miércoles, 16 de abril de 2008

Estrella Digital 16/04/2008 - OPINIÓN: En España nunca pasa nada por Pablo Sebastián

Estrella Digital 16/04/2008 - OPINIÓN: En España nunca pasa nada por Pablo Sebastián
En este país, que diría Larra, nunca pasa nada por mucho que ocurra. Así, se descubre, como ha ocurrido, que la fuga nuclear de la central de Ascó ha sido cien veces más intensa y, por tanto, más peligrosa de lo que se dijo en principio. Y, para alejar responsabilidades, se anuncia una investigación sin toma inmediata de decisiones, salvo que este asunto haya sido uno de los motivos del cese de ex ministro de Industria, Joan Clos. No pasa nada, pero más de setecientas personas están sometidas a exámenes médicos para estudiar su posible contaminación.
Mientras tanto, el Gobierno anuncia un trasvase del Ebro a Barcelona a las pocas semanas de que Zapatero negara —en los dos debates electorales con Rajoy en la televisión— que ello fuera a ocurrir. Y el presidente se queda tan pancho, tras haber mentido a los ciudadanos con el mismo desparpajo que lo hizo cuando volvió a negociar con ETA tras la bomba de Barajas, o tras negar reiteradas veces la existencia de la crisis económica. Y ahora, como entonces, tampoco pasa nada, porque la mentira no está castigada en la vida política española.

Ministros fracasados en el anterior Gobierno, como Álvarez, Moratinos y Bermejo, siguen en el cargo, sin que nadie en la Moncloa, o en el PSOE, se escandalice del desprecio a los ciudadanos. Como tampoco pasa nada con la entrada en el Gobierno de ministras, como Chacón, Aído y Corredor, que carecen de la menor cualificación para gestionar los departamentos que les han sido otorgados. No sólo no pasa nada sino que además se hacen bromas sobre lo novedoso del caso, como si eso fuera lo importante, cuando lo que hace falta es una comisión del Congreso que examine a los ministrables, al margen de su sexo, raza, origen autonómico o condición social, para ver si están capacitados para el cargo y conocen las funciones del ministerio que van a gestionar, como por ejemplo ocurre en Estados Unidos.

Naturalmente, en el PP no le andan a la zaga a los del PSOE. Ahí sigue de secretario general Ángel Acebes, después de su estrepitoso fracaso como ministro de Interior de Aznar, de sus mentiras del 11-M y de la más reciente derrota electoral. Y lo mismo pasa con Rajoy, que sigue vendiendo por ahí su fracaso como una victoria política, sin que nadie en el PP se atreva a exigirle responsabilidades políticas, es decir, su dimisión por el cúmulo de derrotas que ya tiene en su haber.

Al revés, estamos asistiendo al irresponsable espectáculo de la aclamación del líder fracasado por todo el aparato y los dirigentes regionales del PP que, en aras de una impostada unidad, tocan las palmas a Rajoy, a ver si así frenan a Aguirre —otra que tal baila a la hora de asumir ni una sola de sus responsabilidades políticas, en los fracasos de la Comunidad de Madrid (en Sanidad, Telemadrid, etc.)—, la presidenta madrileña que se ha convertido en el falso argumento que utiliza Rajoy para permanecer mientras, con una osadía sin límites, coloca a sus fieles en el Parlamento, presume de que él es el mejor para liderar el partido y de que está dispuesto a un debate de ideas —¿qué ideas?— con quien sea, con vistas al Congreso del PP. Entonces, ¿no hay nadie en el Partido Popular que ose reconocer claramente la derrota —algo dijo Álvarez-Cascos— y que se atreva a pedirle a Rajoy su dimisión?

Pero si aún no han reconocido las mentiras del 11-M y de la Guerra de Iraq, ¿qué van a ser capaces de hacer en el PP, un partido donde todos coinciden que Rajoy es un perdedor nato y que no es un buen líder de la oposición, ni un político trabajador y, a pesar de todo esto, aclaman a su presidente y se preparan para celebrar en junio un Congreso a la búlgara, como presume de ello el propio Rajoy?

¿Cómo pueden pedir los dirigentes del PP, desde la oposición, toda clase de responsabilidades políticas al Gobierno de Zapatero si ellos no asumen las suyas? No pasa nada, en España nunca pasa nada porque a los políticos les importa un rábano mentir, no existen mecanismos de sanción y además los unos y los otros están a cubierto de los ciudadanos gracias a sus respectivos aparatos de propaganda y grupos afines de comunicación que impiden que los ciudadanos, en los procesos electorales, vean con claridad lo que ocurre de verdad. Estos medios sólo denuncian al contrario, mientras los de lado de enfrente hacen otro tanto con su principal adversario y así, los unos por los otros, empatan el partido y quedan como mentirosos los dos. ¿Se acuerdan del debate televisado, Rajoy acusando a Zapatero de mentir sobre ETA y Zapatero acusando a Rajoy de mentir sobre Iraq?

Pues ésa es la situación, ni el Parlamento controla, ni los jueces funcionan, ni la prensa ejerce limpiamente su función, y al final, “el que más chifle, capaor”. Pues eso, como decía Larra por boca de don Periquito, “en este país” nunca pasa nada, y si pasa, como si no pasara, y así nos va.

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