaben en nada en espejos sociales a imitar por otras muchas colmenas.
Vaya tela. Y vaya memez, excepto me imagino si la cosa tiene share. Es más viejo que la tos el único remedio. Lo primero, los sicólogos a darse una vuelta por los Kirchner y lo segundo : pico y pala.
La cosa es muy simple. A esa zanganera se les pone en medio de donde quieran: campo, tajo o fabrica. A escardar cebollinos, acarrear ladrillos o remojar telas. Sencillito. Y quien no trabaja no come. Punto. Espabilaban, trabajaban y comían de lo que se han ganado en menos de dos días. Primera y esencial lección. Y déjense de ni-ni ni de sicólogo.
(*) Candongo: expresión bujalareña (Alcarria alta) cuyo símil mas próximo recogido por el DRAE, sin distinción de genero, es el de calzonazos. Pero “candongo” es más sonoro y preciso, creo yo.
COMENTE ESTE ARTÍCULO EN EL BLOG LA MAREA
No hay comentarios:
Publicar un comentario