sábado, 1 de mayo de 2010
El elixir de la eterna juventud se esconde en la sangre
@Ana I. Gracia - 01/05/2010
Los tratamientos antienvejecimiento ya no son pura fachada. Teniendo en cuenta que en 2050 la media de la esperanza de vida será de 92 años, ahora importa vivir más y mejor. La nueva medicina antiaging encuentra en el interior de las arterias el punto de partida para mantener a punto el corazón, la mente, la piel y el resto de órganos. Pura terapia preventiva para poner en marcha antes de los 40.
La longevidad de una persona está definida en un 75% por el modelo de vida que lleva. Son los genes del organismo los que ‘dan cuerda’ a la otra cuarta parte del reloj interno. Así, cada una de las células que componen el ser humano tiene también su propio reloj biológico, va a su propio ritmo y se adapta al ritmo de otras células con las que comparte ciertas funciones. Según va pasando la vida, llega un momento en que la masa muscular va disminuyendo y la grasa le toma la delantera. Es entonces cuando empieza a notarse lo que se entiende por envejecimiento. Que vaya más rápido o más lento que los de su edad depende del estilo de vida que haya decidido tomar.
El doctor José Sabán es uno de esos médicos que estudia el envejecimiento desde una apuesta científica. Dirige desde el Hospital Ramón y Cajal de Madrid la unidad dedicada a la prevención cardiovascular. “El tratamiento antiaging está diseñado sobre una base que tiene como epicentro el cuidado del endotelio, la capa que tapiza el interior de los vasos sanguíneos, linfáticos y las cavidades cardiacas”, explica a El Confidencial. Después llega el corazón, el cerebro, el aparato locomotor … y ya, por último, la estética. Su receta es muy simple: rejuvenecer las arterias como base de una medicina preventiva moderna. "Que nadie se confunda: con estos tratamientos mejoramos la calidad de vida, pero alargarla depende de los genes de cada persona".
Ya lo advertía el homeópata Cidón Madrigal: “Hay que invertir en prevenir que aparezcan enfermedades”. El motor humano falla cuando le falla lo más básico: llevar un estilo de vida saludable. Si se analiza el perfil de la gente más longeva del mundo, se sabe que ha sido gente que vivía tranquila fuera de las grandes urbes, lejos de la contaminación, no fumaba y bebía agua de manantiales, sin estrés y con una dieta adecuada.
¿Por qué mueren las células? Hay muchas teorías que dicen haber encontrado la respuesta, pero ninguna es fiable. Hay células que no se renuevan nunca, como las neuronas del sistema nervioso o las células musculares del corazón. Por eso cuando falla produce efectos irreversibles. En cambio, otros órganos mutan con el tiempo (la piel, las células de la sangre…). Son los que tras una lesión se reparan sin problema. La teoría más aceptada hoy día es la de los radicales libres. “Los radicales libres son unas sustancias que aparecen con los procesos normales del metabolismo de la célula. Estas sustancias reaccionan rápidamente (oxidan) con cualquier otra sustancia de la célula (proteínas, ADN, membrana) y la destruyen”. A la larga, el organismo no es capaz de eliminar sus radicales libres y va dañándose. Por eso, el doctor Madrigal apuesta “por no oxidar al cuerpo”. Echarle más grasa de la cuenta, depende de nosotros mismos.
¿Se puede luchar contra el envejecimiento y retrasar sus efectos? Los creadores de Sambhala dicen que sí. “Se trata de vivir mucho y lo mejor posible”, cuenta Coral Márquez, directora general del producto nutricéutico más vanguardiasta. El producto es una combinación de principios activos antienvejecimiento concentrada en un complemento alimenticio que, a través de los elementos que lo integran, activa las sirtuinas, “unas enzimas presentes en todas las células de los seres vivos que reparan el ADN dañado y potencian los mecanismos antioxidantes naturales del organismo”.
Sanos por dentro, guapos por fuera
Sus efectos, según los científicos, se ven tanto por fuera como por dentro: alarga la vida celular, retrasa las bases moleculares del envejecimiento, combate las enfermedades asociadas a la oxidación celular, refuerza la barrera natural protectora contra los radicales libres, mejora la hidratación, densidad, firmeza, textura y aspecto de la piel, pelo y uñas. “Es comenzar la casa por los cimientos, no dedicarnos única y exclusivamente en mantener la fachada”, describe Márquez.
No es otro producto milagro porque la Academia Española de Dermatología y la Agencia Federal de la Salud Pública de la Unión Europea han demostrado su eficacia y su seguridad. Con una cápsula al día, "se pueden combatir las enfermedades asociadas a la oxidación celular", añade Saban. Por eso la acogida en el mercado supera con creces las expectativas que se habían marcado. "Nuestra experiencia nos ha demostrado que mejora la actividad física, el rendimiento, la aparición del alzheimer...". Ha dado en el clavo: frenar el envejecimiento, tanto por fuera como por dentro.
"A partir de los 30 años el cuerpo ya empieza a envejecer", advierte Sabán. Aunque la dermocosmética se obsesionó con ofrecer productos para estar más guapos por fuera, el reto más apasionante para la actual es, además de buscar la eterna juventud, evitar la aparición de enfermedades. "Con Sambhala se ha comprobado el retraso de la aparición de enfermedades cerebrovasculares, alzheimer, diabetes, parkinson, demencia, epilepsia, trombosis, enfermedades inmunológicas", enumera Márquez. Con Sambhala, donde el cóctel de juventud está asegurado, parece que de jubilarse, ni se habla.
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