viernes, 29 de febrero de 2008

Estrella Digital 29/02/2008 - OPINIÓN: González y Aznar, en campaña por Pablo Sebastián

Estrella Digital 29/02/2008 - OPINIÓN: González y Aznar, en campaña por Pablo SebastiánGonzález y Aznar, en campaña


Pablo Sebastián
La campaña electoral está degenerando hacia los malos modales y, justo es decirlo, hacia una mayor agresividad por parte del PSOE, siguiendo, quizás, el mensaje que lanzó Zapatero en la Cuatro de televisión cuando, sin saber que se le estaba oyendo, declaró a Gabilondo que había que dramatizar y subir la tensión. Una tensión que ha sido la norma de la acción opositora del PP en los últimos años y que ahora parece ser liderada por el PSOE, y de manera especial tras el último debate televisado entre Zapatero y Rajoy. Un encuentro en el que los seguidores de Zapatero echaron en falta mayor dureza de su candidato, lo que ha provocado una oleada de ataques contra el PP por parte de los dirigentes del PSOE, como ha ocurrido en el día de ayer, en el que Felipe González llamó “imbécil” a Mariano Rajoy.
La verdad es que la imagen furiosa y gritona de González —a quien algunos dirigentes del PP han calificado de “estadista”, y al que citó Rajoy durante el debate televisado, para argumentar la crisis de la cohesión de España— es bastante lamentable, y nos recuerda sus peores momentos del pasado en los que perdió el poder, en medio de los escándalos de los GAL y la corrupción que fueron confirmados por las condenas de los tribunales. Desde entonces, el ex presidente del Gobierno ha hecho intempestivas, aunque ocasionales, intervenciones públicas —sobre Aznar y Anguita declaró una vez que “son la misma mierda”— que no revelan otra cosa que sus ganas de revancha y su rencor por su mala salida del poder. Y que puede que sirvan para movilizar y divertir a las bases del PSOE, pero no para capturar el voto moderado y de los indecisos.

Llama la atención que suba la agresividad en el PSOE, precisamente ahora que las encuestas anuncian una mayor ventaja de los socialistas sobre los populares de entre 2 y 5 puntos. Cuando lo lógico sería que estuvieran algo más tranquilos si eso fuera así, pero da la impresión de que se temen, al igual que ocurrió en las pasadas elecciones municipales, que las ganó el PP, la existencia de un posible voto oculto a favor de la derecha que sólo saldría a flote en la jornada electoral.

En todo caso, agresividad y optimismo electoral en el PSOE y sonrisas y confianza en el PP, donde Rajoy se declaró ayer ciclista de afición y decidido a ganar el sprint final de la campaña electoral. De momento, lo que sí ha conseguido ganar es la atención de todos gracias a su discurso, o cuento imaginario, en el cierre del debate televisado sobre el futuro que le espera a una niña nacida en este país.

Un truco típico de los asesores de imagen que, al principio, se consideró un error pero que ha tenido una gran trascendencia mediática y provocado las continuas reacciones y chanzas del PSOE, como las de Alfonso Guerra, que reapareció en campaña electoral, después de haber sido silenciado por su propio partido en el gran mitin de Sevilla (en Camas) a pesar de ser el número uno de la lista socialista en la capital andaluza. Guerra volvió a sus viejos chistes y, cómo no, habló de la famosa “niña” de Rajoy, diciendo que vivía en la calle Conferencia Episcopal número 1, y que, de mayor, se llamará Esperancita Aguirre. También González —que nunca actúa con Guerra porque casi no se hablan—, desde Málaga y tras insultar, hizo sus pinitos sobre la niña, a la que llamó “doña Cuaresma”, también en clara referencia a la presidenta madrileña. En todo caso, todos hablan de la niña de Rajoy pero nadie se acuerda de nada de lo que dijo Zapatero en el debate de la televisión.

Los “artistas” invitados en campaña del PP tampoco se quedan cortos, tal y como ayer lo demostró Aznar en Asturias, aunque sin hacer chistes porque eso no es lo suyo, pero sí utilizando sal gruesa en su discurso, como cuando aseguró que Zapatero nunca ha dejado de negociar con ETA, y “tampoco ahora”, con lo que el ex presidente del Gobierno venía a decir que el líder del PSOE sigue manteniendo abierto un canal de diálogo con la banda, algo que según dijo hace unos meses el propio Zapatero, siempre le aconsejó Tony Blair. A Aznar le ha pasado algo parecido a lo de González, aunque más por cuestiones de índole política que penal, dado que dejó el poder de mala manera tras sus errores en la guerra de Iraq y en el atentado del 11-M, y mantiene su propia ración de rencor sobre los dirigentes del PSOE.

En todo caso, de lo que no habla nadie es de cómo piensan afrontar la crisis económica —que el PP exagera y el PSOE niega—, o los nuevos desafíos nacionalistas, o cómo se puede recomponer el consenso antiterrorista y nacional. Tampoco se debate mucho sobre la política exterior, la sanidad, la educación, etc. Se supone que de todo esto Zapatero y Rajoy hablarán en el debate televisivo del próximo lunes, pero a ráfagas, mientras uno a otro se buscan un error, el mentón o un definitivo titular. Pero mientras tanto la famosa y utópica niña del PP es la que da más que hablar. Y los que han ocupado el protagonismo de la campaña han sido González y Aznar.

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