viernes, 22 de febrero de 2008

ABC.es: opinion - firmas - Del Pozo, contra la serpiente

ABC.es: opinion - firmas - Del Pozo, contra la serpiente
A los políticos, en general, les gusta pasarse de cordiales con los periodistas, especialmente cuando les están apuntando las televisiones. Zapatero lo hace con Raúl del Pozo siempre que se lo encuentra en los pasillos del Congreso. Hace unos días, los dos repitieron la escena, aunque con una pequeña novedad. Según parece, al periodista no le había gustado que Zapatero se mostrara tan sobrado al hacer un comentario sobre las elecciones y quiso castigarle recordándole que el voto es secreto y que no pensaba decirle a quién votaría el día 9.
Pero el miércoles, al leer el artículo de mi querido Raúl en «El Mundo», pude ver con claridad cuál va a ser el sentido de su voto. Describe el periodista las humillaciones que está sufriendo la Nación y «hasta qué punto, España sigue pudriéndose en el nicho donde la entierran los nacionalistas, mientras arden las primeras hogueras en los guettos», y los Pujol, Mas, Ibarretxe, Quintana, Carod-Rovira y Roca celebran con champán la pronta independencia de sus kosovos respectivos...
Al leer el hermoso texto de Raúl, ¿no se ha percatado Zapatero de qué es lo que va a votar el periodista? Dicho de otro modo, ¿acaso el presidente no ha caído en la cuenta de que, al escribir este artículo, ya ha votado Del Pozo públicamente por España y que lo ha hecho por la dignidad de la Nación, contra él, contra su política antiespañola, y contra la política del partido socialista?...
El voto de mi querido Raúl ya no es secreto (como no lo es el mío) sino afortunadamente público y, por lo mismo, más eficaz que cualquier acto privado. El privilegio y la servidumbre de los que escribimos es que no tenemos privacidad en este terreno. Votamos a gritos. Raúl del Pozo lo había hecho ya anteriormente, pero ayer dejó claro que entre España y Zapatero ha elegido a aquélla, que la lealtad se ha impuesto a la traición y la bicolor a la serpiente... Ayer la opinión del periodista se sumó «al rumor de la calle».
La serpiente danza y se enrosca en el hacha y trata de seducir como si fuera un cisne blanco y amoroso, cuando realmente es mortal y negra...

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