sábado, 23 de febrero de 2008

"Debemos jugar el partido perfecto" · DiarioAs

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Juande y Marcos Álvarez

"Debemos jugar el partido perfecto"

Juande Ramos juega mañana ante el Chelsea la final de la Carling (16:00, La 2). AS fue testigo de una charla prepartido entre el manchego y su preparador físico.

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Juande Ramos

PERSONAJE - A FONDO

Nacimiento: 25/09/1954

Lugar: España

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G. Balagué | 23/02/2008

Juande Ramos: La clave está en tratar el partido como uno más, como otro encuentro más de noventa minutos. Así es como lo hemos hecho en otras finales. Haber estado en situaciones similares te da una experiencia de un valor incalculable y en este sentido sabemos bien que debemos conseguir distraer la atención de los futbolistas.

Marcos Álvarez: No hay que obsesionar a los jugadores con la importancia del partido o con la estrategia de cara a la final o la táctica, o con cualquier otro asunto. Hay que inventarse cosas que les hagan estar fuera del encuentro en los días previos. Eso de que hay que empezarlo antes del pitido inicial es un error. Nosotros hemos hecho un esfuerzo para quitarle importancia a la final y por eso hemos escogido unos entrenamientos que sean divertidos y livianos, con el objetivo de restarle responsabilidad a los futbolistas.

J. R.: La verdad es que hemos tenido la suerte de tener un partido de la Copa de la UEFA unos días antes de la final de la Carling Cup, mira lo que te digo. Jugamos contra el Slavia de Praga el jueves, y por eso no hemos podido preparar los entrenamientos de toda la semana específicamente para el domingo. Pero ya lo hemos comentado: eso es algo que nos va bien para no pensar en el Chelsea.

M. A.: La preparación se viene haciendo camuflada desde el momento en que supimos que habíamos llegado a la final. Se han hecho unas cargas de potencia especiales en las primeras semanas de esa preparación, que podríamos denominar escondida. Hay un trabajo semejante a la halterofilia, y eso crea unas molestias musculares, así que es mejor pasar por ahí cuanto antes. Hay que establecer unas cargas progresivas para que no influyan en las competiciones que se van jugando, al mismo tiempo que nos ponemos a punto para la final.

J. R.: O sea, que hay que prepararlos para que estén lo más fuertes posibles, lo más rápidos posibles y lo más resistentes posibles. Y eso es lo mismo que hará el Chelsea, claro. Por lo demás, tácticamente el trabajo resulta escaso porque, insisto, lo importante en estos momentos, sobre todo, es controlar la ansiedad del futbolista. En dos días no se puede hacer un gran cambio táctico porque al jugador no le da tiempo de asimilar nada. Existen ya mecanismos establecidos y aprendidos, y esos serán los que se aplicarán automáticamente, sin tener que repasarlos.

M. A.: De todos modos tú preparas los partidos principalmente pensando en nosotros, en nuestros propios jugadores y nuestra forma de jugar, ¿no, Juande? No lo haces tanto tomando en cuenta la manera de actuar del rival.

J. R.: En realidad, según el equipo que se encuentre enfrente se adelantan más o menos las líneas, hay más o menos control de juego, pero poco más.

M. A.: Y, en este caso, el Tottenham es un club con peso específico, como lo era el Sevilla. Eso es algo que te obliga a llevar el control del partido de un modo más claro que si fuéramos un equipo más modesto.

J. R.: De todos modos, como decimos, en este caso hay poco tiempo para preparar esta final.

M. A.: El jueves hubo UEFA, el viernes hay recuperación del partido anterior y el sábado un poco de activación pensando en la final. ¿Y la charla, cuándo será?

J. R.: Depende de cómo vea al equipo. Si les veo muy concentrados antes del partido, se buscará el momento adecuado para distraerles, quizá hablemos el mismo día en que juguemos. Si están distraídos, igual hablamos el día de antes para volver a enfocar así la atención.

M. A.: Ahí hay que sacar el termómetro para saber si hay que quitar o poner motivación a los futbolistas.

J. R.: Y no hace falta ver muchos vídeos con un equipo tan conocido como el Chelsea. Es más importante saber si van a jugar Terry o Alex, Lampard o Ballack. El estilo que tiene lo conocemos y por eso las variaciones del contrario vienen a veces dadas solamente por las características del jugador escogido.

M. A.: Su partido anterior, el de Champions, te da algunas pistas: el que no jueguen Terry, Lampard o Anelka contra el Olympiacos te hace pensar en el equipo que el Chelsea puede sacar, en si les han dado descanso a algunos futbolistas, en si no están en forma. Igual esos jugadores no están para jugar dos partidos en una semana.

J. R.: Me sorprendió que se quedaran fuera esos jugadores tan importantes. Me da a mí que se le está dando un valor alto a ganar un título como éste de la Carling, que algunos consideran menor. Pero cuando se llega a la final uno se da cuenta de que no hay títulos menores.

M. A.: El Chelsea es un equipo compacto, muy completo. Empezando por la portería y hasta el último jugador, todos son internacionales que actúan habitualmente con sus selecciones. La espina dorsal es de las que dan miedo, pero nosotros tenemos nuestras armas y sabemos cómo contrarrestar su potencial.

J. R.: Para que el Tottenham tenga posibilidades de ganar esta final tenemos que jugar el partido perfecto. Y en finales es muy importante no encajar el primer gol. Hay que estar atentos en eso. Si un equipo como el Chelsea se pone por delante, es muy complicado después darle la vuelta al marcador.

M. A.: El que se pone por delante en una final sabe que no tiene que romper filas. En ese momento gana en tranquilidad y no le pasa el reloj tan rápidamente como al que va por detrás.

J. R.: Lo que no podemos hacer es estar todo el día corriendo detrás de ellos. No podemos darle el balón al Chelsea y estar a su merced durante mucho tiempo. Cuando ellos tengan el balón sabemos que tenemos que correr, pero cuando lo tengamos nosotros tenemos que hacerles trabajar el máximo a ellos.

M. A.: Sí, es de esa manera. Si les limitamos a nivel físico, posiblemente no puedan atacar con la misma generosidad y vivacidad. Esa será una clave, ¿no?

J. R.: Marcos, ¿quién nos iba a decir hace tres años que íbamos a poder hablar con tanto conocimiento de causa sobre las finales?

M. A.: Algo que hemos aprendido durante este tiempo es que ganar una final se convierte en lo más bonito del mundo, pero que perderla es el palo más grande que te pueden dar. Se sufre mucho. Después de caer, yo he oído decir a futbolistas, "ojalá no hubiera llegado a la final". Eso da una idea de lo que significa ese momento.

J. R.: Fíjate, acabamos de aterrizar y en poco tiempo nos hemos colado en una final. No hay que perderla, por supuesto, pero pase lo que pase podemos decir ya que la respuesta del equipo en esta competición ha dado bastante confianza al entorno, a los propios futbolistas, también a la afición. A partir de este momento y de la progresión que hemos realizado en tan poco tiempo, se puede hacer un planteamiento optimista de cara a la temporada que viene si el club comparte nuestra ambición.

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